El primero no es el primero
Hay que tener en cuenta que la forma en la que nos relacionamos por primera vez en pareja viene de cómo nos hemos relacionado hasta entonces con nuestros semejantes. Desde que somos pequeños establecemos relaciones más o menos intimas con otras personas, aprendemos a compartir, a liderar, a colaborar, a jugar, a querer y también tenemos nuestros primeros desengaños y aprendemos a lidiar con ellos.
Además, la forma en la que nuestros padres o cuidadores se han relacionado con nosotros también determina la manera en la que nosotros nos relacionamos con otras personas. Podemos ser más o menos dependientes, seguros, hostiles, agresivos, etc, dependiendo de cómo han sido con nosotros esas personas tan importantes.
Así que el primer amor realmente no lo es, antes de él hemos tenido pequeños amores, relaciones importantes para nosotros que, aunque no fueran románticas, nos han enseñado mucho.
Incluso podemos sentir que fue aquella amistad tan intensa que tuvimos durante años la que más nos marcó en las futuras relaciones.
Expectativas vs realidad
La diferencia con otras relaciones es que el primer amor normalmente viene lleno de expectativas. Creemos que será de una manera debido a lo que hemos visto en la televisión, a lo que nos han contado, a lo que vemos en casa… de las experiencias de los demás sacamos conclusiones y decidimos como queremos que sea nuestra relación, lo que haremos y lo que no, lo que buscamos y lo que queremos evitar. Si somos particularmente románticos podemos pasar horas imaginando cómo será cuándo nos enamoremos.
Y llega el momento en que lo hacemos y somos correspondidos y normalmente, como en todo, poco tiene que ver con las expectativas. Podemos sentirnos abrumados por la emoción y hacer cosas que siempre nos habían parecido cursis, por ejemplo y también podemos sentirnos decepcionados al ver que la otra persona o la historia en general, no es como en las películas.
Adaptarnos a la realidad después del choque con lo esperado puede ser duro, pero nos enseñará para futuras relaciones. Aunque en todas tenderemos a idealizar tanto a la otra persona como a la relación en sí.
La importancia de la experiencia
Por supuesto el primer amor nos aporta una experiencia importante para las siguientes relaciones. Aprenderemos a relacionarnos con otra persona a nivel íntimo, que no solo implica sexualmente, pero también. Aprenderemos a ceder, a marcar límites, a compartir, a esperar y sobre todo sabremos lo que queremos y lo que no para futuras relaciones.
El primer amor puede marcar y hay personas que compararán las siguientes relaciones con ese primero durante casi toda su vida. Con el tiempo tendemos a idealizar esa relación, nos olvidamos de lo malo y nos quedamos con la intensidad de lo novedoso.
El primer amor es siempre intenso y casi siempre devastador. Y es que es raro que ese primer amor sea el último pero sí que es uno de los más importantes.
Si pensamos en como éramos en esa primera relación y lo comparamos con cómo somos ahora nos daremos cuenta de que no tiene nada que ver, de que hemos aprendido mucho desde entonces y que ésa fue la primera piedra del camino.
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