Era la una de la mañana del 5 de julio de 2010, estaba en las instalaciones de Intolerancia con la ventana abierta. Mi mirada se perdió hacia la impresionante vista de la iglesia del Cielo en la colonia La Paz. Encendí un cigarro.
Simplemente no pensaba, mi mente estaba vacía, de repente la incertidumbre se comenzó apoderar de mí. No me da pena reconocer que comencé a tener miedo, no sabía lo que se iba a venir, pero advertí que no iba a ser nada fácil lo que me esperaba.
A mi mente llegó aquel capítulo del nuevo testamento en donde Jesús oró en el huerto de Getsemaní momentos antes de su pasión: “padre si es posible aparta de mí este cáliz, pero que no sea como yo quiero, sino como tú quieras” (Lucas 22:42). Precisamente en la que fue mi recamara, en la casa de mis padres, tengo un cuadro, el cual conmemora esa escena; Jesús en el huerto de los olivos.
A las 00:30 horas había recibido la llamada de un buen amigo, Ernesto Echeguren, con quien un mes antes de la elección, había coincidido en la fiesta de 15 años de la hija de la comunicadora, Blanca Lilia Ibarra y el doctor Héctor Solorio.
En la reunión, Echeguren me abordó y fiel a su estilo, cargado de fina ironía me comentó.
– ¿Cómo va la campaña de Javier?
– Bien mi querido Ernesto, va a ganar.
– Jajajaja se carcajeo Echeguren. Mi querido amigo, esa campaña ya valió madres, gracias al “precioso”, ese pinche ratero ya hundió a Javier, pobrecito me cae bien, es un buen muchacho, pero demasiado ingenuo. Ya se lo llevó la chingada.
– No mames Ernesto, le respondí.
– Cuánto te apuestas, me dijo
– Lo que quieras.
– ¿20 mil pesos?
– Hecho.
A los primeros minutos de la madrugada, tomé la llamada de Echeguren, ni siquiera vi el número, estaba como un autómata.
– Mi querido amigo, ¿cómo estás?
– Te lo dije, nos pelaron la verga, te dije que ese pinche ladrón de Marín iba a hundir a Zavala, pobre muchacho, cómo pensó que iba a ser gobernador de Puebla, no mames. Señor ¿cuándo puedo pasar a cobrar mi apuesta?
La verdad, hubiera querido mentarle la madre en ese momento a Echeguren. Sus palabras me taladraron hasta el fondo, pero no tuve ni fuerzas para pelear, solo le respondí. – El día que quieras y colgué.
Yo casi no fumo, pero durante la larga jornada del 4 de julio del 2010, me acabe una cajetilla completa y aún a las primeras horas del nuevo día seguía con un cigarro en la boca.
Mi mente regresó al pasado al 14 de febrero de aquel 2006, el día en que el marinismo fue sepultado por la portada del periódico “La Jornada”, el diario nacional publicaba a ocho columnas una conversación entre el gobernador de Puebla, Mario Marín y el empresario Kamel Nacif, el llamado “rey de la mezclilla”. En donde palabras más, palabras menos, el textilero le agradecía el favor de haber detenido en Cancún a la periodista Lydia Cacho.
El 17 de diciembre de 2005, la periodista Lydia Cacho, autora del libro “Los Demonios del Edén”, fue detenida en Cancún, Quinta Roo y trasladada a Puebla, acusada por el delito de difamación y calumnias (el cual en ese entonces se castigaba con pena corporal) en contra del empresario Kamel Nacif Borge, conocido como “el rey de la mezclilla”, quien era mencionado dentro de esa publicación como parte de una red de pederastas operada por su amigo, Jean Succar Kuri, detenido y procesado en una cárcel de Phoenix, Arizona, Estados Unidos.
