Se han construido más de mil telescopios y han participado 5 mil alumnos de secundarias y preparatorias del país
Más allá de las labores de investigación y la docencia, académicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) alientan el interés científico de niños y jóvenes. Así surgió “Del Aula al Universo, un telescopio para cada escuela”, un programa que ha hecho posible la construcción de mil telescopios que han abierto una ventana al cielo, a jóvenes de escuelas de educación media superior de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, San Luis Potosí, Veracruz, Morelos, Querétaro, Campeche, Sonora y Quintana Roo. El 80 por ciento estos equipos se ubican en los primeros tres estados.
Desde 2011, en esta iniciativa emprendida en el Laboratorio de Pruebas Ópticas de la FCFM han participado 5 mil jóvenes de secundaria y preparatoria, así como alrededor de mil profesores, principalmente de los estados de Puebla, Tlaxcala y Oaxaca. Capacitados por estudiantes de esta unidad académica, los alumnos, generalmente de poblaciones rurales, construyen por sí mismos los instrumentos para observar el Universo, a través de este programa que inicia en octubre y concluye en mayo.
El doctor Alberto Cordero Dávila, investigador de la FCFM, es el autor del programa “Del Aula al Universo, un telescopio para cada escuela”. Esta iniciativa se remonta décadas atrás cuando él decidió echar a andar una máquina pulidora con la que se contaba en la facultad.
A principios de 1990 arrancó un curso para que los alumnos de esa unidad académica fabricaran su propio telescopio. Esta convocatoria se amplió al público en general; médicos, mecánicos y hasta payasos aprovecharon esta oportunidad y utilizaron el telescopio como su herramienta de trabajo. El doctor Cordero recuerda que el Rector Alfonso Esparza Ortiz fue parte de dichos talleres.
El alcance de estos talleres se amplío para conformar más tarde el programa “Del Aula al Universo”, enfocado en construir telescopios para escuelas secundarias y preparatorias y acercar los astros a niños y jóvenes.
Alberto Cordero Dávila, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, indica que en un inicio se sumaron la empresa Celestron, con la donación de monturas ecuatoriales, lo cual redujo los costos de fabricación; así como investigadores del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) con la impartición de conferencias.
Actualmente, el programa es conducido por académicos y estudiantes de la FCFM, aficionados de la astronomía, quienes incentivan vocaciones científicas a través de pláticas sobre el cosmos, talleres sobre el armado y uso de los telescopios y la apreciación del cielo nocturno para el reconocimiento de los astros.
Para mantener los bajos costos de los telescopios para las escuelas, Cordero Dávila explica que se desplegaron nuevas tecnologías. “Desarrollamos monturas propias con engranes de lavadoras, los cuales funcionan perfectamente. Además, los telescopios se pueden reemplazar y arreglar fácilmente con piezas compradas en la ferretería. Esta es su principal ventaja”.
Con el tiempo, “Del Aula al Universo, un telescopio para cada escuela” se convirtió en un proyecto educacional, ya que sus buenos resultados impulsaron trabajos con profesores, a quienes se les enseña cómo dar una clase de ciencia de manera diferente, a la vez de medir el aprendizaje de los alumnos.
Explorar el Universo microscópico
En el Laboratorio de Pruebas Ópticas de la FCFM se apoya a diferentes proyectos de investigación, incluso internacionales: este grupo diseñó los telescopios para el Observatorio Pierre Auger de Rayos Cósmicos Ultraenergéticos, en Argentina; así como el molde de un espejo secundario para un radiotelescopio milimétrico con antena de 5 metros de diámetro (RT5), a cargo del INAOE.
Otra iniciativa derivada en este espacio es la fabricación de un microscopio a partir de materiales reciclados, como la cámara de un celular, un trozo de madera y un acrílico, lo que representa un gasto no mayor a 100 pesos, contra 8 mil que cuesta un instrumento de esta naturaleza.
“Así se construyeron mil microscopios en un año y participaron cerca de 4 mil estudiantes de secundaria y preparatoria de Oaxaca y Puebla, de esta última entidad principalmente de los municipios de Puebla, San Andrés Cholula y Atlixco”, informa el doctor Alberto Cordero.
El académico de la BUAP resalta la participación entusiasta de los jóvenes. Al ver funcionar estos dispositivos, la alegría aflora en sus rostros, a la par de su interés por la ciencia.