El manejo de la política exterior nacional en este gobierno se ha distinguido por el fracaso, la incompetencia y una terrible complicidad con los peores tiranos de la región. A tres años de esta administración es evidente la incapacidad del Poder Ejecutivo de conducir responsablemente la representación de México en el exterior.
El actual presidente de México tiene entre sus prioridades relacionarse y pactar alianzas con los peores autócratas del continente, tal es el caso de Cuba y Venezuela. En septiembre de este año recibió al líder del régimen castrista, Miguel Díaz-Canel durante las fiestas patrias e hizo de una fiesta nacional un evento para lucrar con el prestigio y orgullo nacional. Asimismo, se rehusó a condenar las elecciones fraudulentas de Daniel Ortega en Nicaragua, que encarceló a toda la oposición, al mismo tiempo que recibe con alfombra roja al dictador Nicolás Maduro a pesar del consenso regional sobre los terribles crímenes que ha cometido y la falta de legitimidad de su gobierno por los procesos electorales fraudulentos.
La Secretaria de Asuntos Internacionales de la principal fuerza de oposición en México, Mariana Gómez del Campo, detalló que “el uso de la diplomacia mexicana por López Obrador para beneficio personal demuestra que no está a la altura de un Jefe de Estado y que es incapaz de representar a nuestro país a nivel internacional.”
En América del Norte, la cumbre y la relación trilateral con Estados Unidos y Canadá está repleta de discursos vacíos y promesas huecas de cooperación económica, al mismo tiempo que insiste en promover reformas que atentan contra las inversiones y los acuerdos comerciales con ambos países. Peor aún, utiliza la migración y la vulnerabilidad de las personas que transitan por nuestro territorio como moneda de cambio en las negociaciones con nuestros vecinos regionales sin ninguna consideración por los derechos humanos ni el tráfico de personas.
La ausencia de una estrategia contundente, clara, acompañada de un plan de trabajo que le permita a México cumplir con sus obligaciones en contra del cambio climático durante la 26 Conferencia de las Partes (COP26) fue deplorable. Esta actuación, nos dejó con un gran desprestigio internacional al no comprometerse con el combate al cambio climático y condenar así a las futuras generaciones a catástrofes y precariedad.
“Acción Nacional se mantiene firme en su llamado a replantear la política exterior mexicana hacia el respeto por la democracia, los organismos internacionales y la cooperación con los países del mundo, siempre en resguardo y defensa de las libertades y el bienestar de los mexicanos. Es condenable la instrumentalización de la gran labor diplomática de la Cancillería mexicana como herramienta de promoción personal e interés político, a fin de promover una ideología en vez de estar al servicio de la nación”, señaló la también Diputada Federal.