El número de fallecidos a raíz de las lluvias torrenciales registradas en el sudoeste de Japón asciende a 157, según los últimos datos ofrecidos hoy por el Gobierno, mientras continúan las tareas de búsqueda de los desaparecidos.

Las precipitaciones provocaron inundaciones y deslaves a su paso, especialmente graves en las prefecturas de Hiroshima y Ehime, donde el fenómeno meteorológico ha arrasado miles de viviendas y dejó a varias poblaciones completamente aisladas.

La mayoría de las víctimas mortales son de las prefecturas de Hiroshima, Okayama y Ehime, según los últimos datos ofrecidos en rueda de prensa por el Ministro portavoz del Ejecutivo, Yoshihide Suga; mientras que el número de desaparecidos es de al menos 56.

El Primer Ministro, Shinzo Abe, anunció hoy que visitará la prefectura de Okayama, después de que el lunes canceló su gira a Europa y Oriente Medio, a fin de coordinar personalmente las tareas de asistencia a las víctimas.

«Vamos a evaluar las necesidades de las víctimas y a impulsar una pronta reconstrucción de la zona», dijo Abe tras una reunión de emergencia de su gabinete, en declaraciones recogidas por la agencia japonesa Kyodo.

Unos 75 mil efectivos de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército), la Policía y los bomberos continúan las tareas de rescate, transcurridas más de 72 horas después de que comenzaran las fuertes lluvias, un plazo considerado decisivo para poder encontrar sobrevivientes.

Además, más de 23 mil personas se encuentran en refugios temporales, detalló NHK.

Las precipitaciones causaron desbordamientos de ríos que inundaron poblaciones enteras, donde el agua alcanzó los tres metros de altura en algunos puntos, y provocaron graves daños en edificios, carreteras, puentes y otras infraestructuras.

Unas 51 mil viviendas se quedaron sin luz en seis prefecturas, mientras que más de 260 mil hogares sufrieron cortes de agua en otras 13 durante la tarde del lunes, detalló el Gobierno nipón.

Esta catástrofe se ha convertido en una de las peores y más mortíferas en el país asiático desde las lluvias registradas en 1982, que dejaron cerca de 300 muertos.