Una nueva investigación ha demostrado que los resultados de los análisis de sangre que los médicos de cabecera realizan de forma rutinaria en todas partes contienen una huella digital oculta que puede identificar a las personas que desarrollan silenciosamente una cirrosis hepática potencialmente mortal, según publican sus autores en la revista ‘BMJ Open’.
Los investigadores han desarrollado un algoritmo para detectar esta huella dactilar que podría instalarse libremente en cualquier computadora clínica, por lo que esta es una forma de bajo costo para que los médicos de cabecera realicen exámenes de detección a gran escala utilizando los datos de los pacientes que ya tienen.
La cirrosis hepática es la segunda enfermedad principal que causa la muerte prematura en personas en edad laboral (después de las enfermedades cardíacas). Se desarrolla de forma silenciosa y la mayoría de los pacientes no presentarán signos ni síntomas hasta que experimenten una emergencia médica grave y la primera admisión sea fatal en uno de cada tres pacientes. A diferencia de la mayoría de las enfermedades importantes, la tasa de mortalidad por cirrosis hepática sigue aumentando y ahora es cuatro veces mayor que hace cuarenta años.
En este nuevo estudio, un equipo de investigadores desarrolló el algoritmo CIRRUS (CIRRhosis Using Standard tests) que luego utilizaron para analizar datos anonimizados del NHS sobre resultados de análisis de sangre tomados en atención primaria y secundaria para casi 600.000 pacientes.
El algoritmo pudo detectar a más del 70% de las personas con cirrosis, meses o años antes de que tuvieran su primera admisión de emergencia por enfermedad hepática. La tasa de precisión de la prueba fue de alrededor del 90%.
La investigación fue dirigida por el profesor Nick Sheron, de la Fundación para la Investigación del Hígado, quien comenzó el estudio mientras trabajaba en la Universidad de Southampton, que señala que «más del 80% de las muertes por cirrosis hepática están relacionadas con el alcohol o la obesidad, y son potencialmente prevenibles. Sin embargo, el proceso de desarrollar cirrosis hepática es silencioso y, a menudo, completamente insospechado por los médicos de cabecera. En el 90% de estos pacientes, el análisis de sangre del hígado que que se realiza es normal, por lo que a menudo se excluye la enfermedad hepática».
Este nuevo algoritmo CIRRUS puede encontrar una huella dactilar de la cirrosis en los análisis de sangre habituales que realizan los médicos de cabecera –prosigue–. En la mayoría de los casos, los datos necesarios para encontrar a estos pacientes ya existen y podríamos darles a los pacientes la información que necesitan para cambiar su estilo de vida. Incluso así etapa tardía, si las personas abordan la causa dejando de beber alcohol o reduciendo su peso, el hígado aún puede recuperarse».
El coautor Michael Moore, profesor de investigación en atención primaria de salud en la Universidad de Southampton, agrega que, «si bien todos estamos preocupados por la pandemia de coronavirus, no debemos perder de vista otras causas de muerte y enfermedades graves potencialmente prevenibles. Esta prueba utiliza análisis de sangre de que brindan la oportunidad de detectar una enfermedad hepática grave antes, lo que podría prevenir futuro ingreso de urgencia en el hospital y una enfermedad grave».
Si se implementa, el equipo de investigación cree que el algoritmo podría usarse de dos maneras. En primer lugar, incorporarlo a los sistemas de GP existentes podría marcar advertencias de forma individual a medida que se realizan las pruebas. En segundo lugar, se podría realizar una exploración en todos los datos del paciente y se invitaría a los que se identificaron como en riesgo a volver a la cirugía para una prueba de confirmación.
Teresa Hydes, de la Universidad de Southampton, que también formó parte del equipo de investigación, agrega que «esta prueba es gratuita en muchos casos, ya que una gran proporción de adultos del Reino Unido ya se habrán realizado una prueba de sangre en algún momento que proporcionaría datos suficientes para ejecutar Algoritmo CIRRUS».
El profesor Sheron concluye que «la cirrosis hepática es un asesino silencioso, las pruebas más utilizadas por los médicos de cabecera no detectan a las personas adecuadas y demasiadas personas están muriendo por muertes evitables».
Analizamos medio millón de registros anónimos y los datos que necesitábamos ya estaba presente en el 96% de las personas que pasaron a tener un primer ingreso hepático –recuerda–. Con solo un pequeño cambio en la forma en que manejamos estos datos debería ser posible intervenir a tiempo para prevenir muchas de estas muertes innecesarias».
EuropaPress