Los Ángeles, 9 Mar (Quién).- Cara Delevingne regresó a la vida pública tras varios meses de ausencia dando una entrevista a la revista Vogue en la que revela que a finales del año pasado ingresó en secreto en rehabilitación tras ser fotografiada luciendo un aspecto desaliñado en el aeropuerto Van Nuys de Los Ángeles.
Para ella, ver esas imágenes en la prensa resultó bochornoso y se sintió aún peor cuando leyó los rumores acerca de su estabilidad mental que comenzaron a circular en las semanas posteriores. Al mismo tiempo, cree que también fueron una bendición porque le empujaron a buscar ayuda de nuevo para lidiar con su dependencia del alcohol y otras sustancias como vía de escape. «No estaba bien… es desgarrador porque pensaba que me lo estaba pasando genial, pero en algún momento tuve que reconocer que no tenía buen aspecto. Ya sabes, a veces necesitas hacer una revisión de la realidad, por lo que en cierto modo las fotos fueron algo por lo que está agradecida», aseguró. La modelo siempre ha lidiado con problemas de depresión, que se remontan a su infancia marcada por la adicción a la heroína de su mamá, pero ella misma admite que tocó fondo en 2020 durante la pandemia mundial tras romper su relación con la actriz Ashley Benson. «Entonces me quedé sola, sola de verdad. Fue un momento muy malo», afirma. Cuando el confinamiento llegó a su fin, se volcó en el trabajo para evitar enfrentarse a sus problemas personales. En la primavera de 2021 recibió la noticia de que su abuela había fallecido mientras grababa el documental Planet Sex . Dos semanas más tarde fue a la gala del Met en Nueva York y, si se presta atención a sus fotografías en la alfombra roja, se puede apreciar el brote de psoriasis que estaba sufriendo bajo la pintura dorada con la que se cubrió todo el cuerpo. «Era una señal del estrés con el que estaba lidiando», apunta.
Al día siguiente tenía que volar a Inglaterra para ir al funeral de su abuela, y aun así aquella noche salió de fiesta y se emborrachó hasta no recordar nada de lo que había hecho. El verano siguiente estuvo marcado por unas vacaciones de tres semanas en Ibiza para celebrar su cumpleaños 30, aunque ella apenas abandonó su habitación durante su estancia en la isla, y poco después puso rumbo a Burning Man. Cuando los paparazzi la sorprendieron en el aeropuerto, llevaba varios días sin dormir y a pesar de ello iba camino de un compromiso profesional. «Me di cuenta de lo mal que estaba. Siempre pensé que el trabajo hay que hacerlo en los malos tiempos, pero en realidad el trabajo debe hacerse en las épocas buenas. El trabajo hay que hacerlo con constancia. Nunca se arreglará ni se curará del todo, pero ahora lo he aceptado, y esa es la gran diferencia», admitió Ahora Cara lleva cuatro meses sobria, ha vuelto a terapia tras tres años y va con regularidad a reuniones de un programa de 12 pasos para lidiar con su adicción.