La figura de doña Josefa Ortiz de Domínguez es una constante en los libros de texto, ya sea nombrada o en imagen, pero siempre asociada a su marido y al resto de los conspiradores. Sin embargo, aunque su presencia es continua, no hay datos de su biografía, una contextualización de sus luchas o ideas ni de su vida antes y después de la conspiración, y de su formación intelectual, expuso la profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Oliva Solís Hernández.
Al participar en el ciclo de conferencias “Haciendo historia. Módulo XVI”, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Museo Regional de Querétaro (MRQ), la historiadora ahondó en la presencia de esta destacada heroína de la Guerra de Independencia, en la memoria colectiva y en la formación de la identidad nacional.
En la ponencia Josefa Ortiz de Domínguez: de la Independencia a los libros de texto, trasmitida por el canal INAH TV en YouTube, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, consideró que la historia oficial de la gesta libertaria ha sido escrita en masculino, dejando de lado a las mujeres, pues solo se menciona a Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario, y más tarde, a Gertrudis Bocanegra, María Rodríguez del Toro y María Ignacia Rodríguez, “La Güera”.
Refirió que no hay un acuerdo entre las distintas fuentes sobre el lugar y la fecha del nacimiento de la llamada “Corregidora de Querétaro” —lo cual nunca fue, ya que la autoridad en aquellos tiempos la ejercía el varón, en este caso su esposo, el corregidor de Querétaro—; tampoco sobre su nombre, unos dicen que era María Josefa Crescencia, otros que María Josefa o María Josefa de la Natividad.
“También hay controversia sobre su posición social y de su educación, hay quien dice que apenas sabía leer y escribir, otros, que tuvo una educación privilegiada en el Colegio de las Vizcaínas, en la Cuidad de México. En lo que hay coincidencia es que mientras ella estudiaba en dicha escuela, conoció a Miguel Domínguez, viudo, mayor que ella, con quien comenzaría una relación sentimental”, detalló la historiadora.
Aunque del origen de sus ideas libertarias se sabe poco, porque las fuentes son escuetas y antes no tenía importancia la historia de las mujeres, en lo que concuerdan los historiadores es el aprisionamiento de Josefa en Querétaro y en la Ciudad de México. Normalmente, este pasaje de la historia se repite en el mismo tono: estaban los conspiradores en Querétaro, hubo dos delatores, por lo que el corregidor, cumpliendo con sus funciones y para salvar la conjura, decidió averiguar la delación en contra de los hermanos Epigmenio y Emeterio González, y que temeroso de la manera en que fuera actuar su mujer, la encarceló.
“Aunque no en todas las ocasiones se dice lo que luego sucedió con ella, al ser encarcelada, don Miguel tuvo que hacer muchas maniobras para liberarla. Algo en que coincide la mayoría de investigadores es que, tras su muerte, en 1829, la historia la olvidó, siendo recuperada durante el Porfiriato, al incluirla en los discursos y en la consagración de los héroes del siglo XIX, a través de monumentos, pinturas, efigies, entre otras representaciones”, explicó Olivia Solís.
De esta manera, la imagen de la corregidora empieza aparecer en billetes y monedas, se vuelve protagonista de novelas, biografías infantiles, así como de los libros de texto, pues a través de estos se va formando una visión de la historia y la identidad nacional, siendo en esta última donde se ha convertido en un ícono.
En el libro para primero de primaria Simples conversaciones relativas a Hidalgo (1909), de Luis G. León, se plasma a doña Josefa como una figura secundaria, la primera mención que se hace de ella en estos textos es como miembro de las juntas conspirativas, además de catalogarla con los adjetivos: “entusiasta”, “imprudencia”, “simpática matrona” y “heroína de la Independencia”.
En Elementos de Historia General y de Historia Patria (1922), de Longinos Cadena, se le menciona como conspiradora; más tarde, se le alude en el relato del encierro y de la comunicación con Ignacio Pérez para avisar de la delación, después, ya no vuelve a aparecer. En Mi libro de cuarto año: Historia y Civismo (1960), de Concepción Barrón, sale en la portada y en el interior del libro, en un dibujo, al lado de Hidalgo y Allende, pero lo único que se dice de ella es que era el alma del núcleo de rebeldes.
En el libro Historia II (2014), de tercer grado de secundaria, su nombre aparece junto al de otros próceres del movimiento, en una lista de las diversas conspiraciones. Junto al párrafo donde se le cita, se presenta la imagen que mostraba en un billete de cinco pesos y que como nota decía: “Josefa Ortiz de Domínguez, esposa del corregidor de Querétaro, fue una de las principales dirigentes de la conspiración de 1810”.
Frente a esta forma tan mínima, estereotipada y reduccionista de presentar a una de las mujeres más importantes de nuestra historia, concluyó la historiadora de la UAQ, es necesario reflexionar en la necesidad de construir nuevas versiones de la historia, las cuales permitan a las mujeres de todas las edades, tener modelos femeninos que ayuden a pensar otros futuros posibles.