El alcalde de Quito, Jorge Yunda, declaró en emergencia a la ciudad, en medio de fuertes protestas antigubernamentales por la eliminación de subsidios a los combustibles.
Hasta la Capital ecuatoriana han llegado cientos de indígenas, que desde el jueves realizan un paro nacional para exigir al Gobierno que derogue las medidas económicas, con las que busca reducir el déficit fiscal y estabilizar la economía local.
Los indígenas bloquearon carreteras en varias provincias del país y se registraron saqueos y fuertes enfrentamientos con la fuerza pública.
Se han apostado en un parque del centro norte quiteño e impiden que cualquier persona que no sea de sus comunidades se aproxime a ese punto.
La subida del precio de los combustibles ocasionó que desde la semana pasada los transportistas dejaran sin transporte al país, luego se sumaron los estudiantes y finalmente, desde el fin de semana, los indígenas que mantienen interrumpida la circulación vehicular en varias vías, incluida la Panamericana.
En la Capital los supermercados lucían con estantes vacíos o con pocos alimentos, mientras miles de indígenas siguen llegando en camiones.
Las autoridades confirmaron cerca de 480 detenidos por obstaculizar el tránsito, suspender servicios públicos y agredir a la Policía.
Tras las primeras protestas, el Gobierno decretó la semana pasada un Estado de Excepción, lo que restringe derechos ciudadanos y faculta al Estado a efectuar requisiciones si lo considera necesario.
El 9 de octubre, los indígenas junto a sindicatos de trabajadores realizarán una huelga nacional contra las decisiones económicas del Gobierno, que por su parte, ha reiterado que no dará marcha atrás.
Moreno trasladó la sede de Gobierno a la ciudad portuaria de Guayaquil, donde ratificó que mantendrá el aumento del precio de los combustibles, rechazó los saqueos y ataques a fincas agrícolas protagonizadas por indígenas, al tiempo en que volvió a invitar al diálogo a los dirigentes de las protestas.