Cacho fue trasladada en auto durante 17 horas desde Cancún hasta la ciudad de Puebla y recluida en los separos de la entonces Procuraduría General de Justicia, que encabezaba Blanca Laura Villeda y tenía como jefe de la policía judicial a Adolfo Karam Beltrán.
Desde el momento mismo de su detención y traslado a Puebla, su entonces pareja sentimental, el también periodista Jorge Zepeda Paterson, comenzó a luchar para lograr la liberación de Cacho, al igual que Carlos Loret de Mola y la senadora priista, Lucero Saldaña Pérez, quien incluso visitó a Lydia en los separos de la Procuraduría de Puebla.
Él hubiera no existe y sin duda esto es cierto, pero ¿qué hubiera pasado, si no hubiera existido el Lydiagate?, eso nunca lo podremos saber.
Hubo muchos llamados a tiempo para poder advertir, el tamaño del problema que se avecinaba.
El primero provino del entonces delegado del CEN del PRI, Alfredo Stamatio López, un hombre extraordinario de origen michoacano y que vino a Puebla, de la mano del ex gobernador de Tabasco, Manuel Gurría Ordoñez, padre adoptivo del entonces líder nacional del PRI, Roberto Madrazo Pintado.
Stamatio me tomó especial cariño y me brindó su amistad de manera totalmente desinteresada, de tal forma que lo recuerdo como un mentor dentro de mi carrera periodística.
Luego de la detención de la periodista Cacho, Stamatio me llamó por teléfono para preguntarme si conocía a la también escritora.
– Hola Ricardo, ¿cómo has estado?
– Bien don Alfredo, ¿usted cómo ha estado?
– Muy bien mi querido amigo. Oye ¿conoces a la periodista que está detenida? ¿Sabrás quién es?
– No tengo ni la menor idea don Alfredo, no he oído nunca de ella.
– Dile a nuestro amigo (Javier López Zavala) que se van a meter en un muy grave problema, yo tampoco conozco muy bien a esta persona, pero en la capital ya hay mucho revuelo, ojalá puedas hablar con él para poder advertirle de la situación.
– Ahorita lo mismo lo busco don Alfredo. Gracias por comentarme.
– Hasta luego Ricardo.
Se aproximaba ya la navidad, casi todo mundo andaba de fiesta en esos días. Busque a Javier, quien era el secretario de Gobernación. No me contestaba.
De inmediato busque y fui atendido vía telefónica por su secretario privado, mi amigo Santiago Bárcena.
– Santy me urge hablar con Javier, dile por favor que me reciba, necesito comentarle un asunto.
– Claro que si mi Richard, ahorita te lo comunico.
Como a los 30 minutos, Zavala se comunicó conmigo y nos quedamos de ver en su oficina de Casa Aguayo, eran como a las 18 horas.
– Hermano ¿Cómo estás?
– Bien hermano, fíjate que me habló nuestro amigo Alfredo Stamatio para comentarme que tuvieran mucho cuidado, me dijo que habían detenido a una periodista, no sé ni cómo se llama, pero me dijo que pueden tener muchos problemas, porque en México ya se comenzó a armar mucho revuelo.
– No te preocupes hermano, no pasa nada, todo está bajo control, no hay problema. Voy a ir a una reunión al rato en Atlixco, ¿gustas acompañarme?
Al ver a Javier tan relajado y que casi no prestó atención a lo que Stamatio me había dicho, me hizo pensar que don Alfredo estaba tal vez sobre dimensionando lo ocurrido y tan bien me relaje y decidí ya no darle más importancia.
– No hermano, no puedo, le dije a Javier, tengo que ir a trabajar.
–
Me fui a la redacción de Intolerancia y comencé a trabajar, pero en mi cabeza, aún estaban las palabras de mi querido Alfredo, advirtiéndome del peligro en el que se encontraba el marinismo.
A las 22 horas, aún hice un último intento, le marque por teléfono al entonces secretario de Obras Públicas, mi también amigo, Javier García Ramírez.
– Bro.
