La educación mexicana pasa por nuevos retos en un contexto pospandémico y políticamente polarizado; Laura Bárcenas Pozos, académica de la Ibero Puebla, da claves para entender el panorama.
Las clases en línea, los cubrebocas y los rostros a través de las pantallas poco a poco pasaron a ser un recuerdo. La pandemia cambió radicalmente la cotidianidad, pues el encierro y la distancia llevaron a un replanteamiento de la realidad en diversos aspectos; uno de los más influenciados fue la educación.
El uso de plataformas digitales para trasladar el conocimiento a cualquier parte —y las desigualdades que esto desató— fue una de las mayores complejidades de la era Covid. Sin embargo, podría haber otros factores que tuvieron mayores impactos en la educación pospandemia.
Laura Bárcenas Pozos, académica de la Ibero Puebla, reconoce que la pandemia no generó un cambio en el paradigma educativo; más bien, impulsó la creación de nuevas herramientas que respondan a las necesidades de una generación rezagada, desmotivada y distante del sistema educativo tradicional.
Para Bárcenas, “los profesores tenemos que entender que hay que motivar suficientemente a nuestros estudiantes para que quieran involucrarse en el aprendizaje. En ese sentido es que hemos regresado rápidamente a prácticas viejas o de antes de la pandemia”.
Planas. Dictados. Libros de texto como fuentes únicas de aprendizaje. Estas estrategias, si bien siguen siendo parte de la formación, resultan menos efectivas. La académica explica que la pandemia fue el detonante para reformularlos o condenarlos a desaparecer del esquema educativo actual.
Esa necesidad legítima desató el uso de plataformas educativas como Google Classroom o Teams de Microsoft, pero también dio origen a la nueva edición de los libros de texto de la SEP. Estos insumos didácticos son la respuesta a una necesidad ya antes identificada por la propia Secretaría: dar instrumentos de aprendizaje más variados y actuales al alumnado.
“La Secretaría ya tenía rato con la preocupación de que solo se usaban los libros de texto, que también ellos lo fomentaron mucho. Sí me parece que los nuevos libros de texto están mucho más acotados para promover que el profesor utilice otros recursos didácticos”. Sin embargo, la académica considera que este paquete de insumos es un logro a medias.
Los libros han sorprendido principalmente por su corta extensión y por los contenidos presentados en ellos, que, en palabras de la experta, no están bien formulados por la ausencia de conceptos básicos e importantes para la población.
“En todos los asuntos educativos, siempre hay una perspectiva ética moral, en unos más que en otros, y no se está abordando en la escuela suficientemente porque son terrenos complicados donde las familias ponen límites, sobre todo con los pequeños”.
Igualmente, remarca que el contenido no es mera casualidad, ya que “todos los libros de texto, de todos los gobiernos que ha habido en nuestro país al menos en el último siglo, tienen siempre una postura política, y es la postura que el gobierno en turno quieren que tenga”.
En ese sentido, Laura Bárcenas reconoció que existe un motivo que va más allá de la innovación en herramientas de aprendizaje, pues los conocimientos presentados son y serán parte de las nuevas generaciones; de ahí la importancia de cuidar el fondo y forma de las estrategias de educación.