Un tribunal de apelación británico aumentó este viernes las condenas de los padres de una adolescente obesa que falleció en sórdidas condiciones.
Kaylea Titford, de 16 años, fue encontrada en condiciones «indignas de un animal», con ropa y sábanas sucias, tras morir en su casa de Newton, en Gales, en octubre de 2020.
La adolescente pesaba 146 kg y falleció por una inflamación e infección de una úlcera derivada de su obesidad e inmovilidad.
Su padre, Alun Titford, de 45 años, que negó los hechos, fue condenado a principios de marzo a siete años y medio de cárcel. Su madre, Sarah Lloyd-Jones, de 40 años, que se declaró culpable, fue condenada a seis años.
El viernes, durante un juicio en apelación por iniciativa de la Fiscalía, sus condenas aumentaron a 10 años para el padre y a 8 para la madre.
«Las circunstancias (de la muerte) sólo pueden describirse como extremas. Kaylea vivía en una miseria inimaginable», afirmó el juez Andrew Popplewell, uno de los tres magistrados que juzgaron el caso.
Para la fiscalía, las sentencias originales eran «indebidamente indulgentes» y no reflejaban «la culpabilidad, la gravedad del delito y la gravedad de las circunstancias agravantes».
Los servicios de urgencias que acudieron al domicilio de la niña el 10 de octubre de 2020 para declararla muerta describieron un olor a «podrido» en la habitación.
En el lugar se encontraron gusanos y los expertos creen que se habían alimentado del cuerpo, según dijeron en el primer juicio.
Kaylea había vivido allí inmóvil sobre sábanas sucias, tumbada en colchonetas para perros. Su habitación estaba mugrienta y desordenada, con botellas de orina.
Según la acusación, la joven, que no estaba bajo supervisión dietética ni física desde 2017, no había salido de su cama durante la pandemia de covid-19.
La silla de ruedas se le había quedado pequeña y no había vuelto a la escuela una vez lavantadas las restricciones.
AFP