El Barça despertó a tiempo para firmar su primera goleada de la temporada: lo hizo a costa del Huesca, un recién ascendido que comenzó asustando a los de Valverde para acabar sucumbiendo ante el potencial ofensivo del conjunto local, especialmente en una segunda parte convertida en un monólogo de Messi y compañía.
La goleada sirve al Barça para situarse en el liderato de la Liga, desbancando al Real Madrid, y sobre todo, para comprobar que el equipo azulgrana tiene un enorme potencial goleador: Messi y Luis Suárez firmaron sendos dobletes, Dembélé también vio puerta, y Rakitic y Jordi Alba se sumaron a la fiesta. Pulido, central del Huesca, ayudó involuntariamente con un gol en propia meta.
Fiel a su perfil de entrenador prudente, Ernesto Valverde dejó las rotaciones para más adelante. Cuando el Barça empiece a competir en la Champions, probablemente. Mientras, el técnico apostó por el mismo equipo que ganó con apuros en Valladolid: no hubo descanso para los futbolistas más importantes ni ocasión de ver a los nuevos fichajes en el once inicial.
Sin embargo, el Huesca dio la razón a Valverde desde el primer suspiro: atrevido y valiente, el equipo aragonés se puso por delante en el marcador en su primera llegada al área de Ter Stegen, en una progresión de Miramón por la banda derecha de su ataque. Remató Longo a puerta y entre Piqué y Umtiti apareció el pie del Cucho Hernández para desviar el balón y enviarlo a la red.
Obligado a remar contracorriente desde el primer minuto frente a un debutante en Primera, el Barça tardó en reaccionar. El golpe aturdió a los de Valverde. El Barça sufría, disfrutaba el Huesca de la experiencia de empezar ganando en el Camp Nou. El equipo de Leo Franco atacaba con muchos jugadores y lejos de encerrarse, se atrevió a jugarle de cara al campeón de Liga.
En momentos de duda, el Barça siempre mira a Messi. Y el argentino no suele fallar. No lo hizo ante el Huesca: reactivó a su equipo con una jugada explosiva, un precioso detalle técnico que dejó en el suelo a Luisinho. Perfilado para chutar, Messi disparó con la derecha, superando a Werner. Un alivio para el Barça y para un Camp Nou que no lo veía del todo claro.
El gol de Messi (que ya ha marcado ante 37 equipos de Primera) sirvió para que el Barça se conectase definitivamente al partido. El equipo se puso manos a la obra: mejoró la circulación de balón, la ocupación de los espacios y el ritmo del juego. El Barça se despertó de la siesta a tiempo.
Una progresión de Jordi Alba por la izquierda desembocó en el segundo gol del Barça: lo marcó en propia puerta Pulido, central del Huesca, en su intento de despejar.
Por delante en el marcador, tocaba cerrar el partido y de paso, librar batallas menores. Una de ellas fue el gol de Suárez. No había marcado el uruguayo y su gol, finalmente, llegó con cierto suspense.
El ‘nueve’ remató ante Werner un pase de Alba desde la izquierda, pero el árbitro anuló inicialmente la jugada por fuera de juego. El VAR le dio validez un par de minutos después y Suárez por fin pudo cantar su primer gol.
El Huesca aún tuvo algo que decir antes del descanso: en otra de sus aproximaciones, Alex Gallar aprovechó un rebote de Longo para adelantarse a los centrales del Barça y firmar el 3-2. Nada hacía presagiar que el partido se rompería en la segunda mitad.
La segunda parte comenzó con una declaración de intenciones del Barça: el equipo ya no estaba dispuesto a vivir pendiente del marcador y quiso resolver cuanto antes el partido. Messi estrelló en el larguero un remate desde el vértice del área pequeña y poco después, Dembélé aprovechó un buen pase de Suárez al espacio para batir a Werner con un buen disparo cruzado con la pierna izquierda.
El francés ha arrancado la temporada enchufado al gol: excelentes noticias para el Barça y sobre todo, para el propio Dembélé, que empieza a parecerse al jugador que el Barça fichó del Dortmund.
Su gol fue el prólogo al vendaval ofensivo del Barça: le siguió Rakitic, conectando una volea espectacular desde el área de Werner, imposible para el portero argentino del Huesca. Al Huesca no le quedó otra que resguardarse, cerrar líneas y resistir la tormenta: de la primera a la segunda parte, el equipo oscense pasó del paraíso al infierno.
Sergi Roberto tuvo en sus botas el sexto gol, pero cuando se vio a solas ante Werner, golpeó mordido el balón. Tampoco tuvo suerte Coutinho, que vio cómo el meta rival despejaba su remate cuando el Estadi ya cantaba gol.
El Barça se instaló en campo rival y continuó atacando sin piedad: la diferencia entre ambos equipos empezó a reflejarse en el césped, para alivio del Barça y desgracia del Huesca, resignado a minimizar los efectos de la derrota.
Messi, que nunca descansa, firmó el sexto gol del Barça tras una cabalgada en solitario casi desde el centro del campo: la jugada, pura verticalidad, nació en los guantes de Ter Stegen, pasó por los pies de Coutinho y en un abrir y cerrar de ojos concluyó en gol. Cosas de Messi, brillantemente asistido por el brasileño.
Con más de media hora por delante y seis goles ya en el zurrón, el Barça pareció levantar el pie del acelerador. Y Valverde aprovechó para dar descanso a algunos imprescindibles: Lenglet suplió a Umtiti y Arturo Vidal tuvo minutos en lugar de un aplaudido Rakitic.
Hubo tiempo, sin embargo, para más goles: Jordi Alba se sumó a la fiesta el encargado de sumarse al festival. Progresó el lateral por su banda, recogió un pase de Messi y batió sin problemas a Werner. Lo celebró dedicándoselo a su familia: no hubo alusión alguna a Luis Enrique.
El partido lo cerró Luis Suárez fabricándose un gol que le permitió acabar el partido con un doblete y cerrar las dudas sobre su inicio de curso. Werner le derribó en el área y el uruguayo pudo tirar el penalti (Messi le regaló el lanzamiento) para disparar a ocho la cifra goleadora de un Barça creciente, capaz de superar un inicio dudoso para acabar disfrutando de una dulce tormenta de goles en el Camp Nou.