A las 22:00 horas del 24 de octubre, todas las autoridades habían alertado de la entrada del huracán Otis y su potencia —categoría 5—; sin embargo, a esa hora unos 600 estudiantes del Colegio de Bachilleres (Cobach) estaban concluyendo su participación en el concurso de baile moderno como parte del 36 Encuentro Estatal Cultural y Deportivo en el Hotel Playa Suite, en la Costera Miguel Alemán, en Acapulco.
Los 600 alumnos estuvieron expuestos a la furia de Otis.
A las 09:00 de la mañana, el director general del Cobach, Jesús Villanueva Vega; el secretario de Educación Guerrero, Marcial Rodríguez Saldaña; la presidenta del DIF-Guerrero, Liz Salgado Pineda, y la presidenta del Congreso local, Yolotzin Domínguez Serna, inauguraron el encuentro en la Unidad Deportiva de Acapulco (UDA).
Media hora antes de la inauguración, el gobierno del estado emitió la primera alerta: la tormenta tropical Otis podría convertirse en huracán categoría 1.
Desde las 11:00 de la mañana todo seguía con normalidad, comenzaron los encuentros de voleibol, baloncesto y futbol. Una hora después, la SEG ordenó la suspensión de todas las “actividades académicas y administrativas” en Acapulco y las regiones de Costa Grande y Costa Chica ante la evolución de Otis. El ordenamiento de la SEG fue ignorado por el director del Cobach y el encuentro continuó.
A las 13:30, los estudiantes de los planteles de Iliatenco y Acapetlahuaya jugaban baloncesto. Entonces, Otis había ascendido a categoría 1. A las 15:00 horas, el director general del Cobach presumió en las redes sociales que el alcalde de Tixtla, el morenista Antonio González Cabañas, había asistido al encuentro. En ese momento el meteoro ya era categoría 2.
A las 19:15, la gobernadora morenista Evelyn Salgado Pineda informó en su cuenta de Facebook que Otis había evolucionado a categoría 4. Veinte minutos después, los estudiantes del Cobach comenzaron el concurso de canto en el Hotel Playa Suite, donde se encontraban hospedados.
A las 20:00 horas, el presidente Andrés Manuel López Obrador escribió en redes sociales que Otis era categoría 5 y que impactaría entre Acapulco y Tecpan entre las 04:00 y 06:00 de la mañana del miércoles. Eso no fue suficiente para que el encuentro se cancelara, los directivos decidieron premiar a los ganadores del concurso de canto y a las 21:00 horas dieron inicio al concurso de baile moderno.
Ahí comenzó la tensión entre trabajadores del Cobach.
En un grupo de WhatsApp, unos proponían sacar a los estudiantes de Acapulco y llevarlos a Chilpancingo a resguardarse. Los directivos se negaron.
El concurso de baile moderno continuó hasta el final. A las 22:00 horas se premió a los ganadores. De ahí, el director general del Cobach ordenó a los estudiantes y trabajadores ir a sus recámaras. Todavía había tiempo para salir del puerto, todas las delegaciones tenían vehículos para trasladarse, pero los directivos se negaron.
Dos horas después, Otis impactó sin piedad en Acapulco.
Este es el relato del terror que vivió Carlos Ortiz, trabajador del Cobach: “A las 11:50 de la noche se fue la luz y se cortó la comunicación. El viento pegaba con furia contra el hotel (…) Bajé por las escaleras. Pregunté a un guardia si contaban con protocolos para estos momentos. Me dijo que no. Le pregunté si contaban con lugares seguros, recibí otro no. El viento aullaba como una bestia terrible, arrastrando y rompiendo todo. Ahí estábamos en esa torre del hotel más de 300 personas esperando. Aterradas. Sólo [se escuchaban] la violencia del viento y el ruido de las cosas que se iban rompiendo.
“No había nadie del hotel. Estábamos solos ahí en las escaleras de servicio esperando quizá la muerte. Una persona llegó del sótano, nos dijo que había un cuarto allá abajo, seguro. Ahí no llegaba el viento. El temor era si el agua subía de nivel. Optamos por llevar a algunos alumnos y personas que se encontraban hospedadas al sótano. Tenía un cupo para unas 100. Nosotros nos quedamos en las escaleras en el piso del lobby.
“A la 01:00 de la mañana el viento golpeó con toda su furia y se filtró por las escaleras partiendo el grupo en dos. Un grupo de cuatro jóvenes fue empujado y me llevó con él hacia abajo. De ahí corrimos a refugiarnos en el sótano. Un pedazo de vidrio alcanzó a rozarme la cara (…) Pensé que no saldríamos de ahí. Miré la cara de los estudiantes y no hice más que esperar lo peor. Como a las 02:00 de la mañana el viento cesó de pronto”.
Al amanecer, descubrieron la destrucción de Otis. Algunos trabajadores y profesores huyeron de Acapulco, aunque eso significó abandonar a sus estudiantes.
El Universal Online