– ¿Qué onda pinche bro?, vente a echar unas copas.
–
La música de fondo era tan alta, que apenas y alcanzaba a escuchar a García Ramírez.
– ¿Dónde andas mi inge?
– Aquí en una reunioncita en Atlixco bro, ¿qué hay cabrón?
– Oye bro, fíjate que hable con tu tocayo (Zavala) para comentarle algo que me dijo mi amigo el delegado del CEN del PRI, Alfredo Stamatio, me advirtió que detuvieron a una periodista y que se van a meter en un buen pedo, que ya hay mucho revuelo en la Ciudad de México, pero Javier me dijo que no había problema. Yo creo que deberías de hablar con tu jefe para que tomen cartas en el asunto, dice mi amigo, que es algo complicado.
– No mames bro, no pasa nada, yo la verdad no se ni de quién se trate, pero aguántame tantito, te voy a pasar a alguien que si sabe para ver que te dice.
– Ok.
Espere unos minutos en lo que me pasaban a la otra persona.
– Bueno…
– Si, ¿Con quién hablo?
– Con Aldolfo Karam, qué onda cabrón.
– Oye comandante, me dicen que detuvieron a una periodista y que se pueden meter en un gran problema.
– No mames cabrón, no pasa nada, todo está bajo control y no hay pedo. Te paso a Javier.
– Sale gracias.
– ¿Qué pedo pinche broo, te vienes a Atlixco?, aquí anda mi pinche tocayo, esto va para largo cabrón. ¿Te esperamos?
– No broo muchas gracias, tengo chamba, mejor luego te busco y a ver si me invitas al Meed Town.
– Órale bro, bye.
Él hubiera no existe, pero quien sabe que hubiera pasado si…
Pasada la navidad, el 29 de diciembre del 2005, Zavala me habló muy temprano a mi casa, era sábado y era mi día de descanso.
– Hermano ¿Cómo estás?
– Bien hermano, ¿Qué hay?
– Oye voy de gira a Ajalpan, te invitó a que me acompañes, pero regresamos ya hasta la noche, ¿Te animas?
– Claro que sí, ¿a qué hora te alcanzó?
– Vente a casa Aguayo, salimos a las 12 horas para irnos a Ajalpan.
Acudí a Casa Aguayo y de ahí salimos hacia el estadio Cuauhtémoc, al hangar en donde estaban los helicópteros propiedad del gobierno del Estado y abordamos la nave.
En el trayecto comenzamos la charla y Zavala me comentó que habían detenido al activista Martín Barrios, por haber defendido a 150 costureras de una maquiladora de Tehuacán, las cuales eran explotadas por el empresario Kamel Nacif.
– Hermano detuvimos a Martín Barrios por alborotador, paro unas maquiladoras en Tehuacán.
– No chingues hermano, esta cabrón, detuvieron a la periodista y ahora a este activista, se les está pasando la mano hermano. No es una buena política, los van a acusar de violar los derechos humanos, no es bueno que se creen la imagen de ser un gobierno represor.
– No pasa nada hermano, ya ves, andabas preocupado por el tema de la periodista y no pasó nada. No podemos permitir que paralicen al sector productivo, sería un muy mal mensaje hermano, son indicaciones del gobernador y no podemos mostrar debilidad.
– No lo sé hermano, no me gusta, se van a meter en problemas.
– No pasa nada, todo está bajo control hermano.
– Ok hermano, si tú lo dices.
Llegamos a Ajalpan y ahí nos recibió el presidente municipal. Zavala presidió una reunión con los alcaldes del distrito, el cual recién se había creado y hablaron de diversos temas, principalmente el de la seguridad.
De ahí vino la tradicional comilona siempre opulenta, característica del marinismo, barbacoa, mixiotes, cerveza y tequila, infaltable también la música de grupos norteños, “sin fortuna” y “un puño de tierra, no podían faltar como parte del repertorio.
