La narrativa de las profesiones para hombres merma en el imaginario de las adolescentes a través del miedo y el desconocimiento, Es necesario inculcar el desarrollo científico desde la paridad y la pasión con enfoque humanista.
El patio de juegos es una maqueta prospectiva de lo que niñas y niños anhelan para el futuro. Los sueños se ven traducidos en actividades recreativas que, a su vez, pueden convertirse en vocaciones profesionales. No obstante, no todos sueñan lo mismo: de acuerdo con la Unesco, la matrícula de mujeres es baja en áreas de tecnología (3%), ciencias naturales (5%) e ingenierías (8%).
Las cifras se explican por la persistencia del estereotipo de que las jóvenes no pueden desempeñarse en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, (STEM, por sus siglas en inglés). A través de la entrega del Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga y Científica, las universidades jesuitas de México y España buscan erradicar estos paradigmas para contribuir a la construcción de sociedades paritarias y solidarias.
Desde pequeñas, las niñas son educadas para adoptar roles de desarrollo relacionados con el cuidado y el espacio doméstico. De haber seguido este camino, la Ing. Ana Teresa Rodríguez Martínez no se habría convertido en la actual líder digital para Clúster Andino, Centroamérica y el Caribe de Pfizer.
Para la responsable de las dependencias de la farmacéutica en cinco países, la equidad debe iniciar en los hogares, mientras que las empresas han de impulsar el crecimiento profesional de las mujeres. “Mis superiores me han dicho: ‘Ana, no por ser mujer no puedes hacerlo’. Tenemos que colaborar todos y hacer disponible el acceso a personas que te inspiren”, señaló durante un panel virtual.
Como reflexionó María José Rivas Arreola, académica de asignatura en el Departamento de Ciencias e Ingenierías de la Ibero Puebla, el estereotipo de las mujeres en las STEM no corresponde con los cánones estéticos de feminidad. La norma de género dicta que las mujeres deben ser abnegadas y sumisas, mientras que aquellas que triunfan son egoístas y desobligadas de la familia.
El factor económico también inhibe su participación profesional: las familias deciden invertir en la educación de los hijos varones, pues ellos están llamados a convertirse en proveedores, mientras que ellas deberán ocuparse de las labores de maternidad. El reto, dijo, es que todas las personas tengan la posibilidad de convertirse en lo que anhelan ser.
Las dinámicas de género operan de tal manera que las actividades profesionales son masculinizadas o feminizadas. Clara Patricia Ríos Ibarra indicó que las oportunidades deben estar al alcance de todas las personas para que se pueda decidir sobre la profesión que se desea. Como investigadora del Departamento de Procesos Técnicos e Industriales en el ITESO, llamó a sus colegas docentes a incluir materiales que acerquen a las menores a las disciplinas STEM.
Su trayectoria de vida le inculcó el no sentirse víctima de un estereotipo, sino mantener la atención abierta a la crítica constructiva y a las oportunidades. En el ámbito profesional, dijo, las oportunidades deben ser entregadas con base en el desempeño y los principios éticos del profesionista.
El panel del SUJ estuvo integrado por mujeres que tuvieron el privilegio de recibir el aliento por parte de su entorno desde temprana edad, contrario a la situación del grueso poblacional femenino. Así lo reconoció la Dra. Cristina Oropeza Barrera, al tiempo que valoró los espacios que visibilizan a la mujer en las áreas STEM como formas de modificar la narrativa y las estructuras: “no verte reflejada dificulta el acceso a estas áreas”.
La coordinadora del Servicio Departamental de Física de la Ibero Ciudad de México-Tijuana destacó la responsabilidad de las universidades en la creación de foros que impulsen el interés de las jóvenes por la ciencia a través de un enfoque de género transversal en todas las licenciaturas.
Desde su experiencia en la industria, María Eugenia Mena Navarro, coordinadora del Área de Compras y Abastecimiento en Desarrollos y Acabados en Poliuretano S.A. de C.V León, ha constatado la importancia de los posgrados para dar el valor agregado al ejercicio profesional. El fortalecimiento de la academia a través de la divulgación científica y el trabajo con patentes debe ser el catalizador de redes de trabajo.
De manera global, la ciencia y la tecnología se han visto opacadas por las oportunidades de éxito y el reconocimiento inmediatos que proliferan en las redes sociales. Aunado a ello, la complejidad de estas disciplinas se presenta como una misión imposible para las mujeres, especialmente cuando entran en conflicto con el mandato social de procreación.
Para Marcela Soto Sánz, gerente de Cuentas Clave en las Américas para el Corporativo Joyson Safety Systems, las mujeres en puestos directivos tienen una responsabilidad social de promover las experiencias de realización profesional e independencia, tal como ella fue inspirada por sus pares mujeres en rangos ejecutivos.
Además de difundir los logros profesionales de las tecnólogas y científicas, el Premio Ada Byron rescata las historias de vida de sus participantes y promotoras. Las panelistas recordaron los estímulos recibidos por padres, madres, profesores y compañeros de trabajo para crecer dentro de un mundo masculinizado. Algunas de ellas descubrieron sus pasiones ya iniciada la formación superior. Otras, como María José Rivas, lo hicieron mientras jugaban en el patio de la abuela.