Alumnas de Ibero Puebla se unen a intervención “Un violador en tu camino”

Las bondades de la espontaneidad se centran en la autenticidad de las acciones. Sin vacilar y con poco más de 24 horas entre la planeación y ejecución, cerca de 150 mujeres realizaron réplica de la intervención “Un violador en tu camino”, el cual tuvo su génesis en el colectivo Las Tesis de Chile y se ha convertido en el símbolo de la lucha feminista en el ocaso de esta década.

En su mayoría estudiantes, las participantes fueron llegando de a poco a la cita en el Ágora de la Ibero Puebla, espacio de ocio predilecto por el alumnado. Media hora de ensayo y poco más. Las organizadoras instruyeron a sus compañeras en coreografía y ligeros ajustes a la letanía.

Durante las horas finales del semestre, las universitarias acudieron al examen más importante: ese que pone a prueba su formación humana y las convoca a atender el llamado a la acción. Adoptando su posición performativa, invitaron a las más tímidas o desinformadas del evento a unirse a la causa. “Mujer consciente se une al contingente”, gritaron efusivas.

Comenzó la intervención. El compás lo marcaron centenares de pies contra el césped, un pandero y el sonido percusivo de un bolígrafo contra una botella de metal. Ante el llamado, las últimas integrantes del colectivo emergente corrieron desde los pasillos para unirse al canto.

El verso más icónico retumbó cuatro veces seguidas: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”. En unos cuantos segundos, las protestantes sintetizan décadas de lucha feminista en un himno que ha surcado paralelos y meridianos para llegar hasta las gargantas de las mujeres mexicanas. “El violador eres tú”, acusan mientras, cada una, evoca mentalmente a su respectivo agresor.

Terminó la interpretación y el vitoreo convocó a un nuevo punto de reunión: el recién develado mural “Memoria, verdad y justicia para todas”. Allí, arrancó nuevamente la intervención. La arquitectura permitió que el canto se percibiera más poderoso, pero también más íntimo.

Unas cuantas consignas más y todo estaba listo para irse a casa. Las organizadoras agradecieron la disposición, aunque pronto se vieron impulsadas por el fervor para continuar la manifestación. Así lo hicieron, dando un recorrido por todo el campus entonando frases que diagnostican el presente continental. Que la Ibero Puebla sea toda feminista.

Al volver al punto de reunión, se conformó un círculo en el que el vitoreo y los cánticos continuaron, yuxtapuestos por la energía que, desde el arranque, solo iba in crescendo. Algunas se encontraron con amigas entre pasillos y las invitaron a unirse; otras, ajenas a los gritos de protesta, marchaban con igual convicción. Los hombres, aunque pocos, observaban con respeto: esta no es su lucha.

Nadie quería abandonar la atmósfera catártica con tintes revolucionarios. Al final, se optó por concentrar los esfuerzos con el puño en alto, los pañuelos verdes al cielo, y el silencio solemne en honor de las que ya no están, de las que vendrán y, por supuesto, de las que luchan, día a día, por no faltar. Un último abrazo grupal y a descansar: la lucha apenas comienza.

diciembre 3, 2019 - 8:00 pm

Por: Staff

Educación

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