Martha, la gobernadora caída
Los seis años de la administración morenovallista se habían caracterizado por su “dureza”, Rafael había gobernado con “mano de hierro” y había acumulado en el closet una enorme cantidad de “cadáveres”, los cuales comenzaba a salir para buscar la revancha.
Como ya lo mencione, Tony Gali tenía una forma muy diferente de ejercer el poder, estaba consciente de que su mandato sería muy breve y que él, quería quedarse a vivir en Puebla.
Rafael se había marchado hacia la Ciudad de México y se dedicada a recorrer todo el país, tratando de posicionarse en las encuestas para poder pelear por la candidatura del PAN a la presidencia de la República.
Moreno Valle se había distraído de los asuntos de Puebla, lo cual aprovechó Gali para comenzar a recomponer con muchos actores políticos que había sido víctima del ex inquilino de Casa Puebla, entre ellos, varios medios de comunicación que habían sido agraviados y perseguidos durante su administración.
Muchos medios llegaron a acuerdos económicos con Gali, pero estos no incluían ninguna cláusula de “protección” a favor del ex mandatario, quien comenzó a resentir el costo de ya no estar en el poder.
El hecho que desde Puebla comenzarán, a criticar el trabajo de Rafael, quien recorría el país hablando de cómo había “transformado” a la entidad, comenzaba a mermar la figura del ex mandatario. Muchos medios nacionales, retomaban publicaciones locales y Rafael, nada más no creía en las encuestas, Anaya comenzaba a superarlo.
Los reclamos de Rafael hacia Gali por estas publicaciones eran constantes, no solo afectaban la imagen nacional de Moreno Valle, sino también mermaban a quien ya se perfilaba para suceder a Tony, Martha Erika, quien solo observaba desde su posición en el PAN y se mantenía al margen de las diferencias entre ambos, las cuales cada vez se hacían más grandes.
El 2017, definitivamente, no fue el año de Rafael, quien recorrió todo el país, de manera frenética, concedía entrevistas en medios nacionales y locales a través de las buenas relaciones de Max Cortázar, pero ni así, podía subir en las encuestas.
López Obrador comenzaba a tomar la punta ya de manera clara y al interior del panismo, las cosas marchaban cada vez peor para su causa.
El dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, se había convertido en la imagen de su partido y aprovechaba los espacios oficiales otorgados a Acción Nacional para promover su candidatura, lo cual lo colocaba muy por encima de sus principales opositores.
Al interior del panismo nacional, las quejas en contra de Anaya se multiplicaban, el dirigente nacional de este partido utilizaba su posición para proyectarse y convertirse en el candidato a la presidencia de la República.
A lo largo de su vertiginosa carrera política, por primera vez desde que regresó de Nueva York a Puebla, Rafael Moreno Valle, experimentaba el amargo sabor de la derrota ante un rival, el cual, utilizó las mismas tácticas, de las que él tantas veces había echado mano, la traición.
Rafael luchaba desesperadamente porque se abriera la elección del albiazul a una consulta, era la única forma en que podría derrotar a Anaya, tenía control de una buena parte del padrón albiazul, a través de varios operadores nacionales, los cuales había pagado desde Puebla y también la promesa de Peña Nieto, de que si lograba abrir la elección panista, sería apoyado por los gobernadores priistas en la movilización, pero Anaya se había impuesto, sería el Consejo Nacional que iba a decir, no tenía ya la menor oportunidad de ser el candidato.
En Puebla las cosas también se le comenzaban a descomponer, el problema de la inseguridad se desbordaba y el robo de combustible (huachicoleo) comenzaba a señalar a su administración.
A su regreso a la entidad, Rafael se reunión con Gali y por supuesto que los reclamos no se hicieron esperar.
– “Tienes a Puebla convertida en Siria”, le dijo Moreno Valle a Tony, lo cual molestó sobre manera al entonces gobernador de Puebla, el cual sumaba un agravio más.
