Llegue de inmediato a Casa Aguayo, había mucho movimiento al interior del edificio de la “marranera”; un día antes, el 27 de febrero de 2006, se había llevado a cabo una de las movilizaciones más impresionante en la historia de Puebla.
Santy Bárcena salió por mí y entramos a las oficinas de Zavala, quien tenía en ese momento una reunión con presidentes municipales. En lo que esperaba entable una charla con el Santy.
– ¿Cómo ves las cosas mi Richard?
– Bien difíciles mi Santy, no recuerdo haber visto una movilización de ese tamaño en lo que llevó de vida en Puebla y sabes que es lo peor, que la mayor parte de las personas que salieron a la calle, lo hicieron de manera espontánea, no las movilizaron, la gente está muy enojada y no veo como la pueda brincar el gobernador Marín. En los noticieros, la presión mediática esta fuerte y nadie sale en su defensa, al contrario, los priistas se quieren deslindar del “chaparrito”, yo creo que va a tener que solicitar licencia y tendrá que haber nuevas elecciones.
– ¡Tanto así!
– Si, tanto así.
Zavala ingresó a la sala de espera, en donde estábamos Bárcena y yo.
– ¿Qué hay hermano?
Su rostro se veía serio, preocupado, las jornadas de trabajo habían sido extenuantes, casi no había dormido en varios días y se le veía demacrado.
– Pues aquí hermano, vengo de ver a nuestro amigo Stamatio, está muy preocupado por el tema del gobernador.
– ¿Y qué te dice?
– Pues que en México dan ya como inminente la caída del gobernador Marín, que Doger y su gente se están moviendo fuerte, junto con los panistas, para que el presidente Fox, tome cartas en el asunto y presionen a Marín para que solicite licencia y se retire del cargo. Incluso, me comentó que hay presiones para que en el senado se solicite la desaparición de poderes en Puebla, si es que el góber no pide licencia y lo peor es que me cuenta que Madrazo, está en esa misma sintonía, ya no quiere meter las manos a favor de Marín y está dispuesto a entregar su cabeza, porque la campaña por la presidencia se puede contaminar si se mantiene vivo el tema de Puebla.
– Yo creo que Alfredo exagera, yo hable ayer con Madrazo y ciertamente si ven muy complicado el tema, pero no me ha dicho nada sobre deslindarse de Marín, aunque si se ha hecho pendejo, le pedí que hubiera un desplegado de los gobernadores priistas a favor de Marín, pero se negó. Busque al gobernador Peña y fíjate que hubo buena respuesta, me dijo que va a convocar a una reunión en el Estado de México con los gobernadores del partido y hablar con Madrazo. ¿Cómo ves?
– Pues excelente hermano. ¿Oye quiero abordar otro tema contigo?
Foto: Es Imagen / Alfredo Ferández
Yo sudaba, no sabía cómo decirle la segunda parte del mensaje, no sabía cuál iba a ser su reacción, si me iba a mandar al diablo, a enojarse y correrme, retirarme la palabra o quién sabe.
– Dime qué onda hermano.
– Pues, mira, Stamatio me dijo que hablara contigo, él está convencido de que Marín se va a caer y que tendrá que haber nuevas elecciones en Puebla y pues me dijo, (balbucee) pues que la única forma en que tú puedas estar en la boleta, es que comiences a deslindarte del gobernador.
Nunca vi a Zavala enojado o gritar, era un tipo muy afable y hasta bonachón, de muy buen carácter, de hecho nunca lo he visto gritarle a alguien y si regañaba a alguna persona, lo hacía en privado y sin alzar la voz.
Mientras hablaba observe que se puso rojo y muy incómodo, se le notaba molesto, por lo que me interrumpió pero sin elevar la voz.
