Cada vez más la gente quiere verse joven y tener una buena apariencia, pero quiere hacerlo sin verse como si fuera un muñeco de cartón. Busca recuperar la lozanía de su rostro y cuello, sin sacrificar una expresión natural.
En las últimas dos décadas, la cirugía plástica ha sido desplazada por otras prácticas menos invasivas como lo son la aplicación de toxina botulínica (Botox, su nombre comercial más popular), de ácido hialurónico y de hidroxiapatita de calcio.
Estos procedimientos sirven para suavizar las arrugas del entrecejo (ceño fruncido), los surcos en las comisuras de los labios (líneas de marionetas) o las arrugas arriba de labio superior, conocidas como «código de barras».
El efecto tensor o de relleno del Botox puede durar entre seis meses y dos años, dependiendo de la sustancia y la zona en que se aplique, indicó Manuel Coello Manuell, especialista en tratamientos estéticos.
En la última década, la demanda de toxina botulínica creció 150 por ciento en el país y en el mundo creció mil desde el año 2000.
«En 80 por ciento de los casos la toxina es el tratamiento por elección, para algunas personas aún está satanizada porque no quieren verse congelados, pero con el tiempo hemos estudiado a los pacientes buscando que se vean natural, y lo hemos conseguido si el tratamiento se aplica por un profesional», destacó.
De las mujeres y hombres que deciden por este tratamiento, 95 por ciento se aplica para corregir arrugas dl entrecejo, patas de gallo y arrugas debajo de los ojos.
Por género siguen siendo más las mujeres quienes acuden a realizarse un procedimiento estético, 70 por ciento frente a 30 por ciento de los varones, pero se espera que en cinco años la proporción sea 50-50.
Los varones buscan mejorar la apariencia en el entrecejo y la frente, así como recuperar el marco de la mandíbula para que se vea cuadrado, pues es sinónimo de juventud de «alto nivel de testosterona», en resumen les da virilidad, señaló el especialista.
Recomienda cerciorarse de acudir con un médico certificado para evitar daños a su salud, pues aunque está prohibido en México sigue habiendo personas que inyectan metacrilato, el cual es un relleno permanente de plástico con graves consecuencias para la salud.
Cada unidad de Botox y ácido hialurónico está en promedio entre tres mil y cinco mil pesos, en algunos casos puede ser más costoso dependiendo de la calidad y del médico, indicó Manuel Coello.
Pero si alguien ofrece las llamadas jeringas a un costo promedio de 800 pesos y el líquido es lechoso, el paciente debe sospechar porque seguramente le van a inyectar un plástico.
Por Maricela Palacio García