La ceniza combinada con cemento, fortalece la consistencia de una construcción

La sustitución de una parte del cemento por ceniza volcánica, en proporciones que pueden variar entre un 15% y un 30%, dependiendo del tipo de cemento utilizado, no solo proporciona resistencia, sino que también incrementa la durabilidad de las estructuras.

Si bien la reciente actividad volcánica ha causado ciertos inconvenientes en la zona, es importante destacar las virtudes que la ceniza volcánica posee en la elaboración de materiales cementantes, como morteros y concretos, fundamentales para la construcción, expresó Daniel Dámazo Juárez, profesor de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP.

Explicó que la ceniza volcánica, compuesta por partículas finamente molidas provenientes del magma, posee características cementantes que se activan al mezclarse con el agua. Al combinarse con cemento Portland o cal hidratada, la ceniza adquiere resistencia y contribuye a la formación de silicatos cálcicos hidratados, elementos que otorgan fortaleza y durabilidad a los materiales de construcción.

Resaltó que esta propiedad es especialmente relevante en México, un país con una amplia extensión de litorales, actividad volcánica, altas temperaturas y zonas tropicales. La adaptación de los materiales de construcción a estas condiciones resulta crucial para garantizar la resistencia y durabilidad de las estructuras en el medio ambiente. Aunque existen normas que establecen los tipos de cemento a utilizar, en muchos casos no se encuentra disponible el cemento deseado, lo que hace necesario emplear materiales alternativos, como la ceniza volcánica.

Dámazo Juárez destacó que la sustitución de una parte del cemento por ceniza volcánica, en proporciones que pueden variar entre un 15% y un 30%, dependiendo del tipo de cemento utilizado, no solo proporciona resistencia, sino que también incrementa la durabilidad de las estructuras. Estudios científicos han demostrado que la combinación de hidróxido de calcio presente en el cemento con la sílice activa de la ceniza reduce el tamaño de los poros, lo que contribuye a una mayor resistencia y longevidad de las construcciones.

Mencionó ejemplos históricos que respaldan la efectividad de este enfoque. Hizo referencia a construcciones del Imperio Romano, como el Coliseo y el Panteón, cuyas edificaciones han perdurado durante siglos debido al uso de cal hidratada y ceniza volcánica como aglomerantes. Asimismo, mencionó su participación en la rehabilitación del Tajín, donde se utilizó cal hidratada y arcilla rica en sílice para obtener resistencia en las estructuras antiguas.

Anunció que se realizarán estudios en los laboratorios de Ingeniería Civil de la UPAEP, utilizando muestras de ceniza volcánica, con el fin de investigar su comportamiento físico y comprobar su eficacia en la durabilidad de los materiales. Estos estudios abarcarán la realización de concretos para conocer mejor su utilidad y usarla en esta época moderna.

Por su parte, Eduardo Ismael Hernández, profesor de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP, manifestó que la durabilidad de las construcciones es un aspecto crucial que debe tenerse en cuenta. Las patologías en las construcciones pueden ser comparadas con enfermedades, y es importante identificar las fuentes principales de estas patologías para garantizar construcciones seguras y duraderas.

Dijo que una de las fuentes de patologías en las construcciones es debido a los defectos de origen, que pueden surgir desde la concepción del proyecto hasta la ejecución. Los errores en el cálculo, el uso inadecuado de materiales y otros factores pueden generar patologías o daños futuros en las edificaciones. Otro tipo de patologías están asociadas a los daños causados por acciones extremas, como sismos, vientos o granizo. Si estas cargas no se consideran adecuadamente en el diseño o en el cálculo estructural de la edificación, pueden generar agrietamientos e incluso colapsos.

Además, el deterioro de los materiales es un factor importante que influye en las patologías y en la durabilidad de las construcciones. La corrosión es una degradación acelerada de las propiedades mecánicas y de resistencia de los materiales. Si no se controla adecuadamente, puede llevar a fallas catastróficas. Un ejemplo de esto es el colapso de un tanque elevado en San Martín Texmelucan debido a la corrosión en el material de acero, reiteró el académico.

En contraste, las construcciones bien hechas tienen el potencial de durar cientos de años, como lo demuestran muchas edificaciones antiguas en nuestro país y en todo el mundo. Es importante aprender de los constructores del pasado y aplicar ese conocimiento para construir edificaciones durables en la actualidad, advirtió Ismael Hernández.

Enfatizó que el mensaje para la industria de la construcción en México y en cualquier lugar es que las construcciones deben ser seguras y tener en cuenta las patologías asociadas con daños, deterioro y defectos. Las patologías en las construcciones son como enfermedades que pueden conducir a vulnerabilidades y daños, e incluso al colapso de las edificaciones. Por lo tanto, es fundamental que la ingeniería civil, la arquitectura y todos los profesionales de la construcción consideren estos aspectos para asegurar construcciones de calidad y seguras.

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