Ciudad de México, 22 Jun (Quién).- “Lo que a mí me marcó fueron las historias, conocer de viva voz familias que perdieron sus casa, huir en el este de Ucrania”, cuenta el actor mexicano Alfonso Herrera sobre su reciente visita a Ucrania a las zonas afectadas por la invasión rusa, en su calidad de embajador de buena voluntad de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Antes de viajar, el actor tuvo que comprar un seguro de vida donde se especifican montos económicos variables para cada situación de peligro, entre ellas la pérdida de la vida. Esto, explica, establece un parámetro de la situación que les esperaba. “Siempre está la idea del peligro que te puede caer un misil o un drone”. Ante todas las situaciones que pueden anticiparse en un contexto de guerra, al actor le marcaron las historias. “Conocer de viva voz a familias que perdieron sus casas, huir en el este de Ucrania”, de forma particular, el relato de Margarita y su hijo Pablo. Salieron con lo que pudieron, con la ropa que tenían puesta y tomaron el primer tren que pudieron. –Le pregunté qué es lo que le daba más esperanza y fuerza. Me respondió que era su hijo. Poncho nunca se imaginó vivir una experiencia como está. Tampoco tenía claro a lo que se enfrentaría en este recorrido. “Sabía que había ese tipo de historias pero una vez que las confrontas te cmbran”, recuerda.
Alfonso Herrera pensó en sus hijos en medio de la guerra Cuando llegaron – Icunacury Acosta , su representante de medios, le acompañó en este viaje- les entregaron un teléfono del que no se podían apartar, que emitía una alarma ante un ataque. Señal necesaria para trasladarse a un búnker o, en su defecto, buscar un espacio con dos paredes, una para contención y otra para el resguardo. Alfonso recuerda que esa alarma se activó en dos ocasiones. La primera de ellas estaban saliendo de Kiev y la segunda ocasión se encontraban en Uzhhorod en el este de Ucrania, unos aviones rusos habían despegado. Se trasladaron a un búnker que estaba lleno de niños de entre 7 y 8 años , había maestras intentando darles algo de normalidad. “Pensé en mis hijos, veía niños de 6 años y mis hijos tienen 6 y 3 años. Ver niños de esas edades que están viviendo esa situación te sensibiliza aún más. Alfonso fue nombrado embajador de buena voluntad por parte de la Agencia de la ONU para los Refugiados. Él colabora en temas que tienen que ver con el continente Americano; justo antes del estallido de la pandemia, tenía planeado viajar a Brasil para conocer la situación de las personas que se desplazan desde Venezuela. Ante la situación de emergencia en Ucrania, el foco y apoyo que requirió ACNUR, se trasladaron a este conflicto.
Alfonso Herrera, la tarea de visibilizar la crisis de refugiados “Es muy duro, es desgarrador. La guerra rompe familias, la guerra rompe edificios, la guerra rompe todo; mentes, cuerpos. Ser testigo de la destrucción te marca. Nunca voy a olvidar esto”, asegura enfático. En sus palabras, la labor que realizó como Embajador de buena Voluntad de la Agencia de ONU para los Refugiados en su viaje a Ucrania, se concentró en dar visibilidad, mostrar empatía y tener escucha. “Siempre hay que ser respetuosos, estás hablando de la vulnerabilidad de una persona. Con eso no se juega”. El siguiente relato de Alfonso, parece desprendido de las imágenes que se han publicado en los libros de historia sobre las guerras del pasado. Estaban al norte de Kiev, y ese día habían caído bombas. De frente a un edificio que parecía haberse partido a la mitad. “Veías la mesa, la vajilla y todo estaba aún puesto en su lugar. Preguntamos a qué hora había sido el ataque. Fueron a las 7:30 de la mañana. Entonces las personas aún estaban ahí y probablemente no la libraron”. Anécdotas como esa, afirma, le dieron “perspectiva sobre cuáles son los verdaderos problemas”. Su siguiente paso es retomar el viaje a Brasil y evaluar qué otras situaciones de refugiados se pueden visibilizar.