Con tamborileros, actos circenses y ritmo de carnaval comenzaron este miércoles en Bogotá las movilizaciones callejeras del segundo «paro nacional» convocado en menos de una semana contra la política social y económica del presidente colombiano, Iván Duque.
La Carrera Séptima, una de las principales avenidas de la ciudad, fue el escenario donde miles de personas se reunieron para manifestar en ambiente festivo su inconformidad contra lo que llaman paquetazo de medidas del Gobierno.
El desfile estuvo liderado por un grupo de jóvenes, todos vestidos de negro con pañuelos azules y amarillos en el cuello, que con instrumentos de percusión y vistosa coreografía avanzaron al ritmo de una batucada.
La multitud, con banderas de Colombia y de la comunidad LGBTI, siguió a ritmo de danza a los músicos, coreando las habituales consignas estudiantiles de estos días, como «Resistencia, resistencia».
«El pueblo unido jamás será vencido», coreaban otros en la caravana, en la que destacaban mensajes sobre Dilan Cruz, el joven de 18 años que murió el lunes tras ser herido dos días antes por un artefacto disparado por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía.
«Exijo al Gobierno que detenga la represión de las protestas. El principal problema es el Esmad, el punto principal que hay que exigir es el desmonte del Esmad que es una institución criminal que no asegura a nadie en las protestas pero sí ataca a los manifestantes», dijo a EFE Jhonny Martínez, estudiante que llevaba una bandera de Chile en la marcha.
Otros manifestantes elevaron pancartas con mensajes como «El pueblo chileno me enseñó a decir ‘hasta que la dignidad se haga costumbre'», «Todos somos nuestros niños, líderes y cada víctima» y «Que no nos gobierne el miedo».
Martínez considera que las manifestaciones en Colombia son parte de un movimiento más grande.
«(Son) producto de un movimiento internacional, de un movimiento latinoamericano y de las fallas del capitalismo como sistema que debería asegurar la vida digna de las personas».
«Por eso la última petición fundamental en este séptimo día de protestas es ‘Sí a la vida digna y no a la reforma de los gobiernos neoliberales'», dijo.
Multitudes también se movilizaron en otros puntos de Bogotá como la Calle 80, donde un hombre iba caminando hacia el centro de la ciudad con una cruz a cuestas de la que colgaban carteles con mensajes como «El Gobierno corrupto, no más», «Por empleos dignos» y «Por todos los campesinos colombianos».
«La cruz pesa unos 25 kilos (…) y estoy protestando contra la injusticia del Gobierno colombiano que nos tiene olvidados, amarrados, no hay necesidad de que nos mate, nosotros mismos nos crucificamos», dijo a EFE Eduard Vanegas, el hombre que la cargaba.
A mediodía empezaron a llegar los manifestantes a la céntrica Plaza de Bolívar donde se espera que esta tarde se congregue el grueso de los que protestan contra el Gobierno.
El origen de la protestas es una huelga nacional que los dirigentes sindicales convocaron para el pasado jueves con el fin de exigir cambios en la política social y económica del Gobierno y que se convirtió en un movimiento popular que se multiplica cada día en calles y plazas de todo el país.