El papa Francisco advirtió hoy a los jóvenes del riesgo del populismo, de las sociedades herméticas y del uso abusivo de internet, durante una audiencia celebrada con motivo del Sínodo de Obispos y en la que escuchó sus testimonios.
Al acto en el Aula Pablo VI, en el que no faltó la música y los bailes, asistieron unos 7 mil jóvenes y algunos de ellos narraron sus experiencias de vida ante el Papa y los miembros del sínodo, que versa sobre la juventud y concluirá el próximo 28 de octubre.
Entre los testimonios que pudieron escucharse estuvo el de un chico milanés que estuvo en la cárcel, otra que tuvo problemas con las páginas de contactos, otro que sufrió el acoso escolar y el de un muchacho que reconoció haber sido adicto a la pornografía.
Por último dirigieron desde el escenario una serie de preguntas al pontífice, que les escuchaba en la platea del aula, y este se limitó a darles un consejo:
Hagan ustedes su camino, sean jóvenes en marcha, que miran al horizonte y no al espejo».
El pontífice argentino, improvisando su mensaje, advirtió de que «los chicos y chicas que se quedan en el sofá acaban jubilándose a los veinticuatro años», algo que, en su opinión, «es feo».
Francisco meditó sobre la importancia de vivir con coherencia y reconoció que comprende el sentimiento de los jóvenes cuando la Iglesia se muestra incoherente, cuando «lee las Bienaventuranzas y luego cae en un clericalismo más principesco y escandaloso».
Así, consciente de los hábitos derivados del avance de las nuevas tecnologías, el Papa consideró que «la interconexión digital por el momento es segura y rápida» pero recomendó no acostumbrarse a ella.
Si la vida es eso, terminarás con una familia en la mesa, en el almuerzo o la cena, cada uno con su teléfono hablando con otras personas o entre ellos y sin una relación concreta o real», lamentó.
Francisco también opinó que «el populismo no tiene nada que ver con lo popular», suscitando el aplauso de los congregados, sino que significa más bien lo contrario, «la cerrazón sobre un modelo».
Lo popular es la cultura del pueblo expresada en el arte, en la cultura, la ciencia o las fiestas. El populismo es lo contrario (…) ‘Estamos cerrados, somos nosotros solos’. Cuando permaneces cerrado no se puede seguir adelante. Estén atentos», instó.
Preguntado por una muchacha sobre cómo sería posible vencer esa mentalidad que apunta al extranjero y al inmigrante como el enemigo, el Papa apostó por «el abrazo, la acogida, el diálogo y el amor, una palabra que abre todas las puertas».
El pontífice se despidió con un consejo ya frecuente en sus discursos, «hablen con los ancianos», acogido por los jóvenes con un sonoro aplauso.
Actualizar a la Iglesia
Mientras, el trabajo del Sínodo sigue con el objetivo de ahondar en las vivencias y las problemáticas que afectan a las nuevas generaciones para orientar así a la Iglesia.
Las sesiones, que cuentan con un grupo de jóvenes, se sucederán día a día hasta el próximo 28 de octubre y en los últimos debates ha salido a relucir el tema de los jóvenes inmigrantes africanos, tal y como explicó hoy el arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga.
El cardenal de República Centroafricana denunció en una rueda de prensa que, a menudo, estas personas «son rechazadas como bestias» a su llegada a Europa o aceptados «solo si sirven para algo».
Entre el grupo de jóvenes que estos días dan su testimonio a los conocidos como «padres sinodales» está el argentino Mariano Germán García, de 37 años y que ha acudido a Roma para llevar el testimonio de los muchachos marginados de Buenos Aires.
Opera en la pastoral juvenil de la Conferencia Episcopal de su país y uno de sus objetivos en las sesiones será poner el acento en el «flagelo de la droga, las adicciones, el riesgo de caer en el suicidio», que en algunos puntos de su país «está arrasando».
En definitiva hablará de la pobreza material de su generación pero también de «la vulnerabilidad social en la que los chicos caen, adicciones, bullying (acoso escolar) y la discriminación».
Germán García defendió que los ejemplos de los jóvenes está verdaderamente representada ante el Sínodo pues, aunque quienes participan son católicos, llevan consigo «la voz de aquellos que están en otros espacios políticos y sociales».
Y, además, reivindicó que en la reunión previa al Sínodo se invitó a muchachos protestantes, agnósticos y ateos y, en el cuestionario habilitado en internet para prepararlo «contestaron muchos jóvenes» que no pertenecen a estructuras pastorales.
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