La primera muerte registrada en Brasil por la enfermedad del nuevo coronavirus (Covid-19) cumple hoy cuatro meses sin que el país haya logrado controlar la pandemia, con un saldo de más de 70.000 muertos y más de 1,8 millones de casos confirmados.
Según el Ministerio de Salud, la primera muerte en Brasil por la Covid-19 fue el pasado 12 de marzo, cuando una mujer de Sao Paulo de 57 años murió en el hospital al que había ingresado un día antes. Aquel día, los datos del gobierno indicaban que había al menos 77 casos confirmados de la enfermedad en el país.
Desde entonces, las muertes y los casos de la Covid-19 en Brasil se han disparado y han colocado el país como el segundo del mundo más afectado por la enfermedad, apenas superado por Estados Unidos. Según el último boletín divulgado por el gobierno, al menos 71.469 personas fallecieron y 1.839.850 dieron positivo por la enfermedad en el país.
«Lo más preocupante en Brasil es que no se visualiza una luz al final del túnel. Estamos prácticamente estabilizados en más de 1.000 muertes diarias y alrededor de 42.000 nuevos casos diarios. La situación es dramática, estamos sin ministro de Salud desde hace dos meses y hay una falta de coordinación entre el gobierno federal, los estados y los municipios», dijo a Xinhua la infectóloga Ana Lucía Reis.
En las últimas semanas, las estadísticas muestran una cierta estabilización de los casos de la COVID-19 en las grandes ciudades brasileñas, que en su mayoría flexibilizaron las medidas de aislamiento social, aunque el virus pasó al interior de los estados, donde hay menos y peores condiciones sanitarias para atender el aumento de casos.
«Si miramos los datos, lo que vemos es que Brasil tiene varias epidemias del mismo virus. La interiorización de los casos que estamos viendo ahora es muy grave. Tenemos que articularnos para que los municipios del interior tengan las condiciones de atender los casos más graves», comentó Reis.
La infectóloga coincidió con la mayoría de especialistas de que los casos y muertes en Brasil son en verdad muy superiores a los oficiales, debido a la alta subnotificación que hay, tanto por la falta de pruebas como por los casos asintomáticos.
«En Brasil se hace en muchos casos el famoso ‘test rápido’, que generalmente suele dar un falso negativo en la primera semana porque depende mucho de la presencia de anticuerpos en el organismo», agregó Reis, para quien los casos reales en Brasil deben ser «el triple o cinco veces más» que los oficiales.
Según ella, la situación podría haber sido bien distinta si el gobierno hubiera optado por centrarse en preservar las vidas en lugar de priorizar la economía desde el inicio de la pandemia.
«Tenemos ejemplos cercanos de cómo un gobierno tiene que actuar para salvar a su población, como Argentina o Paraguay, que desde el primer momento pusieron por delante la salud de las personas antes que la economía. Aquí se hizo lo contrario, y ésta es una de las causas que explica el momento dramático que vivimos ahora», lamentó.
Reis no descartó un rebrote de casos en las grandes ciudades debido a la flexibilización decretada por los alcaldes. «Las imágenes que hemos visto desde que se empezaron a flexibilizar las medidas de aislamiento son de gran irresponsabilidad por parte de mucha gente: aglomeraciones, sin máscara y sin respetar la distancia de seguridad. Lo más probable es que tengamos un repunte de casos próximamente en estos lugares», sostuvo.
Según la especialista, Brasil debe mantener las medidas de seguridad y aislamiento mientras no se encuentre una vacuna, y consideró que el país sudamericano podría ser uno de los referentes mundiales en la producción de la vacuna contra la Covid-19.
«Brasil tiene uno de los sistemas de vacunación más avanzados del mundo, y algunas de las mejores instituciones en estudios biológicos y estudios médicos del planeta. Cuando haya la producción de la vacuna a escala industrial, el país tendrá condiciones de poder inmunizar a toda su población y de ayudar al resto del mundo con la producción», agregó