– No chingues hermano. No digas esas cosas. Alfredo exagera y no está del todo informado. Si sé que Doger está pagando lana a los medios para que sigan los golpes contra el gobernador, se está moviendo porque sabe que si Marín cae, creé que él puede ser el nuevo candidato, pero ni madres cabrón. El gobernador no va a caer y si fuera así, yo me voy con él. No cabe en mí el tema de una traición hermano, pero aún si el gobernador se cayera, nuestro grupo político entonces pugnaría porque la candidatura fuera para alguien de nosotros, eso ya lo hemos dejado en claro con Madrazo, él sabe que si no es alguien de la gente de Marín entonces el estado se pierde cabrón, pero el gobernador no se va a caer. Mira acabo de salir de una reunión con presidentes municipales del PRI e incluso de otros partidos políticos. Mañana va a salir en todos los medios, hasta nacionales, un desplegado firmado por todos y cada uno de ellos, en donde le dan el total respaldo al gobernador, pero por si fuera poco hermano, he programado para este domingo una marcha con todos nuestros simpatizantes cabrón, para que midamos fuerzas con los pinches panistas, porque los que marcharon el pasado domingo fueron panistas, que no mamen que era sociedad civil, pero ahora nuestra gente les va a mandar un mensaje fuerte, ya lo cruce con el gobernador y le gustó la idea hermano, que no despierten a la “Puebla revolucionaria”, ese va a ser el mensaje. ¿Cómo ves hermano? El gobernador no se va a caer, yo sé lo que te digo, confía en mí.
Al escuchar la convicción con la cual habló Zavala, me di cuenta de que no por nada, se decía que Marín era como su padre político.
Mi mente viajó en ese momento a los tiempos de cuando Z, como ya se le comenzaba a conocer, desde el Congreso inició la operación a favor de Marín, no solo para ganar adeptos, sino para conseguir la misión de que le fuera aprobada su cuenta pública.
La cuenta pública del ex presidente municipal de Puebla, era la clave para poder lograr la candidatura del PRI a Casa Puebla, la cual era disputada por dos gallos melquiadistas, Rafael Moreno Valle, quien había sido secretario de Finanzas y Desarrollo Social al inicio de la administración y en el 2003 se convirtió en diputado federal y por el entonces secretario de Desarrollo Rural, Germán Sierra, quien buscaba que llegara la “pinche señal”.
Las cuentas públicas, de los dos primeros años de la administración marinistas 1999 y 2000, habían sido aprobadas por el Congreso local, pero las del 2001 y los últimos 45 días del 2002 estaban pendientes y eran la forma de frenar las aspiraciones del mixteco. No solo Marín era objeto de presiones, sino también muchos de sus allegados, principalmente quien había sido su secretario de Obras Públicas, Javier García Ramírez.
Zavala había llegado al Congreso con una misión, lograr la aprobación de las cuentas públicas de su jefe y padre político, para así poder aspirar a ganar la candidatura del PRI a la gubernatura, pero no era nada fácil su misión.
De entrada, la mayoría priista integrada por un total de 25 legisladores, en su mayoría era emanada del melquiadismo y estaba encabezada por el ex dirigente estatal del PRI, Víctor Manuel Giorgana, quien había ganado de manera muy apretada su distrito en Huauchinango.
Giorgana pertenecía a una familia de gran tradición, su tío Guillermo había sido gobernador de Puebla y su otro tío, Alberto, había sido vicegobernador en los tiempos del entonces mandatario, Mariano Piña Olaya. Víctor era compadre del gobernador Melquiades y uno de sus mayores hombres de confianza.
Otros dos personajes de peso completo eran el presidente de la Comisión Inspectora, del entonces órgano superior de Fiscalización, René Lechuga Fosado, originario de Xicotepec de Juárez y miembro del grupo original 24 de mayo y el otro era Gabriel Reyes Cardoso, quien representaba al distrito de Teziutlán y tenía bajo su mando a la comisión de Hacienda.
Zavala solo tenía, entre comillas, a dos aliados más que simpatizaban dentro de la legislatura con el proyecto marinista, Mario Montero y el jurista Carlos Meza, quienes habían llegado al Congreso por la vía plurinominal.
Pronto Zavala sumaría a un integrante más, al entonces joven diputado por Acatzingo y ex presidente municipal de este lugar, Alejandro Armenta Mier, quien desde el primer día de labores, tuvo problemas con Giorgana producto de su carácter franco, directo y duro.
