El 72 por ciento de los pacientes desde la adolescencia y hasta la etapa adulta están durmiendo menos de ocho horas diarias, señaló María Maricela Caleco Torres, profesora de la Facultad de Medicina de la UPAEP.
Advirtió que más de la mitad de la población “anda medio despierta o medio dormida”, lo cual es un riesgo significativo para la salud de las personas y se pueden provocar accidentes.
La también especialista en trastornos del sueño, comentó que durante la etapa del sueño no solamente existe una consolidación de los diferentes estadios del sueño, sino que existe una reparación celular importante, que en caso de no hacerlo, tiene una repercusión muy grave en la actividad neurocognitiva de cada individuo.
Explicó que si a esto le agregamos que muchas veces los adultos compartimos este mal dormir con los más pequeños y con los que convivimos en la casa, estaremos hablando de repercusiones mucho más serias, ya que se modifican los hábitos de cada uno de los miembros de la familia.
Subrayó que es importante recordar que el sueño en los niños menores de 10 años de edad, no sólo sirve para la reparación celular o cerebral, sino que también tiene que ver con la hormona del crecimiento, con la secreción de las glándulas suprarrenales, entre otras. Pero en el paciente adulto, aunque ya no tiene que ver directamente con este tipo de hormonas o sustancias que van a intervenir de manera más importante, debemos tomar precauciones para dormir mejor y bien, porque el organismo se va desgastando con el paso de los años.
Dijo que se ha observado que el individuo que duerme menos de ocho horas diarias tiene un mayor riesgo o predisposición al consumo de diferentes tipos de drogas o estupefacientes, como pueden ser el tabaco, alcohol y cualquier otra sustancia que cauce codependencia y vaya en perjuicio de la salud.
Manifestó que el dormir adecuadamente es lo mejor que pueden hacer las personas. “Lo ideal sería que durmiéramos ocho horas en promedio de sueño ininterrumpido, quizá levantarse una sola vez al baño o tomar un poco de líquido, es decir, un despertar en la noche que dure poco y seguir durmiendo, y es ahí en donde podemos hablar de calidad y cantidad de sueño”.
Apuntó que nos podemos encontrar con personas que pueden dormir hasta 10 horas y tener un sueño fragmentado, “la persona se despierta constantemente y al volver intentar dormir, le cuesta mucho trabajo hacerlo”.
Recomendó que para tener una mejor calidad del sueño es importante establecer hábitos o un ritual antes de irse a la cama, como son, ser constantes en la misma hora en que se va a descansar, establecer una merienda o cena ligera, consumir pocos líquidos, además de que después de las 6 de la tarde no es recomendable consumir bebidas con cafeína o grandes cantidades de azúcar o bien, evitar fumar, y con estas acciones poco a poco vamos mejorando en nuestros hábitos para descansar y tener una mejor calidad del sueño.
Indicó que la ropa que se utiliza para dormir también debe ser adecuada, que nos permita movernos con libertad a la hora de estar durmiendo, además de que la recámara debe estar confortable con respecto al clima y que haya el menor ruido posible y de esta forma, la persona descansará mejor.
Por último, dijo que el insomnio es la principal enfermedad del dormir en cualquier población del mundo, por lo que debemos observar los intervalos de tiempo en que se tarda la persona para poder dormir, porque en caso de presentarse situaciones que no permiten descansar bien, es importante acudir con el especialista del trastorno del sueño y corregir estas anomalías y mejorar nuestra calidad de vida.