Capítulo 8. La reflexión final

Todo lo aquí escrito no hubiera valido la pena si no existiera una reflexión final, un análisis de las causas de la derrota marinista en el 2010. A 10 años de aquellos días, bien vale la pena señalar lo que desde mi punto de vista se hizo bien y que se hizo mal.

Como lo señaló un lector, pareciera que Moreno Valle no hubiera tenido ningún mérito, cuando en realidad fue todo lo contrario, las circunstancias se construyen y sin duda este personaje y su grupo lo hicieron. Hay quienes aseguran que las campañas no se ganan, se pierden.

Al inicio de la campaña, el 31 de marzo de 2010, Moreno Valle arrancó 10 puntos abajo en las encuestas y su primer evento lo realizó en Eloxochitlán, el municipio más pobre del estado de Puebla y unos de los cinco más pobres en el país.

Rafael ese día estalló en cólera porque su arranque de campaña, al hacerlo en un lugar tan alejado, a más de cinco horas de la capital, no tuvo la cobertura mediática que él esperaba.

Sus primeros quince días de campaña tampoco fueron lo que se esperaba, había mucho desorden y no había encomiendas específicas en el war room, pero pronto aprendió de sus errores.

De inmediato vinieron los ajustes y, como lo he platicado, un personaje jugó un papel clave, Fernando Manzanilla, quien regresó, después de haber estado casi siete años alejado de Puebla.

Manzanilla se convirtió en coordinador general de la campaña y su presencia le dio orden al caos, ni más, ni menos. Fernando delegó responsabilidades y contó con un lugarteniente de lujo en la persona de Eukid Castañón, el jefe del ejército electoral de Rafael y Omar Blancarte, el mejor alquimista electoral de los últimos años en Puebla.

Marcelo García Almaguer fue otra pieza clave en el diseño de la estrategia de marketing político, de libro de texto, con diseños y logotipos innovadores, frases contundentes como el nombre que le dio origen a la coalición que abanderó al candidato panista “Compromiso por Puebla” y “abre los ojos”, que sin duda incidieron en el “mood social” de la campaña, variando por supuesto, las simpatías electorales.

La llegada de Manzanilla le permitió a Moreno Valle convertirse ahora si en el candidato y no el coordinador, la doble función no da resultados y ya lo veremos en el caso de Zavala.

Manzanilla y el equipo identificaron de manera exacta cual era la razón de voto para sacar a los poblanos a la calle, Marín, no Zavala, la gente estaba enojada con el entonces gobernador y así él se enfocó de manera adecuada los ataques del panista. Como olvidar la concentración el del 25 de abril del 2010 a las afueras de la secretaría de Finanzas, Moreno Valle lanzó su célebre arenga la cual remató con un “yo no le tengo miedo a Mario Marín”, lo cual le granjeo las simpatías de todo el sector anti marinista, lo que le convirtió en el líder moral de la oposición.

En el plano político, Rafael también era un genio, conformó una alianza de partidos políticos, la cual parecía imposible de lograr, integrada por el PAN, el PRD, en ese entonces Convergencia y Nueva Alianza, que sin lugar a dudas marcó la diferencia.

Otro factor fueron los grandes apoyos económicos y políticos que a nivel nacional obtuvo Rafael, los cuales también hicieron diferencia, el entonces presidente, Felipe Calderón, la maestra Elba Esther Gordillo, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, el empresario Carlos Slim, grupos internacionales, conformaron un ejército imbatible.

A nivel local, Moreno Valle sumó también toda la inconformidad de los propios grupos priistas que estaban enemistados con el marinismo, el cual los había excluido completamente de la vida política de la entidad, principalmente el melquiadismo, pero también Doger, Blanca Alcalá y el entonces rector Agüera, quienes no fueron sumados de manera adecuada dentro de la campaña.

