A principios del siglo XX, varios fragmentos de muros de la gran pirámide emergían durante las obras de caminos que comunicaban Puebla y Cholula, misteriosos elementos arquitectónicos de piedra y adobe del Tlachihualtépetl, cuya investigación arqueológica suponía un reto para las técnicas tradicionales de excavación de la época, por lo que, en 1931, el arquitecto y arqueólogo Ignacio Marquina recurrió a una novedosa estrategia: la exploración mediante túneles, utilizada en las pirámides del Sol y de Tenayuca.
Así dio inicio uno de los más grandes hitos de la arqueología nacional e internacional. A 90 años del arranque de los estudios de la gran pirámide de Cholula, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de su representación estatal, conmemoró este evento con una serie de actividades.
En la ceremonia transmitida por las redes sociales del Centro INAH Puebla, el director de la dependencia en la entidad, Manuel Villarruel Vázquez, destacó que este espacio arqueológico refleja importantes valores, no solamente para Puebla sino para la identidad nacional, pues por más de dos mil años ha unido las conciencias y la labor de los habitantes de este territorio.
Acompañado por autoridades de los ayuntamientos de San Pedro y San Andrés Cholula, en la emisión virtual que forma parte de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, efectuada desde la Zona Arqueológica de Cholula, el arquitecto expuso que en el caso del basamento piramidal con mayor volumen de Mesoamérica, se ha dicho que su descubrimiento fue algo inédito, no por estar oculto, sino porque siempre se supo que era una pirámide.
“A la llegada de los españoles, quienes por primera vez vislumbraron el Tlachihualtépetl (cerro hecho a mano) en el siglo XVI, y les causó conmoción y extrañeza ya que no lograban entender su significado, varias décadas después decidieron construir un elemento hoy en día sumamente simbólico para la cultura poblana: el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios.
“Es un espacio que tiene una carga simbólica y religiosa de varios cientos de años y del cual hoy conmemoramos 90 años de esas primeras exploraciones, del primer estupor que generó vislumbrar un objeto de esas dimensiones, construido por la mano del hombre”, manifestó Manuel Villarruel.
Recordó los trabajos arqueológicos de Marquina en Cholula, realizados antes de que se creará el INAH, en 1939, los cuales sirvieron de base a las labores realizadas en la Tumba 7 de Monte Albán (descubierta en 1932), conformándose así la idea de cómo investigar y rescatar un monumento arqueológico en México, y en cuya época ayudó a crear identidad nacional.
“Después de Marquina, diversos arqueólogos han seguido laborando en este sitio, a través de proyectos como los que lideran los arqueólogos Sergio Suárez Cruz y Silvia Martínez Arriaga, y a los cuales el Centro INAH Puebla da continuidad. Son investigaciones que requieren del trabajo colegiado entre especialistas, instituciones y autoridades”, anotó.
Por su parte, el secretario estatal de Cultura, Sergio Vergara Verdejo, a nombre del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, tras felicitar al INAH por los 90 años de investigaciones arqueológicas en ese sitio patrimonial, rememoró que hace más de 40 años él trabajó ahí, dibujando los entierros hallados en las exploraciones, las cuales realizaron personalidades de la arqueología nacional como Roberto García Moll. “Noventa años se dice fácil, pero estamos trabajando en conjunto y armónicamente con los municipios y con el INAH para la preservación de este importante sitio arqueológico”, puntualizó.
Posteriormente, los integrantes del presídium, guiados por el administrador del sitio arqueológico, Martín Cruz Sánchez, develaron una placa conmemorativa por las nueve décadas del inicio de las exploraciones de la gran pirámide de Cholula, y recorrieron la exposición de 10 imágenes alusivas de gran formato, dispuesta en la barda perimetral de la zona arqueológica, para el aprecio público.
Tras el acto protocolario, la profesora investigadora de la Universidad de Las Américas Puebla, Gabriela Uruñuela y Ladrón de Guevara, dictó la conferencia Nueve décadas de aprendizaje sobre el Tlachihualtépetl… ‘Y sigue la mata dando’», en la que describió cómo se han preservado, de manera interdisciplinaria e interinstitucional, las características y valores del sitio.
En la segunda conferencia, El Santuario de la Virgen de los Remedios del Tlachihualtépetl al Ichopotzintli Santa Mariatzin, el historiador fray Francisco Morales Valerio habló sobre la continuidad que tiene hasta nuestros días en el uso religioso el “cerro hecho a mano”.