Dar lugar a la vulnerabilidad para crear un mundo mejor. La doctora en pedagogía, Asunción Pié Balaguer, ha dedicado su trayectoria profesional al posicionamiento de este enunciado que llevó al 4o Seminario de Evaluación del Doctorado Interinstitucional en Educación, posgrado que es coordinado por las universidades Ibero Puebla, León, Ciudad de México y el ITESO de Guadalajara.
Lilia Vélez Iglesias, directora general académica de la Universidad Jesuita en Puebla, extendió una cálida bienvenida a quienes hicieron posible el evento, y reiteró el compromiso que tienen las universidades confiadas a la Compañía de Jesús para transformar la realidad a través de la reconstrucción del mundo.
“Estamos convencidas y convencidos de que hoy más que nunca es pertinente investigar sobre las temáticas vinculadas con los procesos educativos, para producir conocimientos científicos que impulsen la toma de decisiones al interior de las instituciones educativas y el desarrollo de nuevas herramientas frente a este entorno complejo al que nos estamos enfrentando” dijo la directora.
Esta labor fue celebrada y confirmada por Ana Lidya Flores Marín, directora del Departamento de Humanidades de la Institución anfitriona, quien además de agradecer el esfuerzo del claustro de educación por fomentar nuevas formas de acercarse a la realidad, remarcó la importancia de impulsar el estudio y avance de la educación en la vida.
Los coordinadores de este Doctorado, Luis Medina de Ibero Ciudad de México, Dr. Juan Carlos Islas de la ITESO Guadalajara y el Dr. Guillermo Tapia de IBERO León, se dieron cita para presenciar la conferencia magistral.
Aceptar la vulnerabilidad aceptando al otro
Con un enfoque en epistemología feminista, Asunción Pié Balaguer desarrolla su práctica investigativa en un contexto en el que ha tenido que denunciar violencias ante cuerpos que se consideran distintos al resto. “Cuerpos anormales”, dice, esos que no van conforme a la norma.
Este posicionamiento le ha permitido acercarse a la diferencia, y específicamente a la discapacidad, desde una visión más humana y respetuosa que se cuestiona constantemente: ¿Qué otros modos de acercarse a las personas que viven en la disidencia existen, existían y podrían existir? Esta pregunta detonante pone en tela de juicio a la academia y a la sociedad.
Históricamente, las personas con cuerpos diferentes han desarrollado a su alrededor una especie de fascinación morbosa de la que deriva la categoría de monstruosidad. Este concepto sigue vigente cuando se habla de personas con discapacidad, lo que ha desarrollado una paradoja de no querer mirar, pero no poder dejar de mirar.
Para evitar esa fijación, que suele ser hiriente y sentencia, Pié Balaguer encuentra una solución en ver más allá del campo de la razón, lo que se consigue a través de nombrarse desde lo encarnado. Esto brinda un acercamiento más humano y consciente desde la otredad, y rompe con la idea de un sujeto abstracto que investiga y que deja fuera su historia de vida y las cosas que le atraviesan.
Concluyó la catedrática: “Miramos, y en el fondo siempre opera el fantasma de ‘esa de ahí podría ser yo’, y es algo inaceptable, intolerable e inasumible. Ante eso, hay algo del orden social que tenemos que cambiar para dar un lugar a la vulnerabilidad, al cuerpo, a la condición humana per se, que, de alguna manera, nos permita construir un mundo más humano para todos, no solo para algunos cuantos”.