Al comprender los conflictos propios, las personas se abren al diálogo y exploran diferentes acciones reparadoras. Es ahí donde entra en juego la construcción de paz a través de la justicia y la no repetición.
Ante los tiempos convulsos en los que vivimos, la construcción de paz se ha convertido en una tarea asumida desde diversos frentes con estrategias particulares. Representantes de tres proyectos avocados a labrar sociedades más justas y equitativas compartieron sus experiencias y aprendizajes con el público del Programa Universitario Ignaciano (PUI) de la IBERO Puebla en una charla virtual.
La paz no llega por sí sola: se construye de manera permanente. Desde la educación se puede enraizar la cultura de la prevención y la provención en todos los espacios. Con alcance a más de 41,000 niñas y niños en México, las Comunidades de Aprendizaje encuentran su misión en la formación de personas que contribuyan a la transformación social.
Bajo ese paradigma, el Instituto Jalisciense de Justicia Alternativa (IJJA) se erige como el órgano rector en métodos alternativos de justicia restaurativa de aquella entidad. En el área de Prevención donde labora, Michel Maldonado busca identificar los focos de conflicto en las comunidades de Jalisco antes de que la problemática genere consecuencias legales.
Como explicó el funcionario, la instancia gubernamental promueve cursos sobre la cultura de paz e impulsa una red de centros públicos y privados de mediación para acercar a las personas a nuevos y mejores estilos de convivencia y resolución de problemas.
Del lado de la sociedad civil, Vía Educación busca liberar el potencial de la sociedad para transformarse a sí misma. La organización neoleonesa impulsa las competencias ciudadanas para distinguir cómo se contribuye a generar sociedades más justas y democráticas a partir de vinculaciones a nivel escolar y comunitario. Así lo expresó su embajadora, Ana María Murrieta.
De manera similar se constituye la Fundación para la Reconciliación, que surge como una respuesta a la violencia y a las carencias estructurales en la atención a víctimas. Su sello insignia es la metodología de Escuelas de Perdón y Reconciliación (Espere): espacios comunitarios guiados que buscan formar una cultura de perdón y reconciliación.
Como detalló Verónica Bracho, coordinadora nacional de Formación para las Espere, el trabajo por tallereo consta de diez módulos que se ofrecen en espacios que van desde parroquias hasta centros de rehabilitación; en la pandemia se han celebrado en línea. El fin último, explicó, es recuperar la espiritualidad de las personas a través de la sanación amorosa.
Cómo construir paz
El proyecto Comunidades de Aprendizaje alojado en Vía Educación trabaja para la transformación social y educativa con base en la teoría del aprendizaje dialógico: las interacciones pasan por reconocer que cada integrante posee saberes que pueden aportar al desarrollo de la comunidad.
Como parte de sus actuaciones educativas de éxito, el sistema contempla un modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos, el cual busca inculcar la violencia cero desde los cero años y socializar acciones preventivas contra la violencia de género y el acoso escolar.
Por su parte, las Espere conducen a una cultura política de reconciliación donde se busca la no repetición de las violencias. Las actividades ayudan a las personas a reconocer sus emociones, ampliar sus perspectivas y descubrir nuevas formas de resolver los conflictos. Se trata, sintetizó Verónica Bracho, de un proceso de humanización de los rencores.
En su carácter de sistema divergente de justicia, el proceder del IJJA se fundamenta bajo la promoción del derecho humano al acceso a una cultura de paz. Las acciones de este brazo del Poder Judicial atienden directamente a los mecanismos de otros espacios. Se busca, explicó Michel Maldonado, sumar esfuerzos y compartir experiencias con la sociedad civil para promover el modelo dialógico de resolución de conflictos.
“La gente llega con nosotros con la visión tradicional de la impartición de justicia, donde sienten que no van a ser escuchados”. Por ello, el Instituto busca que las personas se sientan protagonistas de su propio proceso. En otras palabras, el facilitador de métodos alternos se convierte en la primera escucha, no en la última.
Espiritualidad en derechos humanos
La reconciliación tiene que ver con el diálogo constructivo y las múltiples verdades. La Fundación para la Reconciliación México propone la justicia restaurativa para todas las partes, donde se puedan establecer pactos de no repetición. Concluyó Verónica Bracho: “siempre hay otra manera de hacer las cosas, seguir adelante y generar la memoria grata. Es en la compasión donde nace el involucramiento con la comunidad”.
La justicia alternativa es una figura relativamente nueva. Pese a su vocación jurídicas, el IJJA recupera esencia espiritual en tanto que invita al cambio de perspectivas hacia una sensibilidad abierta al encuentro con los demás.
El panel invitó a generar comunicación y diálogo para la construcción continua. Así mismo, llamó a desmontar la cultura punitiva que privilegia el uso de la fuerza pública por encima de la construcción genuina de procesos de paz. Para ello, las universidades están llamadas a constituir espacios que encabecen las acciones de incidencia social.