El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, apeló hoy en Lima en la VIII Cumbre de las Américas a los progresos logrados en la relación con Estados Unidos durante el deshielo iniciado en 2014, pero advirtió de que la isla no cederá ante ese país «ni un milímetro» de sus principios.
Rodríguez, que encabeza la delegación cubana en el foro continental, subrayó en un encendido discurso que Cuba «no aceptará amenazas ni chantaje del Gobierno de Estados Unidos» y aunque «no desea la confrontación», tampoco «negociará nada de sus asuntos internos ni cederá un milímetro de sus principios».
Esta es la segunda vez que Cuba, suspendida por décadas de la Organización de Estados Americanos (OEA), participa en una Cumbre de la de las Américas, después de que el presidente Raúl Castro debutara en la anterior edición del foro, celebrada en Panamá en 2015, pocos meses después del anuncio del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos.
La asistencia a Lima de Castro, que deja la Presidencia de Cuba la semana que viene tras cumplir dos mandatos, estuvo en duda hasta el último minuto, y finalmente no se produjo, en un momento de renovada tensión en la relación con Estados Unidos, cuyo mandatario, Donald Trump, tampoco ha acudido al foro continental.
El canciller Rodríguez señaló que los progresos alcanzados en los últimos años con una relación bilateral basada en «la igualdad soberana y el respeto mutuo que ahora se revierten mostraron resultados» y dejaron patente que esa relación «es posible y beneficiosa para ambos países y para todos en el hemisferio».
Denunció que tras la llegada a la Casa Blanca de Trump, contrario al acercamiento con la isla iniciado durante la administración de Barack Obama, se ha endurecido el embargo que Estados Unidos, la «política genocida, obsoleta y fracasada» sobre el país caribeño que «provoca privaciones a los cubanos y viola los derechos humanos».
Pero crece también el aislamiento del Gobierno de Estados Unidos en todo el mundo, en la propia población estadunidense (…), mientras aumenta la repulsa internacional a la ocupación de la base naval de Guantánamo», lamentó
Rodríguez también sostuvo que «sufre total descrédito» el «pretexto para reducir el personal de las embajadas y afectar el derecho a viajar de cubanos y estadunidenses».
El canciller se refería así a los misteriosos problemas de salud sufridos por diplomáticos estadunidenses en Cuba, cuyo origen aún se investiga y que provocó que Washington evacuara a la mayor parte de su personal en La Habana, lo que dejó su embajada funcionando bajo mínimos y sin poder emitir visados.
Sobre el próximo 19 de abril, cuando se constituirá la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) que elegirá al próximo presidente de la isla -que por primera vez en seis décadas no llevará el apellido Castro-, recordó que los cubanos también conmemorarán «firmes, seguros y optimistas» la fallida invasión de bahía de Cochinos (Playa Girón) impulsada por Estados Unidos en ese mismo día de 1961.
Además, el jefe de la diplomacia cubana deploró la exclusión del presidente venezolano, Nicolas Maduro, de la cumbre limeña, lo que calificó de «afrenta a todos los pueblos de América y retroceso histórico impuesto por» Estados Unidos.
Como la voz de Venezuela estamos aquí para defender su libre determinación», dijo Rodríguez, quien deseó a ese país, principal aliado de Cuba en la región, éxitos en las elecciones presidenciales de mayo, unos comicios cuya legitimidad cuestiona la mayoría de los países americanos.
Denunció que la OEA y su secretario general, Luis Almagro, son «meros instrumentos de Estados Unidos» con el objetivo de «restablecer la dominación imperialista, destruir la soberanías nacionales con intervenciones no convencionales, derribar gobiernos y restaurar a escala continental el neoliberalismo salvaje».
Para ello «se usa la lucha contra la corrupción como arma política», prosiguió el canciller, quien a continuación demandó la libertad del expresidente brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva, que ingresó este mes en prisión para cumplir una condena de 12 años por corrupción.
Hoy existe el peligro del retorno al uso de la fuerza, la imposición indiscriminada de medidas coercitivas unilaterales e incluso de golpes militares cruentos», alertó.
Deploró que la región «sigue siendo saqueada, intervenida y vilipendiada por el imperialismo norteamericano».
Criticó asimismo la prevalencia de la corrupción «entre gobiernos y políticos conservadores», la manipulación social a partir de los monopolios privados de los medios de comunicación y las plataformas tecnológicas y las campañas electorales sin límites éticos.
Se promueve el odio, la división, el racismo, la calumnia, la xenofobia y la mentira», espetó.
Alertó de que «proliferan las tendencias neofascistas» y se prometen muros y deportaciones masivas».
Según el canciller, «aumentan las violaciones masivas flagrantes de los derechos (…) de cientos de millones de seres humanos que no hablan ni asisten a estas cumbres».
Frente a ello, apeló a la integración regional y el desarrollo de la unidad dentro de la diversidad que condujo a la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y defendió que América puede «contribuir al equilibrio del mundo, pero es la región con la más desigual distribución de la riqueza».
Fuente: Excelsior
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