El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, afirmó que el factor determinante de los triunfos electorales no es necesariamente el dinero, sino dar las condiciones para votar en libertad para elegir sin represalias políticas y económicas posteriores.
Ello, añadió, «si se cumple con tres condiciones: si la competencia es imparcial y equitativa; si se cuenta con las instituciones para hacer valer el sentido del voto libre, y tres, si la ciudadanía puede informarse y es consciente de que puede votar por quien quiera, sin temer por su integridad física, ni por represalias económicas y políticas posteriores».
Al dirigir su mensaje en la sesión extraordinaria del Consejo General, y al comenzar (a las 21:45 horas), la discusión sobre los dictámenes de la fiscalización de los ingresos y gastos de campaña, resaltó que se fiscalizaron a más de 17 mil 699 candidatos que participaron el 1 de julio.
Apuntó que 88 por ciento del dinero ejercido en las elecciones provino del financiamiento público y solo 12 por ciento correspondió a recursos de particulares, lo que significa que casi nueve de cada 10 pesos utilizados para la competencia democrática es prácticamente rastreable y no tuvo mayor interés que asegurar el predominio del interés público en las campañas.
Córdova Vianello añadió que con esos informes y dictámenes, el INE cumple con su mandato constitucional y contribuye a que la renovación de los poderes públicos se dé con apego a la ley.
Comentó que si se pretende garantizar que las elecciones se financien con dinero legal y absolutamente rastreable, es necesario evaluar con una perspectiva histórica la importancia del pluralismo político, de sus prerrogativas y la forma de determinar los topes de gasto.
Sin embargo, resaltó que se tiene que evitar que las reducciones al financiamiento público, se hagan de una manera no pensada e irracional que cree efectos indeseados y obliguen a que la competencia electoral gravite sobre el dinero de particular y no sobre el interés público.
Sostuvo que la elección del 1 de julio ha cambiado el sentido de algunos paradigmas, como es la falsa suposición de que disponer de más dinero implica mayores triunfos, y en cambio ha subrayado la importancia de las campañas y la capacidad de partidos y contendientes.
De ese ejercicio fiscalizador se desprende que el modelo para ello cumple con su propósito de incentivar la rendición de cuentas de partidos y candidatos; la posibilidad de que el rebase de topes de campaña derive en la anulación de una contienda se ha convertido en un poderoso estimulo para que contendientes ejerzan un mayor control de los recursos que reciben.
Además, que ninguno de los aspirantes a cargos de elección popular haya rebasado los topes de campaña, y de ahí se afirma que ninguna gubernatura ni la elección presidencial está en esa hipótesis, por lo que ningún triunfo obtenido en las urnas se verá afectado por efectos de la fiscalización, puntualizó.