Mientras el sargento británico Emile Cilliers conducía hacia su casa en la tarde del 30 de marzo de 2015, sabía que su plan para matar a su esposa Victoria provocando una fuga de gas no había funcionado.
Así que sacó su nuevo iPhone, comprado con el dinero de su esposa, y le envió un mensaje de texto.
Un nuevo intento de asesinato se ponía en marcha.
Pero lo que no sabía es que cuando Victoria Cilliers cayó en picado tras una catastrófica falla en un paracaídas, su propia vida se iría deshaciendo.
El primer intento
Cilliers tenía la esperanza de matar a su esposa en su propia casa.
Abrió la válvula de gas de la cocina antes de ir a la casa de su exesposa y amante Carly, sabiendo que su hijo pequeño, su bebé recién nacido y su esposa estaban en la cama.
Una vez terminada su cita con Carly, envió un texto a Stefanie con quien también mantenía una relación paralela, revisó un sitio web para adultos y condujo los 45 minutos hasta su cuartel en Aldershot, en el sur de Inglaterra.
A la mañana siguiente, Victoria Cilliers se despertó y fue a la cocina a buscar leche para uno de sus hijos.
Olía a gas.
Le envió un mensaje de texto a su esposo, preguntándole si había alterado la válvula.
«¿Estás tratando de matarme?», bromeó.
Y claro que lo estaba.
Infidelidad
Las cosas no eran color de rosa en el matrimonio Cilliers.
Pero aunque Victoria sospechaba de la infidelidad de Emile, nunca pensó que intentaría matarla no una vez, sino dos.
Emile Cilliers era un hombre acostumbrado a salirse con la suya.
Cuando quiso dinero, le pidió prestado grandes sumas a su esposa, colegas y compañías de préstamos.
Cuando quiso sexo, contrató prostitutas, tuvo aventuras casuales o recurría a su exesposa y a una novia que vivía en el extranjero.
Cuando quiso irse de vacaciones con esa novia, le dijo a su esposa que era un viaje de trabajo.
Y cuando quiso que Victoria desapareciera de su vida, trató de matarla.
Culpa
Siendo sargento del Cuerpo de Entrenamiento Físico del Ejército Real, Cilliers solía viajar a campos de entrenamiento en el extranjero.
También comenzó a pasar la noche en su cuartel en Aldershot, quejándose por el viaje de 45 minutos desde su casa en Amesbury, Wiltshire.
Victoria estaba preocupada porque él se mostraba distante y le aterrorizaba la idea de que la abandonara junto a sus hijos.
Ella tenía secuelas psicológicas por la infidelidad de su primer marido, una vulnerabilidad que Emile aprovechó rápidamente para restar importancia a sus sospechas.
No tenía idea de que el hombre ya estaba planeando una nueva vida con otra mujer.
Y también tenía deudas que estaban fuera de control.
Durante los siete años que llevaban juntos, Victoria le había prestado más de £19.000 (casi US$25.000), una suma que no le devolvió por completo.
Incluso fue amenazada por un administrador de una compañía de préstamos cuando ella estaba embarazada.
Y Emile hizo hasta tres transferencias de £2.000 (unos US$2.600) de la cuenta de ahorro de Victoria a la suya, sin que ella lo supiera.
Esperanza
Mientras Victoria lidiaba con los gastos desenfrenados de su marido y se preocupaba por una posible separación, recibió un mensaje de texto de Emile sugiriéndole que saltaran juntos en paracaídas el fin de semana de Pascua. Se sintió feliz.
El sábado de Pascua fueron al aeródromo de Netheravon, en el sur de Inglaterra, pero el mal tiempo les impidió saltar.
Cilliers había alquilado para Victoria un paracaídas en una tienda.
Antes de regresar a casa, en lugar de devolver el equipo, el hombre lo puso en un casillero. Dijo que era para que Victoria pudiera ahorrar tiempo a la mañana siguiente.
En realidad, su esposo había llevado el equipo al baño y lo había manipulado. Giró las líneas principales y eliminó partes de la reserva.
Victoria regresó sola al aeródromo el domingo de Pascua. El clima era malo otra vez, pero él la alentó a quedarse hasta que mejoraran las condiciones para saltar.
De repente, él pensaba en ella. Cuidaba de sus hijos mientras ella disfrutaba de un pasatiempo que era «su vida» antes de casarse y tener hijos.
Así que se puso el paracaídas y subió al avión. Fue la última en saltar. Cuando lo hizo cayó libremente durante unos tres segundos y luego tiró del cordón.
