Los virólogos predijeron la segunda ola de infecciones hace meses. Cuanto más se flexibilicen las reglas y las restricciones introducidas para combatir el coronavirus, mayor será el riesgo de una segunda ola. Ahora, ésta parece estar llegando.
En muchos países, el confinamiento ya no es tan estricto. Alemania, España y Grecia fueron los primeros países en levantar las restricciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) teme que el coronavirus podría no desaparecer nunca más, y advierte de las posibles consecuencias si la gente se toma la situación a la ligera y vuelve a los hábitos de comportamiento que prevalecían antes del coronavirus.
En muchos países, las tiendas han vuelto a abrir, al igual que los restaurantes. En Australia, después de varios casos de infección entre los huéspedes de los pubs y bares, el gobierno ha vuelto a endurecer las restricciones.
El deseo de la gente de viajar también está aumentando de nuevo y es otra razón para el aumento de las tasas de contagio. En Alemania, hubo un fuerte aumento en el número de infecciones a finales de julio. La tasa de reproducción R también subió de nuevo.
El número de reproducción R
El valor R indica el número de personas que una persona portadora del SARS-CoV-2 puede contagiar en promedio. Este número ayuda a predecir mejor las nuevas infecciones. Por ejemplo, si R es 3, significa que una persona con coronavirus infectará a tres personas más. Si el número de reproducción es 1, la tasa de infección se mantiene más o menos igual.
En Alemania, esta cifra de reproducción rebasó el valor 1 a finales de julio. Entre otras cosas, esto podría deberse a los veraneantes que se han vuelto a juntar en grandes multitudes, aunque la pandemia está lejos de haber terminado.
La segunda ola
No existe una norma internacional uniforme para la definición de una segunda ola. Incluso la OMS no tiene directrices claras. El portavoz de esta organización, Christian Lindmeier, escribió en un correo electrónico a DW: “El término se refiere [solo] a los nuevos brotes que se han producido después de un descenso inicial. Lo mismo aplica para una ‘tercera’ ola.”
Ya al principio de la pandemia, los virólogos advirtieron sobre una nueva oleada de infecciones y apelaron a la población para que no considerara la disminución de las cifras de contagio como una licencia para actuar sin preocupación.
Los científicos comparan el coronavirus con la gripe española que se extendió de 1918 a 1920. Según la OMS, ésta se cobró entre 20 y 50 millones de vidas en todo el mundo. Esa pandemia se desarrolló en tres oleadas. La segunda ola fue mucho peor que la primera y causó muchas más muertes. Entre las fases de cada una de ellas, el virus mutó. Podría ocurrir lo mismo con el coronavirus.
Si el virus muta
Todos los virus pueden mutar, es decir, cambiar. En el mejor de los casos, un virus se debilita a través de una mutación. Esto significa que es menos peligroso y que se cobra menos víctimas. Para que esto suceda, sin embargo, muchas personas ya deben haber desarrollado una inmunidad al coronavirus. Los científicos aún no saben, si este es el caso con SARS-CoV-2.
Las personas desarrollan inmunidad contra la mayoría de los virus. Una vez infectado, el cuerpo produce anticuerpos, que lo vuelven inmune. El virus ya no puede dañar a la persona. No está claro si esto también es aplicable al coronavirus.
Un número creciente de casos indica que algunos pacientes con Covid-19 ya no tienen anticuerpos detectables después de solo unos meses. Esto también podría significar que podrían volver a infectarse.
Durante el auge del coronavirus hubo muchas voces que decían que solo una supuesta “inmunidad de rebaño” podía contener la pandemia. La inmunidad de grupo se produce cuando un alto porcentaje de la población ya es inmune. Entonces el patógeno ya no puede propagarse tan rápidamente. Entre el 70 y el 90% de la población tendría que ser inmune a un virus para detenerlo.
La revista especializada “The Lancet” publicó recientemente un estudio sobre la “inmunidad de rebaño”. Según éste, es algo que no se puede conseguir contra el coronavirus. Científicos del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, el Ministerio de Sanidad español y la Universidad de Harvard en Boston participaron en el estudio de anticuerpos, el más grande de Europa hasta la fecha, con 60,000 personas.
Las pruebas mostraron que sólo un 5% de los españoles habían desarrollado anticuerpos contra el virus.