El activista dedicó su vida a defender los derechos humanos y a denunciar la violencia generalizada en Los Altos de Chiapas; en específico, en el municipio de Pantelhoì.
Las Abejas de Acteal continúan exigiendo justicia para Simón Pedro Pérez López, integrante de la organización que fue asesinado el 5 de julio de 2021 y cuyo juicio se ha topado con autoridades inoperantes y procesos que han comenzado a agotar los recursos económicos.
De acuerdo con una relatoría ofrecida por Delia Paulina Pérez López, profesora de campo de la Ibero Puebla y testigo de la lucha de la organización civil, el juicio en contra del presunto asesino, Hugo Rolando “N”, ha estado lleno de irregularidades. Desde el inicio de la audiencia en febrero de 2023, el Poder Judicial de Chiapas, a través de la fiscalía estatal, ha cancelado audiencias y omitido llevar al acusado en más de una ocasión.
Explica la catedrática en una carta enviada desde San Cristóbal de las Casas: “[Esta dinámica] ha representado una clara apuesta, por parte de la Fiscalía, en cansar a los compañeros Abejas debido a que, tanto para ellos como para la familia de Simón Pedro, el juicio ha implicado hacer una serie de traslados a Cintalapa y a Pichucalco; esta última, una localidad a siete horas de distancia”.
La dilación en los procesos de justicia supone complicaciones tanto para la familia de Pérez López como para los testigos del asesinato, quienes podrían abandonar su participación en el juicio por la falta de recursos económicos. Por ello, las exigencias del colectivo también hacen eco de la necesidad de dar con los autores intelectuales del crimen.
Las Abejas han construido alianzas con el equipo jurídico del Centro de Derechos Humanos Fray Bartoloméì de las Casas para exponer todas las pruebas relacionadas con la muerte de Simón Pedro Pérez, desde ruedas de prensa hasta la presentación del informe Bienaventurados los que trabajan por la justicia.
Dicho documento da cuenta del contexto sociopolítico de Chiapas y traza un recorrido histórico por diferentes agresiones sufridas por las comunidades originarias, desde la masacre de Acteal hasta el asesinato de Simón Pedro Pérez. Su apartado final recupera las voces de resistencia y los múltiples efectos que provocan los espirales de violencia que prevalecen en el sur del país.