A través del uso de tecnologías computacionales y el análisis de datos se pueden generar nuevas políticas públicas que se adapten a las necesidades del país.
La tecnología se ha vuelto una necesidad en el día a día gracias a su amplia variedad de aplicaciones y funcionalidades. Si bien su uso cotidiano se inclina más a la inmediatez y el entretenimiento, el gremio académico le ha sacado provecho para encontrar soluciones a problemas complejos que transformen la realidad para bien.
Un claro ejemplo de esto es lo propuesto en el libro El paradigma de la complejidad social: una alternativa para entender las sociedades y sus economías, del Dr. Gonzalo Castañeda Ramos, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
En este texto, que fue presentado en la Ibero Puebla, el catedrático une las tecnologías computacionales para analizar y complejizar datos de la realidad social mexicana con la ciencia de redes y las metodologías que se proponen desde el paradigma de la complejidad social.
Además, el enfoque económico que tiene este libro cuestiona directamente los esquemas propuestos desde la economía neoclásica, que, a decir del autor, “son premisas poco realistas, con pocos datos que son limitados”.
Lo anterior convierte este libro en una herramienta innovadora capaz de explorar otras alternativas flexibles y prometedoras para la modelación de nuevos sistemas económicos y para aportar a la construcción de políticas públicas, algo primordial para el autor.
Esto se logra a través de herramientas flexibles —en este caso, el autor refiere a una computadora—, metáforas transdisciplinarias —lo que implica un nivel de autoorganización—, microdatos, datos masivos y experimentos situados en la realidad.
Así, el autor propone dos rutas metodológicas para llegar a la construcción de políticas públicas. En la primera propuesta se debe comenzar con el reconocimiento de aquellas ideologías o eventos que se quieran intervenir. Ante esto, el especialista propone realizar premisas y principios.
Las premisas son creadas para entender cómo opera el mundo y, por tanto, deben reconocerse de manera realista y científica. Los principios, por otra parte, son el cómo debería ser, y es en este punto en el que Gonzalo Castañeda invita al replanteamiento de la realidad haciendo uso de las tecnologías disponibles.
De esta manera se llega lo que el autor llama prescripciones incontrovertidas, es decir, el qué debería hacerse ante la situación que se quiere transformar. En la segunda propuesta, se da un enfoque inclinado al uso de los paradigmas del conocimiento.
Una vez que se reconocen dichas epistemologías, la ruta sugerida es la construcción de postulados a partir de realidades imaginadas, pues de esta forma se pueden proponer alternativas positivas que tengan impactos genuinos una vez que se materialicen a través del siguiente paso, que es la creación de mecanismos casuales.
Este segundo proceso finaliza con el desarrollo de prescripciones sujetas a la validación. En esta metodología es necesaria la comprobación de lo planteado, pues los resultados pueden llegar a ser suposiciones que, si no se prueba su viabilidad, pueden caer en esquemas neoclásicos poco realistas.