Como actividad humana ineludible, todas las personas comunican diariamente. Por ello, todas deben hacerse responsables de que sus mensajes contribuyan al bien común.
La inmediatez y la brevedad se han convertido en los principales valores en la generación e intercambio de información en la era digital. Es fundamental cuestionar si, desde el comunicador, existe un compromiso y responsabilidad sobre la información que se comparte con otros. Expertos de diferentes ámbitos comunicacionales exploraron esta y otras cuestiones durante un panel celebrado por la Ibero Puebla.
En el ámbito de la salud, la comunicación forma parte del día a día: desde la socialización de un diagnóstico rutinario hasta el abordaje de temáticas más complejas. Competencias relacionadas con la locución y la comprensión de los procesos de comunicación, así como la comprensión contextual, suponen áreas de oportunidad en la formación de jóvenes en estas áreas.
La responsabilidad ética tiene que ver no solo con la forma en que se entrega un mensaje, sino en la importancia de establecer canales horizontales de entendimiento. “Por ejemplo, ¿qué tanto estamos incorporando las diferencias culturales desde nuestro quehacer?”, reflexionó Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la Universidad Jesuita.
El podcast Pregunta, Escucha y Conecta, abocado a la alfabetización en suicidología, nació desde la necesidad de subsanar las carencias de orientación y formación en la materia, especialmente para las personas que rodean a una víctima. La delicadeza del tema ha llevado al Dr. Hernández Cervantes a establecer una ética comunicacional basada en el fomento del autocuidado e independencia de los oyentes.
Funciones similares son las que cumplen las radios comunitarias. Con programas de educación y comunicación populares, Radio Huayacocotla ha buscado tener en cuenta a las comunidades desde una perspectiva de diálogo de ida y vuelta. Para ello, transmite contenidos en español, náhuatl, tepehua y otomí, las cuatro lenguas que se hablan en la sierra norte de Veracruz y zonas cercanas.
Gracias a estos esfuerzos se logró un control comunitario de la propagación de la covid, aunque tomó tiempo comprender la magnitud de la emergencia sanitaria debido a que la visión de los pueblos es que están exentos de la realidad que los circunscribe en el mundo. “Había que enfatizar la simple idea de la seguridad que ya estaban implementando comunitariamente. Esa fue la primera tarea de la radio”, explicó Alfredo Zepeda, SJ, coordinador del proyecto.
De igual manera, tuvo que combatirse con racionalidad toda la información falsa sobre la pandemia y las campañas de vacunación. “La comunicación popular debe estar de parte de la gente desde el análisis de la marginación”. Es por eso que los sistemas de comunicación comunitarios también han servido para denunciar las carencias en los sistemas de salud.
En los últimos treinta años se ha observado un declive de las empresas mediáticas en cuestiones económicas y políticas. La tecnología ha permitido la automatización de los procesos y la reducción de las nóminas de reporteros. Así lo indicó Juan S. Larrosa-Fuentes, coordinador de ETIUS: Observatorio de Comunicación y Cultura del ITESO.
Como profesión, el periodismo también se ha visto impactado por la precarización laboral y las condiciones de inseguridad generalizada. La falta de formación adecuada de profesionistas en la materia tiene altos costos en el abordaje de situaciones complejas o sensibles, como una pandemia.
Para dar cuenta de ello, se refirió a la comunicación en materia sanitaria tanto gubernamental como periodística, la cual ha pasado de la actualización permanente con sustento científico a las muletillas políticas impulsadas, entre otras cosas, por las carencias formativas de los “profesionistas”. “Los periodistas deben tener una formación humanista que permita un sentido crítico de la realidad”.
Todos somos comunicadores
Quetzalcóatl Hernández se refirió al discernimiento ignaciano y a la alfabetización mediática como dos formas de comprender cómo las dinámicas de socialización coaccionan las maneras de pensar y actuar, particularmente en redes sociales, mismas que amplifican los discursos egoístas. “No somos personas lejanas de decidir qué y cómo leemos las cosas y qué hacemos a partir de ello”.
El pensamiento y recepción crítica de medios puede contrarrestar los efectos de una comunicación de masas que se ha caracterizado por el arrojo permanente de imperativos. Esa es la razón por la cual las comunidades han privilegiado la construcción de espacios de diálogo y entendimiento.
Larrosa-Fuentes invitó a los futuros periodistas a mantenerse a la vanguardia en cuestiones de coyuntura y formación en cuestiones específicas, así como mantener ambientes digitales que promuevan la pluralidad de ideas bajo filtros éticos. “Las plataformas nos envían cosas que nos gustan a costa de estar en contacto con otro tipo de personas. Hay que romper ese tipo de filtros”.
El panel coincidió en que la comunicación es inherentemente emocional, pues quien emite mensajes despierta sensaciones en sus receptores. Por ello, es menester potenciar el sentido de la contemplación y la criticidad ante el consumo mediático para entrar en comunicación real con el entorno y las personas alrededor.