Aunque Rafael siguió peleando por la candidatura del PAN a la Presidencia de la República, sus fuerzas ya estaban solo concentradas en negociar con Anaya, estaba consciente de que, aun siendo candidato, no tenía la más mínima oportunidad de ganar, ante un López Obrador, que cada vez se veía más fuerte.
La prioridad de Rafael era quedarse con la candidatura del PAN a la gubernatura de Puebla para su esposa, Martha Erika Alonso y él, colarse de nueva cuenta dentro de la lista de candidatos al Senado de la República, para poder asegurar escenario nacional y a su vez, poder ayudar a Martha ante un eventual triunfo de Andrés Manuel, lo cual ya era más que evidente.
El 6 de enero del 2018, Martha Erika Alonso renunció a la Secretaría General del PAN, se aprestaba para convertirse en la candidata a la gubernatura de Puebla, “es el tiempo de las mujeres”, señaló, durante su último mensaje como funcionaria partidista.
Martha era para ese entonces una mujer de 44 años de edad, la cual había estudiado Comunicación en la Universidad Iberoamericana y una maestría en la Universidad de las Américas, había nacido el 17 de diciembre de 1973 y se había casado con Rafael el 24 de enero del 2004, siendo Moreno Valle diputado federal por el distrito de Ciudad Serdán.
La boda se había llevado a cabo con todo lujo en el Centro de Convenciones William O Jenkins, de la Ciudad de Puebla, y se había dado cita la crema y nata de la sociedad poblana.
Quienes conocieron a Martha antes de casarse con Rafael la definen como una chica muy dulce, pero de carácter fuerte, que había estudiado como muchas mujeres de sociedad poblana en el Colegio América, exclusivo para mujeres.
Cuentan que tras casarse con Rafael, como toda mujer, Martha soñó en algún momento con ser mamá, pero tras involucrarse en la constantes campañas políticas de su esposo y no poder concretarse su sueño, decidió adoptar a unos jóvenes y dedicarse de tiempo completo a la política.
Martha se convirtió en el brazo derecho de Rafael, estaba presente y participaba en todas y cada una de sus decisiones, pese a ser tranquila, no dudaba en dejar constancia de su carácter, de tal forma que muchas veces se dijo, que era la única que podía controlar a Rafael y sus arrebatos de furia.
Lo cierto es que su influencia era clara y era de las pocas que gozaba de cierta independencia en su toma de decisiones.
Una muestra de esto fue el hecho de que siendo presidenta del DIF estatal aceptó una invitación que le hice para asistir al programa de “Clase Política” a las 13 horas en la 1010 de AM, propiedad de la familia Hanan.
Yo conocía a su directora de Comunicación, Sandra Izcoa, ambos habíamos trabajado juntos en la redacción del noticiero Buenos Días, que conducía Javier López Díaz, en el entonces Grupo ACIR hoy 5 Radio.
Sandra siempre fue una mujer bien intencionada, por lo que cuando le solicite una entrevista con Martha, accedió de inmediato, aunque por supuesto me dijo que lo iba a consultar.
Nuestra relación (la mía y la de los Hanan) no era para nada buena con Rafael y tampoco con su entonces director de Comunicación Social, Sergio Ramírez Robles, un personaje enfermo, al cual le gustaba acosar periodistas y quien al ser fuereño, era asesorado por el periodista, Arturo Rueda, director del periódico Cambio.
Tanto Rafael como Ramírez Robles se oponían a la entrevista, pero Martha Erika se impuso y accedió a visitarnos en las instalaciones de la 1010 de AM, hoy La Ke Buena Puebla.
La charla resultó muy interesante, Martha Erika contestó a todas las preguntas y desde ahí nació una buena relación, con quien sería la futura gobernadora de Puebla.
Años más tarde me confesaría que Rafael le había hablado mientras iba camino a la estación para advertirle que yo la iba a “destrozar” y que acudía al estudio bajo su propio riesgo. Martha me platicó que mientras seguía rumbo a la estación, se moría de los nervios.
El 6 de enero del 2018, Martha Erika dejó la Secretaría General del PAN, en tanto Ricardo Anaya ya se había comido a Rafael y el 9 de diciembre del 2017 había renunciado a la dirigencia nacional del albiazul, para convertirse en el candidato a la Presidencia de la República.