Poco a poco, Zavala y Armenta sumaron adeptos a la causa del marinismo, bajo la mirada de Giorgana, quien al principio buscó por todos los medios frenar al bloque marinista, al cual se sumaron Jorge Camacho Foglia, David Espinosa, pero principalmente, diputados de oposición con los cuales Javier tendió lazos y tejió fino.
Como buen operador, Zavala sumó a Edgar Alonso Cañete, del PRD, a José Guadalupe Ruiz Contreras, del Partido Verde, a Odon Abab Sidar Fierro, de Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano.
2002 transcurrió y en ese lapso el choque entre melquiadismo y marinismo repercutía en la vida pública del estado e incluso del priismo, mientras el gobernador Morales jugó a favor de su amiga Beatriz Paredes para la dirigencia nacional, el alcalde Marín apostó por Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo.
El entonces representante de Roberto Madrazo en Puebla y ex gobernador de Durango, Maximiliano Silerio Esparza, fue el primero en denunciar que al interior de la entonces Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social a cargo de Rafael Moreno Valle, existía una estructura paralela, la cual era operada con recursos públicos para favorecer a Paredes.
El representante de Beatriz Paredes, el también ex gobernador del Estado de México, Ignacio Pichardo Pagaza salió a la defensa del gobierno de Melquiades y exigió pruebas al ex gobernador norteño.
Total en la interna priista ganó en Puebla Beatriz, pero a nivel nacional, la dupla Madrazo y Gordillo se alzó con el triunfo, lo cual fortaleció a Marín, quien se acercó al grupo del ex gobernador de Tabasco y también al de la maestra.
El entonces auditor del Órgano Superior de Fiscalización era el ex rector de la UAP, José Doger Corte, un hombre hermético que gozaba de toda la confianza del gobernador Melquiades y con el cual logre hacer una muy buena relación, la cual prevalece hasta estos días.
Mi buena relación con Doger se extendió hacia dos de sus operadores, Jorge Torres Marcos director de Comunicación Social y su secretario particular, Alejandro Hernández Carreto, con quienes mantenía constante comunicación.
La cuenta pública de Marín era, desde mi punto de vista, la clave para saber si el ex presidente municipal de Puebla, podía hacerse de la candidatura del PRI a la gubernatura, ya que sus simpatizantes crecían en número.
El 14 de enero del 2003, apenas iniciado el año, Zavala se puso en contacto conmigo, nos vimos en un restaurante por el rumbo de La Paz, ahí me mostró una carta firmada por 22 y de los 41 diputados integrantes de la LV legislatura y estaba feliz. Me dijo.
– Hermano ya tengo el apoyo de la mayoría de los diputados que integran el Congreso. Mañana nos vamos a reunir con el gobernador Melquiades en casa Puebla para pedir que se apruebe la cuenta pública de Marín y si se siguen negando, te voy a pedir que publiques la carta cabrón, pero no lo hagas antes, saliendo de la reunión te digo como nos fue, ya no los chingamos.
– Ok, tú me dices como te va, me quedó con la copia que me regalas y si, se niegan a aprobar la cuenta, yo publicó el documento.
– No tienen nada cabrón, nada más quieren aplazar la aprobación para tenernos agarrados de los huevos, pero al chile que no hay nada.
– Hecho hermano.
El 15 de enero se reunieron en Casa Puebla, el gobernador Melquiades Morales, el secretario de Gobernación, Carlos Arredondo, el líder del Congreso, Víctor Giorgana y el Auditor del Órgano de Fiscalización, José Doger. Por el lado marinista acudieron el ex presidente municipal, Mario Marín Torres, acompañado de los entonces diputados Javier López Zavala, Carlos Meza y Mario Montero.
El agudo periodista, Arturo Luna Silva, así dio cuenta de la mentada reunión en su columna Garganta Profunda del Universal Puebla.
La reunión, según la versión de Arturo Luna, y que públicamente no ha sido desmentida, tuvo como tema central la cuestionada cuenta pública de Mario Marín y la manera en que sería presentada al Congreso para su aprobación.
El encuentro, a decir del columnista, no estuvo exento de fricciones entre dos de sus principales protagonistas. El auditor José Doger, quien habló de corruptelas en la ejecución de obra pública y del ex alcalde Mario Marín, quien se refirió a tales acusaciones como argucias para dejarlo fuera de la contienda por la gubernatura en el 2004.
