Los Ángeles, 25 Sep (20 Minutos).- Posiblemente, Demi Moore fuera de las personas que más tenían que decir de Hollywood. De hecho, su propia vida daría para un biopic que iría desde cómo rompió con los cánones y la propia industria le dio la espalda, castigándola de alguna forma por no hacer lo que querían que hiciera.
Ponemos un ejemplo: justo antes de ser la actriz mejor pagada del mundo, cuando fue al casting de Algunos hombres buenos, el ejecutivo le preguntó que qué hacía ella allí «si no había ninguna escena de sexo».
Es decir, que a la protagonista de películas románticas como Ghost la fueron acercando a la pura sexualidad en un in crescendo que fue desde Una proposición indecente a Acoso y por último Striptease, antes de que se cansase, se rapase la cabeza e hiciese La teniente O’Neil.
Dos años después llegaría su separación de Bruce Willis tras once años juntos y un ostracismo artístico del que la rescataban las páginas del corazón por su relación con Ashton Kutcher, donde sorprendía la diferencia de edad (16 años) por ser ella la mayor de la relación, aunque actualmente nadie ponga el grito en el cielo porque Leonardo DiCaprio nunca salga con ninguna mujer mayor de 25 años.
Aquello sumió a Demi Moore en una profunda depresión de la que le ha costado salir tantísimo que no ha tenido otra forma de superarlo que escribir durante algo más de dos años su autobiografía, Inside Out, que llega a las librerías norteamericanas este martes. Más o menos, lo empezó a escribir tras el shock que sufrió tras encontrarse el cadáver de un joven en su piscina.
La actriz, además, no obvia que su vida ha sido bastante más dura de lo que alguien neófito pensaría que es la vida de una estrella de Hollywood, y relata con todo detalle las vicisitudes y tragedias que ha sobrevivido.
Ella misma lo explicita en un momento dado: «Ya no hay nada que tenga que esconder o proteger». Ese constante ‘estar arriba o estar abajo’ es lo que vertebra un libro que, a buen seguro, le ha servido de expiación a la intérprete de 56 años (y saciará la curiosidad de los morbosos y curiosos de la vida del star system estadounidense).
Obviamente, los primeros capítulos hablan de su infancia… y no son plato de buen gusto. Moore tuvo que lidiar con una madre con diversas adicciones a la que ella salvó en otras tantas ocasiones.
«Recuerdo usar mis dedos, mis deditos de niña, para sacarle de la boca las pastillas que mi madre estaba intentando tomarse», rememora. Poco después, con 15 años, llegaba un punto de giro en su vida.
«Llegué a casa de noche y me encuentro a un hombre mayor al que conocía con las llaves del apartamento. Fue una violación, y una traición devastadora, revelada por la cruel pregunta del hombre: ¿cómo te sientes al ser prostituida por tu madre por 500 dólares?», asegura Moore, que aún con todo prefiere no involucrar más a su madre.
«En lo más profundo de mi corazón, creo que no [fue mi madre culpable de mi violación]. No creo que fuera una transacción directa, aunque ella le dio permiso a hacerlo, y me puso en una situación peligrosa», ha asegurado en el programa Good morning, America con objeto de la promoción de la autobiografía.
Tras dos años de pareja se casaron y, al poco tiempo, se quedó embarazada. La actriz, que asegura en el libro que fue culpa de Kutcher que recayera en el alcoholismo (el intérprete la obligaba a beber, según cuenta en varios pasajes), perdió al bebé, que iba a ser niña y se iba a llamar Chaplin Ray.
El aborto fue precisamente por culpa del alcohol (lo volvieron a intentar a través de tratamientos de fertilidad, pero no funcionaron) y, aunque ella misma se culpa, no pierde la vez de contar lo mal que se lo hacía pasar Kutcher, quien continuamente le reclamaba hacer tríos, de los que se arrepiente.
«Quería demostrarle lo divertida que podía ser. Así que accedí a hacer un trío en dos ocasiones, lo que lejos de ser positivo para la pareja fue el inicio del fin de la relación. Fue un error y fue la excusa perfecta que utilizó Kutcher para mantener relaciones sexuales con otras mujeres», relata sobre las infidelidades del actor.
Tras su separación, en 2011, la actriz comenzó una espiral de degradación personal (de fiesta en fiesta, acostándose con hombres menores, como el exconcursante del Gran Hermano español, Piero Righetto) que acabó con un colapso al año siguiente, cuando pesaba 47 kilos.
La actriz fue ingresada por una sobredosis de cannabis sitético y haber inhalado óxido nitroso, aunque en aquel momento se dijo que fue por el estrés, lo que hizo preguntarse a la prensa si esa podía ser la razón de que se te cayeran los dientes.
«Me estaba desmoronando. Ya no tenía carrera. Ni una relación. Lo siguiente que recuerdo es que todo se volvió borroso y me podía ver a mí misma desde fuera», escribe.
«Estaba flotando fuera de mi cuerpo en colores que se arremolinaban y parecía que quizás era mi oportunidad: sentí que podía dejar atrás el dolor y la vergüenza de mi vida», afirma la doblemente nominada al Globo de Oro.
Demi Moore busca ahora mantenerse en forma y cuidarse, lejos de las operaciones estéticas y su obsesión por el peso. Y, además, sabe quiénes son los artífices de su cambio de vida: su exmarido, Bruce Willis, y sus hijas.
«Me dieron la oportunidad de redirigir el curso de mi vida antes de que destruyera todo. Claramente ellos vieron más de mí que yo misma. Y estoy muy agradecida porque sin esa oportunidad, sin su confianza en mí, hoy no estaría aquí», ha comentado.