Autoridades estadunidenses levantaron un dique y colocaron un cordón de concertina a lo largo del lecho y los bordes del río Tijuana, con la intención de evitar que la caravana de migrantes centroamericanos cruce la frontera.
Desde temprana hora, trabajadores estadunidenses iniciaron labores para colocar, tanto el dique como la concertina (círculos de alambre con navajas en forma espiral) ante el temor de que la caravana de migrantes centroamericanos intenten el cruce masivo.
El lecho del río Tijuana (unos 600 metros de extensión) había sido el único espacio que no contaba con un límite físico, a diferencia del muro fronterizo que se extiende desde el Faro de Playas de Tijuana hasta el borde el río que corre de sur a norte.
Ante la expectación de peatones que caminan de este a oeste y viceversa de manera cotidiana por el Puente México y de reporteros locales nacionales e internacionales, los trabajadores estadunidenses desplegaron los rollos de concertina.
Previamente, con maquinaria especializada levantaron un dique para desviar el pequeño arroyo de aguas, en su mayoría residuales, que corren por el afluente y que pasan por campos agrícolas de Estados Unidos antes de desembocar en el océano Pacífico.
En un tiempo, algunos migrantes utilizaron el lecho del río Tijuana para cruzar al vecino país, pero desde 1994, cuando el gobierno de Estados Unidos endureció su patrullaje dejó de ser útil por quienes aspiraban alcanzar el llamado sueño americano.
Además, las aguas pantanosas convirtieron ese espacio en un lugar de mucho riesgo para intentar el cruce hacía Estados Unidos, por lo que quienes lucran con el cruce de la frontera dejaron de tenerlo como una opción.
De cualquier forma, en esta ocasión, y por tratarse de alrededor de dos mil 500 migrantes centroamericanos que ya están en Tijuana y otros que vienen en camino que podrían alcanzar los nueve mil, el gobierno estadunidense ha extremado sus precauciones.
Este tipo de operaciones no ocurrió hace un poco más de un año cuando cientos de ciudadanos haitianos llegaron a Tijuana en busca de tramitar su ingreso legal a Estados Unidos.
A la vuelta del tiempo, los migrantes haitianos que no pudieron cruzar a Estados Unidos y tampoco quisieron regresar a Haití, decidieron quedarse en Tijuana y tramitar su estancia legal para hacerse de un trabajo e incorporarse a la vida productiva.