Con el fin de reparar heridas traumáticas que pueden llevar a la muerte del paciente, un equipo médico señaló a New Scientist que están poniendo en marcha la «animación suspendida», es decir, ponen en «pausa» la vida de una persona por dos horas para reparar los daños.
Samuel Tisherman, cirujano del Centro Médico de la Universidad de Maryland en Baltimore, dijo que su equipo puso en ese estado al menos a un paciente, aunque no dio a conocer si sobrevivió por este procedimiento.
La técnica llamada Preservación de Emergencia y Resucitación consiste en enfriar rápidamente el cuerpo del enfermo hasta lograr una temperatura de entre 10 y 15 grados centígrados y remplazar su sangre con una solución salina muy fría que se inyecta en la aorta, la arteria más grande del cuerpo humano.
A esta temperatura, el cuerpo no tiene pulso ni actividad cerebral. Pues la hipotermia hace también que se ralenticen otros procesos biológicos.
Mientras que una persona que tiene una temperatura corporal normal con cerca de 37 grados centígrados puede sobrevivir alrededor de cinco minutos sin que le lata el corazón, y en consecuencia, sin que le llegue oxígeno a las células, antes de que el daño cerebral resulte irreversible.
Esas dos horas proporcionan a los cirujanos una ventana de oportunidad valiosa para reparar las heridas y finalmente vuelven a calentar el cuerpo del paciente inyectándole sangre para reiniciar la actividad cardiaca.
Pruebas con animales demostraron que cerdos que habían sufrido trauma agudo pudieron sobrevivir en estado de «animación suspendida» por tres horas, para lugo ser operados y resucitados.
Las pruebas en humanos están ahora en sus primeras etapas, lo que ha llevado a los científicos que las estudian y practican a no dar a conocer la tasa de supervivencia. Sin embargo, esperan que de resultar exitoso el método pueda emplearse en otros hospitales y permita salvar vidas.