Inmediatamente, supo que algo andaba mal.
Victoria había hecho más de 2.500 saltos en su vida. Sabía qué hacer, así que cortó el conducto principal y desplegó la reserva. No funcionó.
Eso fue lo último que recuerda.
El personal de tierra del campo de aviación observó con horror cómo ella caía en espiral al suelo. Se veía «como una muñeca de trapo».
Estaban tan seguros de que había muerto que tomaron una bolsa de cadáveres para recogerla.
Haber sobrevivido fue «un milagro», según los expertos, y se atribuyó a su pequeño tamaño y al hecho de que cayó en un campo recientemente arado.
Victoria sufrió una fractura en la columna vertebral, rotura de pelvis, fractura de costillas y lesiones internas.
Sabotaje
Lo que había sucedido era inusual.
La Asociación Británica de Paracaidistas inspeccionó el paracaídas y concluyó que había sido deliberadamente saboteado.
La investigación fue derivada a la policía. Y la infidelidad de Emile fue lo que desentrañó el caso.
Se incautaron los registros telefónicos y de computadora donde se encontraron promesas de amor de Emile a su novia Stefanie, además de detalles sobre sus deudas.
Él creía que al deshacerse de Victoria resolvería ambos problemas.
La fiscalía lo describió en el juicio como un «mentiroso patológico completamente desprovisto de empatía».
Cilliers incluso esperaba recibir un pago del seguro de vida de Victoria. Pero, consciente de los problemas financieros de su esposo, ella había puesto a sus hijos como beneficiarios.
Mientras Victoria, ahora de 41 años, estaba en cuidados intensivos, su esposo se le apareció en el hospital con un montón de formularios del seguro por las lesiones para ser firmado por un médico.
«Ni siquiera dijo que me amaba», le dijo Victoria a la policía. «Él estaba allí contando mis fracturas».
«Hombre sexual»
Emile Cilliers creció en Sudáfrica junto a sus padres y hermanos.
Trabajó en la empresa de construcción de su padre hasta que se mudó a Reino Unido en 2000, dejando atrás a dos niños pequeños con su madre, Nicolene.
Mientras trabajaba en un bar de Oxford conoció a Carly Taylor, con quien se casó.
Se separaron después de unos años, pero permanecieron en términos más que amigables.
Tener una esposa, una novia y una exesposa dispuestas a acostarse con él no era suficiente para Cilliers, quien también mantuvo sexo causal con varias mujeres y contrataba a prostitutas.
«Soy un hombre muy sexual», dijo en el juicio.
Contactó a Stefanie a través de una aplicación de citas cuando estaba en Austria esquiando con el ejército a fines de 2014. Victoria, embarazada, permanecía en casa.
Cilliers le dijo que estaba separado de Victoria y que su esposa esperaba un hijo de otro hombre.
Incluso continuó con la mentira sobre la paternidad del bebé después de que nació el niño.
«Sostuve (al bebé) y no sentí ninguna conexión», le dijo.
Por el contrario, en el juicio, aseguró que «sintió una oleada de amor» y «se conectó de inmediato» con el recién nacido.
Actitud
Durante el juicio, el hombre de 38 años tenía una actitud segura y su vestimenta era elegante: llevaba no solo traje, sino chaleco, un cinturón ostentoso, un broche de oro y gemelos brillantes.
Según el fiscal Michael Bowes, gran parte del comportamiento de Cilliers fue «aprendido» en lugar de ser genuino.
Elizabeth Marsh, abogado defensora de Cilliers, le dijo al jurado que el hombre «no cambió de ninguna manera» después de la caída de Victoria. «No estaba estresado ni sudado. No comenzó a actuar de una manera miedosa o culpable», dijo.
Phyllida Wilson, una especialista en psicopatía que estaba observando en el juicio, dijo que Cilliers mostraba «todos los signos» de un psicópata.
«Su interés en los deportes de riesgo, su completa falta de remordimiento (por su infidelidad), su gasto excesivo, ser mujeriego y su incapacidad para sentir empatía están en la lista prescrita de comportamiento psicópata», dijo.
«Si el gas no funcionaba y el paracaídas no funcionaba, habría tenido otra oportunidad y otra más hasta tener éxito».
Victoria Cilliers no fue solo la víctima del intento de asesinato de su marido. Él tomó su dinero y robó su confianza, negó su paternidad y sus obligaciones. Se antepuso primero hasta el punto de que la habría asesinado silenciosa y eficientemente, además de poner en peligro la vida de sus hijos.
Contra él, Victoria Cilliers apenas tuvo una oportunidad.
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