El 7 de enero de 2018, Ricardo Anaya Cortés era ungido como precandidato único del PAN a la presidencia de la República y el día 11 de febrero se convertía de manera oficial en el abanderado del albiazul a Los Pinos.
Rafael había negociado la candidatura de su esposa a la gubernatura y el ir dentro de los primeros lugares de la lista de candidatos del PAN por la vía plurinominal al senado de la República el 17 de febrero se hacía oficial la presencia del poblano, en el sexto lugar para ir a la cámara alta. El sueño presidencial se había acabado, pero solo por el momento.
Ya sin proyecto presidencial por delante, Rafael regresó de tiempo completo a Puebla, para hacerse cargo de la campaña de Martha Erika, quien había pedido el tener cierta independencia en la toma de decisiones, por lo cual conformó su propio equipo e hizo a un lado a muchos de los personajes que habían trabajado al lado de su esposo, principalmente a Eukid Castañón.
La relación entre Rafael y Tony estaba prácticamente desecha, el gobernador Gali, le había pedido a Rafael posiciones para su equipo dentro del panismo.
Gali le había pedido, el primer lugar de la fórmula panista al Senado de la República, para su hijo, el joven Tony Gali López, quien ya había sido diputado local y mantenía su militancia como perredista, pero a nivel nacional del panismo decidió que Puebla, sería para una mujer y que fuera de Acción Nacional, lo cual dejaba fuera de la jugada al hijo del gobernador.
Gali estaba seguro de que si Rafael hubiera querido, le hubiera pedido al nuevo dirigente nacional del PAN, Damián Zepeda, el espacio para su hijo, lo cual habría obligado a Tony a meterse de lleno en la campaña, para llevar a su hijo al senado, pero nuevamente la rivalidad entre ambos equipos y personajes estalló.
Los morenovallistas consideraban que darle al gobernador Gali el primer lugar en la fórmula del PAN al Senado de la República provocaría que Gali se mantuviera de brazos cruzados, dado que casi en automático, su hijo, sería Senador, aun perdiendo.
Rafael coincidió en el señalamiento de su equipo y se mantuvo en la posición de no darle a Gali López, el primer lugar en la fórmula al Senado y para acabar de lastimar a Tony, le entregó la posición a la desconocida Nadia Navarro, hija de Carlos Navarro, dirigente del partido satélite del morenovallismo llamado Pacto Social de Integración.
Rafael le entregó a Galli, el segundo lugar de la fórmula al Senado para su hijo, pero Tony herido una vez más, revisó sus encuestas y vio que era prácticamente imposible ganarle a Puebla al tsunami “lopezobradorista” que se acercaba a la entidad y que iba a arrasar, todo lo que se encontrará a su paso y entonces le cedió la posición a quien fuera su secretario general en el Ayuntamiento de Puebla, Mario Riestra Piña, quien hizo caso omiso a las recomendaciones y aceptó la postulación, pese a no tener absolutamente ninguna oportunidad.
Para terminar de dinamitar la relación entre ambos personaje, Rafael decidió entregar la posición número dos dentro de la lista de candidatos a diputados plurinominales por la cuarta circunscripción a Verónica Sobrado, una amiga de la ya candidata a la gubernatura, Martha Erika Alonso, dejando hasta el lugar número 11, al hijo político de Gali, Xabier Albizuri, quien sabía que sus posibilidades de llegar a San Lázaro, nuevamente eran prácticamente nulas.
El 11 de marzo del 2018, Martha se registraba como candidata de la coalición “Por Puebla al Frente” a la gubernatura de Puebla y con ello, enfrentaba el reto más grande de su vida, el 29 de abril arrancaría campaña en su natal Tecamachalco, en busca de darle continuidad al proyecto político de su esposo, Rafael, en medio de un ambiente ya, terriblemente enrarecido en Puebla.
En la próxima entrega, solo me alcanza para hacer un milagro.
Foto: Es Imagen / José Castañares / Archivo
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