En medio de la tensión provocada por la charla, en un gesto de audacia, Zavala sacó la carta firmada por 22 diputados locales que demandaban la aprobación de la cuenta marinista.
– Gobernador esta carta ya está en poder de un periodista que mañana está dispuesto a publicarla, si no se aprueban las cuentas públicas del licenciado Marín, dijo Zavala.
– ¿Es una amenaza diputado? Contestó Melquiades.
– No señor, cómo cree, pero no hay nada que impida que se apruebe ya la cuenta del licenciado Marín, así que señor, de una vez pongamos fecha y sigamos adelante señor, que lo técnico y no lo político sea lo que prevalezca.
– Está bien, dijo Morales Flores; si las cuentas cuadran, pues que sean aprobadas, ponte de acuerdo con Giorgana y Doger para que se reúna la Comisión Inspectora. Solo quiero pedirles que no adelanten la sucesión y que esperen los tiempos que marque el partido.
Era de manera clara, una victoria para el marinismo, el ex presidente municipal de Puebla, felicitó a su pupilo, Zavala, le había encantado la maniobra, aunque aún faltaba que el melquiadismo cumpliera su palabra.
Entrada la noche recibí una llamada de Zavala, quien se oía feliz.
– Hermano no muevas nada por favor, nos fue muy bien, pero no muevas nada a menos de que yo te diga.
– Ok hermano, así lo haré.
Al día siguiente, de inmediato, busque a mis fuentes, para corroborar si se había llevado a cabo la mentada reunión y me la confirmaron, pero me dieron un dato más, el 22 de enero de 2003 esta citada la Comisión Inspectora para sesionar y aprobar la cuenta pública del ex alcalde Marín.
Dicha sesión no se llevaría cabo en las oficinas del Congreso, sino en el edificio del Órgano de Fiscalización, en punto de las 18 horas y ahí iba a estar presente.
Días antes, el líder del Congreso local, Víctor Manuel Giorgana, había acordado con el coordinador de la bancada panista en el Congreso, Ángel Alonso Díaz Caneja, aprobar en comisiones la cuenta pública de Marín, a cambio de que los priistas liberaran las cuentas de los ex ediles panistas de San Martín Texmelucan, Enrique Porter Basbush y de Atlixco, lo cual fue aceptado por el priista.
La tarde-noche del 22 de enero yo me introduje sin ser visto a las instalaciones del Órgano de Fiscalización y desde una venta pude observar la sesión de la Comisión Inspectora. Cuando se abordó la cuenta pública de Marín, los panistas se entablaron en una discusión, Díaz Caneja encaró a su diputado, Juan Francisco Menéndez Priante, quien se negaba a aprobar la cuenta de Marín.
Díaz Caneja jaloneó a Francisco y lo obligó a levantarse de la mesa, se apartaron y yo desde lejos vi su discusión, Méndez Priante abandonó el recinto y se fue, mientras iniciaba la votación, con 5 votos a favor, uno en contra y una abstención, la de Menéndez Priante, se aprobaba la cuenta pública del ex presidente municipal, de Puebla Mario Marín Torres y al día siguiente sería votada en el pleno.
Salí corriendo de inmediato a la redacción de Intolerancia para escribir la nota, la cual se llevaría las ocho columnas al día siguientes.
En el camino recibí dos llamadas, la de Zavala quien ya estaba al tanto de que la cuenta se había aprobado y de Juan Francisco Menéndez Priante, a quien vi el día siguiente en su oficina de la 17 Poniente y 17 Sur.
– Ángel no tiene madre, me dijo. Quería que aprobara la cuenta pública de Marín y cínicamente me dijo que era a cambio de que pasaran las cuentas públicas de los alcaldes panistas. ¿Cómo ves? Son unos corruptos y unos pendejos, no tienen madre. Le acaban de dar las llaves de Casa Puebla a Marín estos idiotas.
Lo dicho por Juan Francisco era cierto, libre de sus cadenas, Marín comenzó a moverse, la balanza política en la entidad había cambiado de lado, ahora el marinismo tomaba más fuerza y ya nadie lo iba a poder detener, solo ellos mismos.
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