Bordados ancestrales de la comunidad de Pinahuista, Xalpantzingo y San Pedro Camocuautla, en Cuetzalan del Progreso, en Puebla, han sido plasmados en vestidos de novias.
Clara Romero Vázquez, habitante y bordadora de Pinahuista, dijo que este trabajo lo han realizado durante toda su vida para contribuir a la economía familiar y para su propia vestimenta.
No obstante, hace un par de meses se organizaron para comenzar a bordar en otras telas, como los vestidos y velos de novia de la primera colección de la diseñadora Claudia Toffano.
Rosa Cortés Ramos, de la comunidad de Xalpantzingo, en el mismo estado, comentó que los bordados los identifican con las plantas, ya sea medicinales o flores, “desde pequeñas nos enseñaron a plasmar toda nuestra vegetación y para nosotras, al hacer esos vestidos estamos dejando nuestra cultura. Nos sentimos orgullosas de que no se pierda, porque a veces hay plantas que conforme pasa el tiempo se van perdiendo, pero nosotras las plasmamos en las telas”.
Mencionó que entre las imágenes se encuentra la flor de capulín, que es utilizada para hacer atoles y vinos, y también la planta de otomai, que sirve para crear artesanías, bancas, sillas y otros muebles.
De igual manera, el que tiene por nombre pepenado, que se realiza pensando en la naturaleza y las aves; y la chaquira, que se trabaja con una planta ancestral.
Martha Gómez Marcelino, de la comunidad de San Pedro Camocuautla, expuso que antes de la llegada de Claudia Toffano, los bordados sólo eran para consumo personal, “no teníamos la mentalidad de innovar, no habíamos pensado plasmarlo en un vestido de novia; es una tela muy fina y eso no nos permite hacer el tipo de trabajo que hacemos siempre, pero fue un gran reto”.
En este sentido, recordó que el trabajo en equipo fue muy importante, ya que intercambiaron ideas para llevarlo a cabo, “fue un conjunto de ideas entre compañeras y fue así como logramos plasmarlo”.
Afirmó que desde pequeñas y con la ayuda de sus mamás realizaban diversos modelos de diferentes colores y telas, por lo que lo de los bordados no se les complicó.
«En la colección de Claudia, todos los vestidos están inspirados en la naturaleza, nuestras habilidades, nuestros antepasados, porque sólo así nos motiva y nos juntamos a trabajar, porque sabemos que ese vestido que estamos haciendo ya lo aprendimos y sólo era innovar», refirió.
Así, con bordados inspirados en la naturaleza y realizados por las artesanas mexicanas se llevó a cabo la primera muestra de vestidos y velos de novia de la primera colección de Claudia Toffano.
El contacto con el grupo de 17 mujeres artesanas de entre 20 y 40 años, provenientes de comunidades de la región de Cuetzalan, Puebla, fue a través de la asociación Saber para la vida, quien lleva varios años trabajando con ellas.