En su editorial, el diario estadounidense Financial Times realizó duras críticas a las estrategias económicas y de contención sanitaria por parte del Gobierno mexicano. En ella, se alude a una figura presidencial imperialista y se vaticina una tragedia similar a la crisis económica en Venezuela.
Para Nadia Castillo Romero, coordinadora de la Maestría en Gestión de Empresas de Economía Social en la Ibero Puebla, se trata de una conjetura desproporcionada, pues el modelo económico no ha cambiado mucho con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia. En todo caso, dice, se ha apostado por el desarrollo de nuevos programas sociales.
La estrategia económica presentada hasta el momento por el Ejecutivo ha tenido sus puntos positivos, como la omisión de rescates fiscales a las grandes empresas. En crisis anteriores, eran los sectores poderosos los primeros en ser respaldados, no así en esta pandemia.
En contraste, el apoyo a los sectores empresariales con menos recursos se ha quedado corto, especialmente en términos de contribución. “No ha habido una política de reactivación económica hacia las pequeñas y medianas empresas (pymes), las cuales representan la mayor fuente de empleo en el país”.
Más allá del capital
La economía social y solidaria es uno de muchos sistemas alternativos que apuestan por tener relaciones más inclusivas y más equitativas, colocando el trabajo en beneficio del colectivo y siempre desde una forma de producción sustentable. Estas economías se presentan de diferentes maneras alrededor del mundo: desde cooperativas hasta pequeños espacios de producción y servicios.
Pese a su operatividad paralela al desarrollo capitalista, los sectores de economía social se han visto afectados por la pandemia, principalmente en la distribución de sus bienes y servicios. “Al no tener un mercado abierto en el que se pueda seguir con las transacciones de mercado, la actividad económica se paraliza”.
Si bien se ha optado por emprender en el mundo digital, los apoyos gubernamentales necesarios no han llegado. Por ello, urge Castillo Romero, debe recordarse que estas empresas “no tienen espíritu de gran capital, sino que se respeta la fuerza de trabajo de las personas”.
Son tiempos como estos en los cuales las economías alternativas han sido retomadas para fungir como eje de la actividad económica. Tal fue el caso de Argentina a principios del siglo XX, cuando una crisis orilló a la población a volver a la práctica del trueque y el banco de tiempo para hacer frente a la ausencia de capital monetario.
Para ello, algunas asociaciones como la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) proponen guías de trabajo colaborativo con la intención de vincular actores sociales afines para construir dinámicas laborales que velen por el bienestar colectivo.
Apoyo de la academia
Desde el Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES) de la Ibero Puebla, y en conjunto con el Nodo de Innovación Empresarial del IDIT, se está generando un catálogo de empresas del área de Puebla que se renueva de manera quincenal. Las empresas incubadas en el Nodo fungen como intermediarias entre el usuario y la empresa para que esta última pueda seguir ofreciendo sus productos y servicios.
De igual manera, desde la Maestría en Gestión de Empresas de Economía Social se están ofreciendo conferencias y entrevistas a distancia para ayudar a construir alternativas de acceso a mercado para estos productores, además de dar continuidad a los proyectos encaminados.
Nadia Castillo llama a que, una vez que las circunstancias lo permitan, se reactive la economía local, misma que nos trastoca a todas y todos. “Es un buen momento para impulsar la organización de los distintos profesionistas que puedan quedar desempleados a partir de esta crisis. Comprender cómo, a partir de las cooperativas, pueden generar sus propios espacios de trabajo colaborativo”.