Acostumbrados al desdén del régimen anterior, los campesinos asisten a las Jornadas Ciudadanas
Desde antes de las 09:00 horas, muy al estilo que deja la vida en el campo, con puntualidad por esa arraigada costumbre de levantarse siempre tan temprano, grupos de campesinos, agroempresarios, productores de todas las ramas y de todo el estado, llegan a la sede de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) a una más de las Jornadas de Atención Ciudadana, con una coincidencia en sus rostros: incredulidad.
Es este el quinto martes que la titular del ramo del gobierno barbosista, Ana Laura Altamirano Pérez, atiende directamente en una mesa central -la flanquean otras con dos de sus directores-, en el patio de una casona del Barrio del Alto.
La mayoría de quienes asisten, sobre todo los primerizos, nunca antes en el pasado reciente pudieron hablar de cara con el secretario, siempre fueron atendidos por los segundones, quienes principalmente en los últimos ocho años los trataban con un subrayado desprecio.
Muchos se enteran apenas de que Ana Laura es además la primera mujer que tiene en sus manos este sector, de tan anquilosada tradición machista. Menos saben, que es hija de un productor de tomate de la región del Valle de Atlixco, se le sale comentar a uno de los visitantes.
La jornada aquí comienza a las 09:00 horas, pero no hay para cuando terminar. Hace un par de semanas, se concluyó a las 17:30 horas.
Los productores que se reconocen “abandonados” y que todavía tienen resquemor de que sus nombres sean citados en un material periodístico, buscan muchas cosas, pero son pocos, en proporción, los que quieren dinero directamente.
La mayoría, hacen planteamientos para asesorías técnicas, apoyo para la comercialización y hasta llegan con proyectos ya completos, que buscan respaldo para convertirse en realidad.
Muchos de ellos, la contundente mayoría, fueron desdeñados en el morenovallismo y el galismo, el régimen que solamente les ofreció inservibles mototractores, de potencias tan menores, que ni en la tierra banda del Valle de Tepeaca, eran útiles para hacer los surcos para la siembra de hortalizas, en la que Puebla destaca a nivel nacional.
Unos más quieren fertilizantes, maquinaria “de a de veras”, pero “nunca más los mototractores”.
En las cinco semanas del gobierno de Miguel Barbosa Huerta, quien instauró este proceso de atención frontal, han llegado con muestras de su trabajo, productores de durazno, nanche, cacahuete, pitayas, pitahayas, manzanas, pan artesanal; productos ya procesados, derivados de, por ejemplo, plantas medicinales, piña, mezcal, entre muchos otros.
La riqueza agrícola de la entidad se respira en esta casona los martes de cada semana.
Las peticiones
La cantidad de solicitudes y su variedad desnudan el abandono en el que el anterior régimen tuvo al campo poblano.
Aquellos días que se convirtieron en más de ocho años en que los campesinos y productores casi nunca vieron cara a cara a un titular del agro. Era imposible.
Este martes, una cuenta de 98 productores hablaron con Ana Laura Altamirano.
Ellos explican, ella escucha y luego hay conversaciones. Algunas son largas.
Se explican los procesos y la condición actual y posibilidades de la administración estatal.
Ya el gobernador, desde su rendición de protesta, advirtió que Puebla atraviesa problemas económicos, pues dejaron las arcas vacías, pero también se comprometió a cumplir con los productores.
El próximo 8 de septiembre, el gobierno federal presentará ante el Congreso de la Unión el Paquete Económico para el Ejercicio Fiscal 2020, que contiene el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).
En el éxito de la negociación y gestión para la entidad se juega la capacidad de respaldar los proyectos agropecuarios y de otras ramas.
“A partir del 2020, vamos a tener algunos miles de millones de pesos, de nuestro propio Presupuesto de Egresos para el campo, y aquí va a estar considerada nuestra región eminentemente agrícola”, adelantó Barbosa desde el 1 de agosto.
Hacia las 14:30 horas, termina este martes la jornada. Muchos se van todavía con la incredulidad de haber podido hablar con la titular de la SDR.
Hay satisfacción de haber hablado con la titular y algunos hasta foto le piden. Sólo ellos sabrán, al marcharse, de qué tamaño es su esperanza.