Las finanzas sociales son una disciplina enfocada al bienestar social para lograr, con el trabajo en el centro, un mundo más equitativo e incluyente
Estamos en un momento crítico en cuestiones financieras. En 2011, el 51% de la población adulta en el mundo tenía una cuenta bancaria; en 2017, la inclusión a los sistemas financieros permitió que se avanzara al 70%. Aun así, queda mucho terreno por recorrer: las mujeres pobres, rurales y con bajos niveles de escolaridad son las principales marginadas de este sistema.
Para Nicolás Meyer, experto en gestión de empresas de economía social, algunos de los factores que influyen en la exclusión financiera tienen que ver con deficiencias en elegibilidad y accesibilidad física y económica por parte de la oferta. En contraste, la demanda carece de educación financiera y prolifera la desconfianza en las instituciones, el desempleo y la presión de las redes sociales, entre otros factores culturales.
Durante la segunda sesión del 1er. Encuentro Internacional de Emprendimiento e Innovación en Economía Social y Solidaria, organizado por el Departamento de Negocios de la Ibero Puebla, se introdujo el concepto de inclusión financiera, una serie de prácticas que aseguran el acceso, uso y disponibilidad del sistema financiero formal a todos los miembros de una economía.
El principal beneficio de la inclusión financiera es su influencia en la reducción de la pobreza, pues aporta a que las personas mejoren sus condiciones de vida. A su vez, promueve la economía formal, reduce los riesgos bancarios y permite que los países tengan mayores recaudaciones fiscales.
El Director Ejecutivo del proyecto de economía social Nuestras Huellas dijo que para estudiar la inclusión financiera es importante evaluar el acceso de las personas a los servicios financieros, así como su uso, calidad y la forma en que estos productos se traducen en bienestar. Las finanzas, recordó, no se limitan a créditos, sino que están presentes en sistemas de pagos, ahorros y seguros.
Como parte de la reivindicación de los sistemas empresariales solidarios, Nicolás Meyer planteó cuatro preguntas para saber si una experiencia de finanzas es trastocada por el ejercicio de la economía social: quiénes son los dueños; cómo se toman las decisiones; cómo se distribuyen las ganancias y excedentes, y cómo se relacionan con la comunidad y el medioambiente.
Algunas modalidades incluyen las finanzas populares, solidarias o éticas, así como el cooperativismo, las microfinanzas, y los sistemas de intercambio con monedas sociales. Las finanzas solidarias, concluyó el experto, son una respuesta a las hegemónicas, donde se propone democratizar los recursos financieros, encarando y problematizando las funciones financieras principales de manera sustantiva.
Almacenes Populares contra el hambre
La Mesa de la Economía Social y Popular (MESyP) es una organización argentina que nació por el compromiso entre trabajadores y organismos de derechos humanos, donde se ha aprendido que el camino de la reconstrucción de un país se labra a partir de la memoria. “Somos una historia de lucha y de compromiso con la realidad de la gente”, compartió su fundador, Juan Carlos Sanchetta.
En el panel de expertos correspondiente al Encuentro Internacional, el dirigente relató que el proyecto se gestó con la premisa de que la construcción colectiva se antepone a la ambición por los cargos públicos. En particular, se han enfocado en el derecho a la alimentación para todas las personas. Así, emitieron un proyecto de ley El pan como bien social en búsqueda de una canasta social con precios accesibles.
Con la seguridad alimentaria como eje de acción, la MESyP ha buscado generar alimentos desde abajo para que lleguen a la mayor cantidad de mesas posible. Así nació el programa de Almacenes Populares, proyecto que busca que las personas de nueve calles a la redonda puedan acceder a alimentos a los mejores precios, al tiempo que se generan más de 250,000 empleos.
Juan Carlos Sanchetta compartió que la totalidad de los compañeros de la MESyP trabajan por sistema cooperativos, por lo que se socializa la producción y las ganancias. “La dignidad no se negocia ni se vende; pasa porque cada persona produce lo que consume. Esa es nuestra lógica”.
Si bien el proyecto de ley no fue aceptado por las autoridades, la MESyP continúa emitiendo recomendaciones y propuestas: tierra segura para una vivienda digna; red de seguridad comunitaria para la organización barrial, y la creación de una tarjeta de consumo popular. “Peleamos por los derechos de los compañeros porque todos tenemos derecho a todo”, sentenció.
En complemento, Taty Almeida, integrante honorario del Espacio de Reconstrucción Popular Alejandro Almeida, defendió el valor de las causas sociales y la militancia política, aun cuando el activismo represente, como fue el caso de su hijo, la violación a los derechos humanos.
La madrina de la MESyP comentó que el presidente Alberto Fernández recibió a Argentina como “tierra arrasada” tras el paso de la administración macrista. Gracias a que el nuevo mandatario priorizó la vida se evitó una letalidad por la Covid-19 mucho mayor de la que ha habido hasta ahora. Cerró sus reflexiones con un agradecimiento a México por la fraternidad que históricamente ha mostrado a las causas civiles de Argentina.