Antes de que comenzará a oscurecer, nos despedimos, había otra parada en la agenda, íbamos a Acajete, a un rancho de por esa zona propiedad de la familia Pacheco, específicamente de Guillo, el hijo del entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia, Guillermo Pacheco Pulido.
Abordamos el helicóptero y nos trasladamos a nuestra nueva reunión, nos esperaban ya las Suburban para trasladarnos al rancho.
Llegamos y el ambiente ya estaba a todo lo que daba, mariachi, más cerveza, más tequila y peleas de gallos, ya nos esperaba el anfitrión y los dos operadores zavalistas, el director del DIF, Alejandro Armenta Mier, y el secretario de Educación Pública, Darío Carmona.
La fiesta se prolongó hasta las primeras horas de la madrugada del 30 de diciembre del 2005, nadie volvió hablar del tema de Lydia Cacho, ni de Martín Barrios, pero las nubes negras de tormenta, ya se habían formado y nadie las quería ver.
La mañana del 14 de febrero del 2006, a las 5 de la mañana el periodista, Enrique Montero Ponce, despertó muy temprano al gobernador Marín, quien se encontraba crudo al igual que la mayor parte de su gabinete, durante toda la noche y la madrugada habían celebrado el cumpleaños del director de Comunicación Social y compadre del mandatario, Valentín Meneses Rojas.
Montero había visto ya la primera plana del diario nacional “La Jornada”, la cual detonaba el escándalo de las grabaciones entre el gobernador de Puebla y el empresario Kamel Nacif, quien le solicitaba a su amigo la detención de la periodista Cacho e incluso la celebraban.
– Estas en un grave problema Mario, dicen que le dijo el comunicador al entonces gobernador, quien desestimó la advertencia, pero le agradeció a su amigo.
En tan solo horas, el escándalo político sacudía al país, no había medio de comunicación que no reprodujera la publicación de “La Jornada” y la tristemente célebre conversación.
A las 9 de la mañana, el gobernador Marín acudió al informe de labores del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Guillermo Pacheco Pulido y al término del evento, el mandatario fue abordado literalmente, por una nube de reporteros.
Mal asesorado el gobernador confrontó a los medios y sentenció su destino.
– Gobernador que opina de lo que hoy publica el periódico “La Jornada”, unas grabaciones entre usted y el empresario Kamel Nacif, en donde acuerdan la detención de la periodista Lydia Cacho.
– Yo no hago caso a chismes, sentenció el mandatario.
Marín abandonó el lugar, su equipo de comunicación, no salía de su estupor y organizó de manera apresurada una conferencia de prensa para atender a los medios, sin realizar ningún “war room” para tratar de mitigar los efectos del escándalo.
Mal asesorado, Marín volvió a ser maltratado por los periodistas, quienes lo tundieron y él también contribuyó a su desgracia.
– A mí me hacen lo que el viento a Juárez, contestó.
Durante todo el día, el escarnio en contra de Marín fue brutal, no hubo medio escrito, radiofónico o televisivo en donde no se hablara del tema. Para rematar, el entonces director de Comunicación Social y vocero de Marín, Valentín Meneses, como a las 18:30 horas le tomó la llamada telefónica al periodista, José Cárdenas y cerró la jornada al señalar que tal vez a Marín y al empresario Kamel Nacif “los había invadido el espíritu navideño”.
En la noche, Joaquín López Doriga y Javier Alatorre se dieron vuelo en sus respectivos noticieros estelares de Televisa y TV Azteca, destrozando públicamente al gobernador de Puebla.
Era el día del amor y la amistad, mi esposa Claudia y yo, habíamos quedado de comer con unos amigos en la “Estancia Argentina de la Juárez” para celebrar la fecha.
La comida ya no tuvo ni el mismo sabor, ni fue el mismo festejo que esperábamos, de un plumazo, literalmente el marinismo había sido borrado por el escándalo de Lydia Cacho. La reunión se terminó antes de las 18 horas.
