Un ejercicio responsable de la ciencia jurídica es aquel que contempla a todas las ramas del saber para articular instrumentos y mecanismos garantes de derechos.
La Ibero Puebla cerró la edición Otoño 2021 de la Cátedra Cossío con una disertación ofrecida por el exministro cuyo nombre abandera dicho seminario. Tras una semana de reflexiones y propuestas de acción sobre migración, personas desaparecidas, derechos sociales y educación, el jurista brindó su lectura de estos temas al tiempo que identificó las áreas de incidencia de la abogacía en las dolencias del mundo.
Algunos expertos califican como crisis humanitaria la problemática migratoria presente en la frontera sur de México. Las personas que intentan cruzar hacia nuestro país y transitar el homérico camino a Estados Unidos proceden expulsadas de sus países de origen y se enfrentan a múltiples vulnerabilidades económicas, sociales y de seguridad. La deriva es perpetua.
Este fenómeno no es natural, sino producto de una serie de fallos humanos que conducen a flujos migratorios extensos y peligrosos para las propias personas en movimiento. Para José Ramón Cossío Díaz, la mayor preocupación es la ruptura del principio de universalidad de los derechos humanos: los países receptores privilegian la protección de sus ciudadanos y omiten el bienestar de los visitantes.
Cuando es forzada por la violencia, la inequidad o el deterioro del medioambiente, la migración se convierte en una problemática que debe ser gestionada a través de la aplicación efectiva de los derechos humanos. El ministro en retiro enfatizó que la legislación por sí sola no puede resolver los problemas, sino que debe ser cobijada por trabajos interdisciplinarios.
La concepción del migrante como ser indeseable es un problema estructural. La criminalización social y legislativa de las personas migrantes ha dado pie a la conformación de redes internacionales de trata y explotación sexual, además de profundas articulaciones de corrupción que permiten que amplios flujos de personas consigan transitar por todo el país hasta la frontera norte.
Aunado a ello, la xenofobia no solo construye estereotipos sobre las personas extranjeras, sino que reduce el fenotipo mexicano al del mestizo, lo que ha marginalizado históricamente a la población afromexicana (que ascendió a 2.5 millones en el último censo). “Hay fenómenos en los que se identifica un grupo, se le estereotipa, se le criminaliza y ocurre un fenómeno de psicología social donde parece justificable agredirlo”.
Desaparecidos e invisibles
El proceso de desaparición está rodeado de estigmas. La premisa “andaba en malos pasos” y sus derivados provocan la destrucción de las familias que aísla especialmente a las madres, quienes llevan la voz cantante en los procesos de búsqueda. “Nuestra sociedad ha construido históricamente procesos muy serios de duelo […] El problema es que no hay un cuerpo para el cual desarrollar el rito”.
Las legislaciones en la materia tampoco han logrado estar a la altura. Cossío Díaz lo adjudica a un desentendimiento del Estado ante la proactividad de las familias en la búsqueda de desaparecidos: ellas hacen el trabajo, los gobiernos se despreocupan. Esto ha provocado que la aprobación de leyes específicas como la de Puebla omitan ejes importantes en cuanto a protocolos de búsqueda y protección de las víctimas.
El abogado lamentó que tanto la migración como la desaparición de personas sean temas de poco interés político y de opinión pública. Los partidos políticos, explicó, no han querido asumir la existencia de estos temas. Además, no existe un movimiento político de alcance nacional que, como los feminismos, ponga en el centro de la discusión estas expresiones de la actual crisis humanitaria.
Tarea colaborativa
Los derechos sociales demuestran la importancia de un trabajo interdisciplinar. Cuestiones como el medioambiente, la salud y la educación necesariamente requieren de un diálogo entre la ciencia jurídica y la disciplina en cuestión. “Pensar que porque soy abogado puedo poner en la ley lo que yo quiera es una irresponsabilidad brutal”, recalcó Cossío Díaz.
De acuerdo con la Constitución Mexicana, todos los derechos humanos establecidos en los tratados internacionales son aplicables para los mexicanos. El problema consiste en el empoderamiento de los tribunales para conquistar, frente al poder político, esos derechos. “A los políticos no les gusta que les digan que las personas tienen derechos; les gusta que les hagan caso”.
Es necesario pensar fuera de la convención jurídica y transitar hacia cómo se pueden resolver las problemáticas que han rebasado al Derecho. Dicho proceso fue apreciado por José Ramón Cossío al destacar los esfuerzos para encaminar un proceso de reflexión y acción por parte de las 13 universidades que participaron en su cátedra homónima.