El ámbito intelectual del país expresó su pesar por la muerte del historiador mexicano Miguel León-Portilla, ocurrida en la Ciudad de México a los 93 años de edad.
El crítico literario, novelista y catedrático Geney Beltrán Félix aseguró que la muerte del filósofo «es una noticia muy triste. Se ha ido un titán de la cultura mexicana. Pocos como él ha tenido nuestro país. Lo lloramos sus lectores, agradecidos por la sabiduría, el coraje y la bondad de sus libros. Sus estudios sobre la cultura náhuatl son insustituibles».
Por su parte, la escritora e intelectual, Martha Robles, expresó que «Miguel León-Portilla nos mostró el rostro más digno de los antiguos mexicanos. Su amor al pasado no se habría expresado en esa gran obra, sin su sólida y excepcional formación. Todos debemos algo al querido León-Portilla. Bastaría el amor con que nos dio elementos sobrados para fortalecer nuestra identidad, para agradecer una vida tan fecunda y luminosa como la suya. Siempre quise mucho a Miguel, y siempre he apreciado su pasión por el saber».
Consultado esta noche también por Notimex, el escritor Pedro J. Fernández subrayó que «se nos fue el mayor investigador y divulgador del mundo prehispánico e indígena. Nos hará mucha falta, pero su legado permanecerá vivo porque sus letras y su espíritu son atemporales. Que descanse en paz».
A su vez, la docente, ensayista y principal conocedora de la obra de Octavio Paz, Roxana Elvridge-Thomas, manifestó conmovida que «nos deja un humanista, un verdadero historiador, un ser humano comprometido con nuestras raíces y con nuestro presente, para proyectarnos como mexicanos hacia el futuro. Una gran pérdida para la cultura nacional».
Como se sabe, esta noche la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), alma mater del doctor Miguel León-Portilla, dio a conocer el deceso del también poeta a la edad de 93 años.
El autor de la Visión de los vencidos (1959), fue internado a principios de este año en el Hospital Español, en Polanco, a consecuencia de una neumonía. Luego de pasar varios meses ahí, fue trasladado al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición «Salvador Zubirán», en un acuerdo tomado por su familia, amigos, discípulos y médicos tratantes.