La creciente aparición de cepas resistentes a múltiples fármacos, junto con el mínimo número de nuevos antibióticos que están en desarrollo, se ha convertido en una colosal amenaza de salubridad, afirmó Ada Yonath, Premio Nobel de Química 2009.
Al dictar este martes la conferencia «Antibióticos de nueva generación con reducida resistencia para especies específicas y ecológicamente amigables», en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, la especialista abundó en los mecanismos moleculares y la acción de los antibióticos sobre bacterias patógenas, así como en el grave problema de la resistencia.
«La resistencia a los antibióticos es un proceso básico para la supervivencia de varios microorganismos, independientemente de su exposición a los modernos tratamientos clínicos o de nutrición», expuso.
Yonath (Jerusalén, 1939), cuyos trabajos en cristalografía para determinar la estructura tridimensional y funcionamiento de los ribosomas le valieron el Nobel, señaló que las bacterias han desarrollado una amplia capacidad para combatir toxinas, incluyendo los antibióticos, y que prevenir la resistencia a los fármacos podría ser más difícil de lo que los científicos habían considerado originalmente.
«El Banco Mundial ha estimado que arriba del 3.8 por ciento de la economía global se perderá para 2050 debido a la resistencia a los antibióticos», apuntó la directora del Biomolecular Structure Center en el Instituto Weizmann, en Israel.
De acuerdo con Yonath, esto podría llevarnos de regreso a la época previa a los antibióticos, cuando enfermedades causadas por parásitos o por infecciones -desde heridas simples hasta neumonía o tuberculosis- eran casi intratables y resultaban en muertes frecuentes, o a lo que la OMS ha llamado «era post antibiótica».
Ante tal panorama, Yonath lamentó que son pocos los nuevos antibióticos en desarrollo, pues las grandes farmacéuticas no tienen intención de crearlos debido a la alta diferencia entre el costo al público y la gran inversión necesaria para su creación.
«Esperamos que las farmacéuticas consideren los aspectos humanos y no sólo las ganancias», subrayó.
La especialista consideró que combatir la resistencia a los antibióticos es poco probable, ya que las bacterias «quieren vivir» y, en términos de supervivencia, son mucho más ingeniosas que nosotros.
Sin embargo, la investigadora compartió que, a partir de un modelo de antibióticos para especies específicas, es posible crear antibióticos más potentes, selectivos y precisos, que no sean agresivos con el microbioma humano y que, además, sean biodegradables, pues al ser compuestos no digestibles y tóxicos, suelen penetrar en los sistemas de irrigación de cultivos, propagando la resistencia mediante el posterior consumo.
«Nuestra estructura basada en especies específicas apunta a minimizar la propagación de la resistencia, de la destrucción del microbioma y el riesgo ambiental», puntualizó.
Aunque fue a partir de la cristalografía que la especialista cimentó sus investigaciones, los largos procesos de este campo le han hecho migrar al uso de la criomicroscopía electrónica en 3D, que permite determinar estructural ribosomales en alta definición en menor tiempo.
De este modo, Yonath apuesta a que la investigación logrará fomentar el desarrollo de antibióticos que bloqueen la biosíntesis de proteínas en potenciales nuevas partes específicas de las bacterias, lo cual reduciría las oportunidades de que se genere resistencia, y mejoraría el comportamiento clínico de los antibióticos actuales.
Con información de Reforma