Mi esposa Claudia estaba embarazada de mis cuates, Vale y Leo, la fui a dejar a la casa de mis suegros y me dirigí aun estupefacto a trabajar al periódico, no sabía qué hacer, ni que decir. Busque a Zavala durante toda la tarde-noche, pero ahora si no hubo respuesta.
Ya muy entrada la noche me contestó y me invitó a una ceremonia que habría muy temprano en la entonces academia de policía, era la graduación de varios cadetes.
Ahí nos vimos la mañana del 15 de febrero del 2006, la situación era muy tensa, Javier lucía muy nervioso y desvelado, casi no había dormido, la andanada mediática no amainaba y ahora la solicitud era que el gobernador del Estado, presentara su renuncia al cargo, de hacerlo así habría de nuevo elecciones en Puebla.
Nunca se sabrá exactamente quien grabó a Marín y Kamel, muchos dicen que fue la esposa del empresario, quien ya tenía problemas con él, otros aseguran que fue el entonces presidente municipal de Puebla, Enrique Doger, quien aspiraba a convertirse en sucesor del oriundo de Nativitas y quien odiaba al entonces mandatario.
Tampoco se sabe quién envió las grabaciones a “La Jornada”, algunos dicen que fue Ernesto Echeguren quien recibió de Doger las grabaciones, otros aseguran que fue Rafael Moreno Valle, quien se las dio, lo cierto es que nunca ha quedado claro cómo llegaron las grabaciones a manos de este diario.
Las protestas en contra de Marín comenzaban a crecer, los desplegados nacionales y los noticieros demandaban la salida del gobernador de Puebla. Alentados desde el Palacio de Charly Hall por Doger, los enemigos de Marín se alineaban para solicitar la salida del mandatario, lo que desembocaría en nuevas elecciones.
Más de 30 mil poblanos desfilaron por las calles de la ciudad para solicitar la salida de Marín de la gubernatura, nunca se había visto nada igual en la historia de Puebla y solo sería rebasada por la marcha de estudiantes realizada este año (2020), para reclamar el esclarecimiento del asesinato de tres jóvenes en Huejotzingo.
Mi amigo, el delegado del CEN del PRI, Alfredo Stamatio, nuevamente se puso en contacto conmigo, nos vimos en el Vips del centro, a un costado del Palacio Municipal.
– Ricardo, es necesario que hables urgentemente con tu amigo (Zavala), las cosas están muy difíciles para el gobernador Marín, seguramente va a tener que solicitar licencia para separarse del cargo y habrá de nueva cuenta elecciones en Puebla.
– No puede ser don Alfredo, no es para tanto.
– El asunto está muy complicado, las elecciones para la presidencia de la República, ya están cerca y esto va a afectar la candidatura de nuestro amigo Roberto (Madrazo), quien no ve nada bien este asunto de Marín. Habla con nuestro amigo y dile que debe de prepararse y de comenzar a tomar distancia de Mario, es la única forma de que él pueda ser el candidato en las elecciones extraordinarias, de otra forma, Doger será el candidato. Habla con él y dile que tome distancia de Marín.
– ¡Uy! me está pidiendo algo imposible y sumamente peligroso, pero lo voy hacer, yo también veo difícil que el gobernador salga bien librado de esto, pero no creo que Zavala nos vaya hacer caso.
– Habla con él, a ti si te puede escuchar.
– Lo intentaré.
Salí de inmediato del Vips del centro y comencé hablar por teléfono.
– ¿Santy?
– Si, que paso mi Richard.
– Me urge hablar con Javier.
– Aquí anda, vente de inmediato a Casa Aguayo, aquí te ve.
– Voy para allá.
Él hubiera no existe, pero qué diferente hubiera sido si…
Fotos: Es Imagen / Archivo / José Castañares
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