En la Cátedra Ellacuría, SJ de la Ibero Puebla se abordaron los impactos psicosociales de la trata de personas en mujeres e infantes y las acciones de contención emprendidas por organizaciones de la sociedad civil.
Los estragos de la trata de personas no solo se quedan en las víctimas, sino también en la sociedad. Sistemas ineficientes, falta de protocolos para la atención y contención de casos y la ausencia del Estado para dar una reparación integral a quienes han caído en las redes de este deshumanizante delito, agravan la problemática.
Ante esto, la sociedad civil organiza ha sido un abrazo cálido en medio del desamparo, pues a pesar de sus recursos y alcances limitados, se estima que los refugios y las casas de acogida para víctimas de trata de personas han duplicado su capacidad durante y después de la pandemia para subsanar la indiferencia y fallas de las autoridades.
Es el caso de la Asociación Nacional contra la Trata Humana en la Sociedad (ANTHUS, A. C.). Su directora jurídico-social, Mitzi Cuadra Urbina, expuso durante la Cátedra Ellacuría, SJ de la Ibero Puebla cómo la resistencia de estas organizaciones ha logrado dar una vida digna a las víctimas de trata, a pesar de las deficiencias estructurales.
Esta asociación se concentra en la prevención, sensibilización y combate a la trata de personas en México a través del desarrollo e implementación de un plan integral orientado a dos ramas descuidadas por los marcos legales y de intervención del país: la prevención y la atención a víctimas.
El descuido es principalmente constituido por una falta sustancial de términos legales para abordar la problemática. La legislación mexicana, si bien menciona alrededor de 26 tipologías de trata de personas, solo reconoce y atiende la trata con fines de explotación sexual mediante la implementación de protocolos deficientes.
“El problema de no nombrar a las víctimas es que, para el sistema de justicia penal, si no eres víctima del delito, entonces no puedes acceder tampoco a una reparación integral”. Para la experta, es un continuum de violencia del que difícilmente se puede salir y, en algunos casos, atrae de vuelta a quienes logran escapar.
No tener acceso a la justicia deja a las víctimas con menos opciones para salir de los círculos de violencia después de la trata. Es en este momento en que las organizaciones civiles tienen una importancia vital para dar refugio, acompañamiento y cuidados que disminuyan la vulnerabilidad de estas personas.
Para poder hacer frente a la problemática, la experta aclara que hay que hacer un combate estratégico que, si bien no puede dar contención a todas las víctimas del país, y difícilmente da fin a la trata en cualquiera de sus modalidades, brinda importantes oportunidades de reinserción y contención.
“Este combate se hace de manera estratégica mediante dos áreas que sostienen, que es la atención y la prevención”. Este par de rubros, aclaró, pueden hacer la diferencia en muchos casos que buscan reinsertarse a la sociedad mientras esperan resultados por la parte legal, y dan un sostén emocional, económico y patrimonial a las víctimas que se sienten despojadas después de salir de la trata.