La diputada de la Ciudad de México señaló la importancia de nombrar los aspectos actuales que dificultan el acceso a una vida libre y plena para las mujeres.
La Ciudad de México ha marcado la pauta a nivel legislativo para que, en el resto del país, se tuvieran avances significativos en materia de erradicación de la violencia de género y la garantía de acceso a la justicia para todas las mujeres, niñas y adolescentes. Algunas iniciativas importantes han sido la ley Olimpia, la implementación de una base de datos de agresores sexuales o las declaratorias de Alerta de Violencia de Género.
Sin embargo, las iniciativas no serán suficientes si no existe un cambio cultural y social. Así lo explicó la diputada y presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Congreso de la Ciudad de México, Ana Francis Mor, quien sostuvo un diálogo con integrantes de la Ibero Puebla en el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia de Género.
En su conferencia titulada Avances legislativos en materia de prevención de violencia de género y acceso a la justicia para las mujeres, la diputada hizo un recorrido por los diferentes logros obtenidos por el poder legislativo de la capital, de los cuales la mayoría han sido conquistados por mujeres.
“El poder político se ha concebido de una forma muy patriarcal y masculinizada. Cuando llegamos las mujeres a los espacios de poder, justamente vamos disputando otras formas y otras lógicas”; dichas formas, explicó la diputada Ana Francis, se enfocan en esas violencias que llegan a omitirse o normalizarse en la cotidianidad.
Aspectos como el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia o la importancia de las labores no remuneradas —como el trabajo de cuidados o los quehaceres domésticos— han comenzado a posicionarse en las agendas políticas gracias al trabajo de diputadas y activistas.
Ana Francis comentó que las leyes comienzan a nombrar aquellas cosas, personas y situaciones que usualmente se obviaban u omitían en los marcos constitucionales mexicanos. Esto permite que todas las personas, sin importar su condición, tengan acceso a sus derechos por igual.
Sin embargo, la diputada hizo énfasis en que la sociedad y el poder político deben actuar de manera proactiva ante las injusticias y la ausencia de leyes que incluyan a todas y todos. “Falta mucho todavía en el cambio cultural, pero no olvidamos el enorme avance que ha sido nombrar”.