El derretimiento del hielo está abriendo acceso a nuevos recursos energéticos más rápido de lo previsto, lo que ha provocado una incipiente lucha por el poder en el Ártico, a medida que se transforma el mapa político y económico del mundo.
Esa, al menos, es una imagen que se está dibujando con nitidez en la Asamblea del Círculo Polar Ártico de este fin de semana en Islandia, una especie de Davos para el norte del planeta. El evento es el mayor foro anual para políticos, científicos, ambientalistas y otros para hablar sobre el Ártico, incluidos temas como el cambio climático, la seguridad y la explotación de nuevos descubrimientos de petróleo y gas.
El secretario de Energía de Estados Unidos, Rick Perry, pidió a las «naciones libres» resistir los intentos de aquellos «que buscan dominar el Ártico desde afuera», una referencia aparente a China, que se autodenomina una potencia «casi ártica». Hablando en la sesión de apertura del jueves, también advirtió contra los países que intentan hacer lo mismo a través de las ventas de energía, una referencia indirecta Rusia.
Sin embargo, el intento de reunir a los aliados de EE.UU. se enfrenta a una batalla cuesta arriba a medida que el Ártico emerge como un posible punto crítico geopolítico del siglo XXI, del mismo modo que lo fueron las rutas de transporte como el Canal de Suez en el siglo XX.
Perry fue seguido en el escenario por Dmitry Artyukhov, el gobernador de la región de Yamal-Nenets en Rusia. Explicó la creciente participación internacional en los nuevos y planificados campos de gas natural licuado de su región.
En los tres años entre 2016 y 2018, estos han cuadruplicado la participación de Rusia en el mercado mundial de GNL a 8%, desde 2%, con mucho más crecimiento por venir. Los inversionistas hasta ahora incluyen Total SA de Francia; las chinas CNOOC Ltd. y China National Petroleum Corp.; y Mitsui & Co. y Japan Oil, Gas and Metals National Corporation, de Japón. Otros proyectos ya están aprobados.
Corea del Sur, mientras tanto, está construyendo supertanqueros de GNL endurecidos para el hielo con el fin de enviar el gas, a más de US$300 millones cada uno. Solo pueden enviar a Asia cuando la Ruta del Mar del Norte de Rusia está relativamente libre de hielo. Aún así, este año se volvió navegable en agosto y el tráfico aún pasa en octubre. El marco temporal para cuando el pasaje estará consistentemente libre de hielo se está reduciendo todo el tiempo.
Cuando se le preguntó si China podría dejar de llamarse un estado casi Ártico a la luz de la oposición estadounidense, Gao Feng, representante especial para los asuntos árticos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, respondió simplemente: «no».
«Vemos el surgimiento frente a nuestros ojos de un nuevo mapa económico, comercial y político», dijo el expresidente de Islandia, Olafur Ragnar Grimsson, quien fundó y preside la Asamblea del Círculo Polar Ártico.
«Lo que está sucediendo ahora es, primero, la aparición de Asia como la principal fuente de crecimiento económico en el siglo XXI, y segundo, la apertura del Ártico que, junto con las nuevas tecnologías, está creando acceso al petróleo y al gas para soportar ese crecimiento», dijo en una entrevista justo antes de la conferencia en la capital islandesa, Reikiavik.
Ese nuevo orden mundial emergente fue trazado en una presentación de diapositivas el viernes por la mañana por Henry Tillman, quien dirige Grisons Peak LLP, un banco de inversión con sede en Londres, y su brazo de investigación, China Investment Research. Con una proyección en la pantalla gigante de la sala de conferencias, lo llamó «Pavimentación de la Ruta de la Seda Polar».
La Ruta de la Seda Polar es parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y tiene como objetivo reducir sus costos de logística comercial. La Ruta del Mar del Norte no solo es mucho más corta que las rutas de envío de energía actuales a Asia a través del Océano Índico y el Canal de Suez, sino que también hay menos riesgo político, asegura Tillman. No hay nada como el estrecho de Ormuz en el Golfo, por ejemplo, donde la tensión con Irán ha aumentado.
EE.UU. tiene la ambición de convertirse en uno de los principales exportadores de GNL del mundo. Se proyecta que producirá 100 millones de toneladas de GNL para 2024, en comparación con los 63 millones de toneladas de Rusia, pero podría enfrentar mayores costos de extracción y transporte para llegar a los mercados de exportación en Asia y Europa, según Tillman.
Eso explica la postura agresiva que EE.UU. ha tomado contra un gasoducto de gas natural planeado desde Rusia a Europa y contra las actividades de Rusia y China en el Ártico, dijo Grimsson, presidente de Islandia entre 1996 y 2016.
Shawn Bennett, subsecretario adjunto de petróleo y gas natural del Departamento de Energía de EE.UU., dijo que a su país no le preocupa la competencia. Las proyecciones de crecimiento para la demanda de gas natural en India y otros países asiáticos son tan altas, y la necesidad de diversificación del oferta en Europa es tan aguda, que hay poco riesgo de exceso, dijo a Bloomberg. «La demanda global de GNL solo va a crecer».
El año pasado, la Ruta del Mar del Norte de Rusia transportó 29 millones de toneladas de carga, con proyecciones que ascienden a 90 millones. El canal de Suez transporta alrededor de 1.000 millones de toneladas.
Los témpanos de hielo son impredecibles, incluso cuando se retiran, y los riesgos asegurables para el envío a través del hielo polar pueden ser significativamente más altos que en los mares más cálidos, según Janne Valkonen, quien se especializa en ingeniería de barcos y plataformas de petróleo para clima frío en DNV GL Group, proveedor de servicios de riesgo marítimo.
«Disputas, carrera, revuelo; dejen de usar estos términos», dijo Liv Monica Stubholt, una abogada noruega de la firma Selmer AS, que asesora a empresas sobre temas del Ártico. “No hay problemas en el Ártico. El mayor problema que tienen mis clientes es atraer inversiones».
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