Los últimos dos meses de campaña mayo y junio fueron fundamentales para cambiar el rumbo de la elección, el 5 de mayo fue una de las primeras señales, como olvidar el desfile lleno de sombrillas multicolores, que la gente portaba de manera orgullosa, mientras que la propaganda priista de muy mala cantidad estaba tirada en el piso, aun suelo ver a muchas personas portar esos paraguas de amarillo, naranja, azul y azul turquesa, los colores de la alianza “Compromiso por Puebla”, los tortilleros, los mandiles, en fin los utilitarios que causaron furor en aquella campaña.

Rafael creó su propia clase política y le dio oportunidad a muchos jóvenes en aquel momento como Antonio Gali López, Mario Riesta Piña, Denis Ortiz, Jesús Zaldívar, Michel Chaín, Susana Riestra, Genoveva Huerta, Jesús Giles y Mercedes Aguilar, entre otros, lo que contrastaba de manera diametral con la clase política que había gobernador a Puebla durante los últimos años.

Mucho se habla sobre los días previos a la elección y de una supuesta detención de Mario Marín García, en una aeropuerto, se decía que en Tijuana, lo cual obligó al entonces gobernador de Puebla a negociar la elección.


Fotos: Es Imagen / Archivo

Yo creo que Marín siempre tuvo un plan A y un plan B en su mente y que jugó a ganar, pero cuando vio que las circunstancias no le eran favorables, prefirió sacar las manos del proceso y negociar; no por nada, como lo comente en las entregas, ejercía un control total y absoluto sobre la campaña de Zavala, uno de los gravísimos errores del candidato priista.

Otro de los grandes errores de Javier fue que nunca contó con un auténtico jefe de campaña, un coordinador real que además le fuera leal en todos los aspectos y le diera resultados, ni Jesús Morales Flores, ni José Luis Márquez, jugaron ese rol, era común ver a Zavala, queriendo ser el candidato, el coordinador de campaña y el director de Comunicación Social, lo que simple y sencillamente provocó un caos al interior de su equipo.

A esto se debe de sumar el hecho de que Javier nunca entendió, ni mucho menos supo entrar en el código cultural del poblano de la capital, tradicionalmente elitista y que rechaza a la gente que proviene de otras entidades y también al PRI.

En ese sentido, Javier debió de haber integrado a un candidato por la capital, que pudiera servirle de apoyo en vez de un ancla, como resultó ser Mario Montero, lo cual también fue otro error, pues evitó que como tradicionalmente ocurría, hubiera lugar para otros grupos políticos, se marginó a Blanca Alcalá y a Enrique Doger, quienes ni tardos ni perezosos, negociaron de inmediato con Rafael sumándose a la quinta columna priista conformada por el melquiadismo.


Fotos: Es Imagen / Archivo

En un intento desesperado por parte de Zavala para evitar la desbandada tricolor, Javier trató de negociar con Doger y le ofreció la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Puebla, pero Marín se negó a aceptar el acuerdo celebrado entre ambos.

Y si de quintas columnas se trata, otra no menos importante fue la conformada por los propios marinistas, como Valentín Meneses, Mario Montero, Javier Sánchez Galicia, Guillermo Deloya y el entonces director del DIF, Arturo Hernández Davy, quienes boicotearon en todo momento a Zavala.

Incluso, Valentín Meneses encabezó la una reunión primero en la Vendimia con el empresario, Rodrigo López Sainz y después en el rancho de este último, en la que participaron varios integrantes del gabinete, en donde le propusieron a Marín cambiar de candidato y poner al entonces rector de la UAP, Enrique Agüera Ibáñez.

Todos estos factores, más el contraste de imágenes entre Rafael y Javier, así como el clima social anti marinista, hundieron al grupo que dominó Puebla por espacio de nueve años y que dio origen al marinismo, quien como todo en la vida, tuvo su ascenso y también su destrucción.

julio 26, 2020 - 7:30 pm

Por: Ricardo Morales Sánchez

Marinismo, ascenso y destrucción, Noticias Destacadas

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