Al concluir el primer módulo virtual del Seminario Internacional Agroecosistemas: alimento, biodiversidad y resiliencia, académicos y especialistas en la materia compartieron la importancia de aprovechar y enriquecer los sistemas tradicionales de siembra para revertir el daño generado por los actuales métodos que han limitado la producción de la tierra con monocultivos, en perjuicio del equilibrio natural de diversos ecosistemas y de la salud del ser humano.
Al hablar sobre los aportes de la milpa mesoamericana en el contexto de la transformación de la cultura alimentaria, Daniel Zizumbo-Villarreal, académico de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García, destacó el valor de este método de cultivo, ya que el ser humano logró aportar un perfil completo de nutrientes a su dieta y permitió el desarrollo y aprovechamiento de más de 100 especies domesticadas y silvestres asociadas a un pasaje culinario.
Por lo mismo, además de ayudar al cuidado de los ecosistemas del entorno, el control de plagas sin uso de químicos, la presencia sana de fauna silvestre, la reducción de la erosión y el enriquecimiento de la biodiversidad, la milpa es una fuente efectiva de alimentos sanos que pueden ayudar a hacer frente a las necesidades modernas donde el desequilibrio en la comida ha generado problemas de salud.
Por su parte, el académico ecuatoriano Jaime Beilh expuso su experiencia en la promoción de la salud desde el manejo de agroecosistemas en el Programa Andino Ecosustentable. Destacó que el reto es recuperar el verdadero sentido de la agricultura del “bien vivir” y que no es otra cosa que la producción de fertilidad para la vida y reproducción del sujeto social.
Insistió en que para revertir el daño generado por los sistemas de monocultivo, que han favorecido el deterioro de la tierra y la pérdida de fertilidad y biodiversidad, es indispensable recurrir a los cuatro principios de vida o 4S (sustentabilidad, soberanía, solidaridad y seguridad de vida), y evitar reducir la agricultura a tecnicismos agrosistémicos, ya que ello desconecta el papel social de la agricultura como medio para garantizar su subsistencia.
De ahí la importancia de impulsar estrategias como las implementadas en Cuba, donde las fincas se han convertido en un sistema de producción resiliente que, más allá de la esencia productiva o ambiental, considera al ser humano y su continuación como lo fundamental, reveló Fernando Rafael Funes Monzote, ingeniero agrónomo e investigador cubano, al exponer el ejemplo de la Finca Martha.
Explicó que no se trata de un proceso unidireccional sino socioecológico, que requiere una perspectiva más amplia de su vínculo con los recursos naturales, el entorno en el cual se encuentra, el sistema, el aprendizaje, la experiencia cultural, la necesidad de crear oportunidades económicas, entre otros.
Al compartir su experiencia en la Finca del Medio, en Cuba, Leidy Casimiro Rodríguez destacó que la estrategia de estos sistemas ha consistido en la construcción de resiliencia socioecológica, que no es otra cosa que la aplicación de cambios adaptativos e intercambio de conocimientos y experiencias para mantener una producción agrícola en armonía con la cultura social.
Para ello, las estrategias agroecológicas han resultado ser una herramienta de gran eficiencia, ya que han ayudado a restablecer la diversidad biológica de los campos, mediante la combinación de cultivos e interacción con fauna benéfica y el cuidado del entorno natural.
La primera parte del Seminario Internacional Agroecosistemas: alimento, biodiversidad y resiliencia. Bases científicas y principios técnicos para su diseño y funcionamiento se desarrolló del 4 de agosto al 30 de septiembre. La segunda tendrá lugar los días 1, 6 y 7 de octubre en un horario de 17:00 a 19:00 horas, en el marco del Congreso Internacional Agronómico que organiza la Universidad Autónoma de Chapingo. Las transmisiones se podrán seguir a través de facebook.com/Semarnatmx/live