Tras vivir más de un año en confinamiento por la pandemia, tomando clases a distancia, es normal que el estudiantado sienta ansiedad tras el regreso a clases, pues hay quienes tienen el deseo de regresar a su universidad, pero también aquellos que sienten temor de contagiarse, por lo que ambas situaciones son válidas, señaló Ana Paola Sáenz, académica del Departamento de Psicología de la IBERO.
De acuerdo con la especialista, hay cierto nivel de ansiedad que es normal, que tiene que ver con cierta adaptación a responder a la incertidumbre. Es normal sentirnos un poco divididos, que una parte de nosotros se sienta contenta por regresar a las clases presenciales, ver a los compañeros y salir de casa; así como pensar en los dilemas de la vida en esta nueva normalidad.
“Frente a la incertidumbre, es importante buscar la información necesaria de aquello que nos preocupa. En este caso, sobre la sana distancia, el número de personas que estarán en un salón, sobre qué pasa sí (pensando en distintos escenarios). Después de vivir una pandemia, es una herramienta de adaptación pensar en escenarios, ya que es una forma de estar preparados para enfrentar distintas circunstancias que se presenten”.
Al respecto, recomendamos ver el video de la vicerrectora académica de la Ibero, Sylvia Schmelkes del Valle, en el que habla sobre el retorno seguro a la Universidad y el aforo del 30% que habrá en el campus, y la prioridad que se dará a estudiantes que no conocen las instalaciones y para quienes deben cursar materias en laboratorios y talleres.
“Hay mucha zozobra sobre como estarán habilitados los salones, por eso ayuda mucho la información que está ofreciendo la IBERO sobre cómo serán los espacios en los que interactuemos, sobre lo que se ha cambiado o cómo se van a respetar ciertos cupos. Es información valiosa tanto para el estudiantado como para docentes porque esto les permitirá resolver dudas y atender la incertidumbre”, explicó la académica.
Sin embargo, Ana Paola Sáenz dijo que cuando la ansiedad lleva a situaciones como no poder dormir, alteraciones en el apetito (comer mucho o poco), pensamientos catastróficos o no poder realizar actividades cotidianas, ya no es una situación normal y es momento de pedir ayuda.
En entrevista, la estudiante del tercer semestre de la Licenciatura en Psicología, Nuria Ornelas, quien inició sus estudios universitarios en pandemia, comentó que está entusiasmada con el regreso a clases porque “literal” será su primer día en la Ibero, conocerá en persona a sus compañeras y compañeros, y tendrá la experiencia completa de la vida universitaria.
La joven está convencida de que el estudiantado contará con los mismos cuidados que cuando salen de casa: el uso de cubrebocas, sana distancia y los protocolos de seguridad que marquen las autoridades universitarias, y así evitar sentir ansiedad por un posible contagio.
“La pandemia nos ha enseñado a apreciar el momento. También hemos aprendido sobre la empatía, porque debemos considerar que es una enfermedad que no sólo tiene que ver con uno mismo, sino con las personas que están a nuestro alrededor y que pueden contagiarse y ponerse graves. Por lo cual, a nuestro regreso, es importante estar conscientes de que estamos en una pandemia que no ha terminado, aunque regresemos a clases. Debemos seguir teniendo el sentido de responsabilidad, pues estamos entrando en una etapa de poder controlar el contagio y no podemos confiarnos de eso”, dijo.
A diferencia de Nuria, la estudiante de cuarto semestre de Psicología, Carolina Suárez, sí conoció la Ibero, pero sólo pudo disfrutar del campus de enero a marzo (cuando entramos en confinamiento). Para ella, el encierro por la pandemia ha sido difícil por no poder asistir a clases; por lo cual, le emociona el regreso. Sin embargo, no deja de sentir incertidumbre.
“Creo que, como comunidad universitaria, al querer regresar, todos vamos a hacer las cosas necesarias para seguir yendo. Porque pienso que si la Ibero nota que no estamos siguiendo protocolos y haciendo las cosas mal, regresaremos a las clases en línea. Pero creo que somos adultos y hemos aprendido a cuidarnos” dijo.
Agregó que la pandemia nos ha enseñado mucho a pensar en colectivo, a ser empático con el otro, y eso significa cuidarse, tener paciencia y entender a quienes no quieran saludar de cerca, “no es personal, seguimos con miedo”. Asimismo, destacó el compromiso en la salud mental de que quienes se están formando como psicólogas y psicólogos.
Foto: Es Imagen / Alfredo Fernández